31 mayo 2004

Moradores de la Santay culminaron sus casas

Redactor | Xavier Ramos


Las viviendas se inaugurarán a fines de junio. Los habitantes se preparan para el acto de apertura.

El sábado pasado, Benito Parrales daba los últimos acabados a su nueva casa. Dos meses demoró en levantarla en la isla Santay, frente a Guayaquil.
Son 46 viviendas nuevas que se levantan entre otras 15 casas viejas de caña. Desde la margen opuesta del río, en los sectores que bordean el río Guayas, se observa una hilera  de viviendas que hacen pensar que el cinturón de miseria abarcó la orilla de al frente, en la isla Santay.

Pero la realidad es otra. Se trata del conjunto de casas que los habitantes con el asesoramiento y financiamiento de la Fundación Malecón 2000 edifican en esta porción de tierra, declarada humedal de importancia internacional por la convención ecológica Ramsar, con sede en Irán.

La fundación municipal que administra la isla planea ejecutar un proyecto de desarrollo ecoturístico en la zona.

Mientras se encuentra el financiamiento para la obra mayor, que incluye la creación de muelles, estructuras para dar la bienvenida a los visitantes y un centro de interpretación para rescatar las especies de flora y fauna del humedal, la población se alista para el primer acto en el que se inaugurarán las casas nuevas, a fines de junio próximo.

Antes de la ceremonia, los habitantes tendrán que desbaratar las estructuras viejas que aún los cobijan.

La comisión de deportes, formada por 33 moradores de la Santay, hicieron el sábado pasado una minga de limpieza en la explanada que funciona como cancha de fútbol. “Lo hacemos cada vez que el invierno culmina y el agua ya no invade la isla”, expresa Aníbal Domínguez.

Benito Parrales Domínguez, otro habitante, daba los últimos toques a su futura casa de madera, tipo tecla y chanul.

Con 58 años, vivió el tiempo en que las costumbres de la isla cambiaron.

Aún recuerda las ensaladas de churos, el manglar que rodeaba las casas y los frutales de mango, ciruelas y grosellas que por allá, hace quince años, eran el paisaje común de esta zona. Ahora, según Parrales, las cosas no estan muy buenas. “Ya no hay pesca y algo que era riquísimo, los churos”.

Un crustáceo, parecido al caracol, de color negro y que abundaba en la campiña de la isla. “No sé qué pasó, pero las épocas bellas se fueron”, dice Parrales un poco resignado, pero tiene la esperanza de que el proyecto que se ejecute aumente las plazas de trabajo.

“Acá ya no hay alternativas”, afirma. Después sube a su vivienda para medir los espacios en los que colocará sus pertenencias. Un sombrero de paño, con bordados en los filos, cubre su cabellera negra. Se lo obsequió uno de sus tres hijos, Jorge Parrales, quien asistió al curso de tejidos.

Ahora, de lunes a viernes, los moradores asisten al taller de microempresas. Raquel Domínguez es una de ellas. “Estoy aprendiendo a hacer cuentas”, asevera, algo que no es nuevo porque todos los sábados y domingos cruza al otro lado del río, al mercado Caraguay, para hacer las compras de la semana.

Durante el acto de inauguración, los moradores presentarán las artesanías que  hicieron en los talleres.

COMUNIDAD
CINCO COMISIONES
La Fundación Malecón 2000 dividió a la población de la Santay en cinco comisiones:  Deportes, Vivienda, Aseo y Ornato, Guardianía y Seguridad, Primeros Auxilios y  la de Luz y Agua Potable. Los moradores también comunican a los funcionarios de la institución cuando hay algún intento de invasión.

LA FECHA
La fundación municipal administra la isla desde el 20 de septiembre del 2001. El Banco Ecuatoriano de la Vivienda la cedió por 80 años para que allí se realice un proyecto de desarrollo ecoturístico.

NO HAY LUZ
En la isla Santay habitan 198 personas. Ellos se dedican principalmente a la pesca. En la zona no hay  luz eléctrica. Sus habitantes utilizan baterías para generar energía.
Fuente: El Universo