Esto a partir de la decisión del presidente Rafael Correa de “recuperar la isla”, actualmente administrada por la Fundación Malecón 2000, entidad presidida por el alcalde Jaime Nebot.
“La isla Santay, que es del Estado, resulta que apareció en comodato en manos del Malecón 2000, fundación privada. ¿Ustedes entienden algo? Ese es el desastre en que recibimos el país, compañeros. Pero bueno, ya les di la orden de que esa isla pase a manos del Ministerio de Ambiente”, manifestó Correa en su enlace radial el 19 de diciembre pasado.
La Santay, ocupada desde hace más de cien años y dedicada a la cría de ganado y producción de arroz, fue expropiada por el Ministerio de Obras Públicas en 1979 y declarada en 1980 de utilidad pública a favor del Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) para “desarrollar un plan urbanístico, recreacional, cultural y turístico”.
Durante casi 20 años la isla fue centro de propuestas, de autoridades y empresarios, como la construcción de puentes y túneles que unan Guayaquil con Durán, la edificación de un nuevo aeropuerto y hasta la creación de un parque de diversiones al estilo de Disney.
En septiembre del 2001, en el gobierno de Gustavo Noboa, el BEV cedió en un fideicomiso por 80 años el manejo de la Santay a la Fundación Malecón 2000. El objetivo era “ejecutar uno o varios proyectos de desarrollo ecológico, recreacional y turístico que contribuyan a la regeneración sustancial y sostenida de la isla y la conviertan en un gran parque natural de óptimas condiciones”.
Según el entonces gobernador, Joaquín Martínez, uno de esos planes era destinar el 10% de la superficie de la isla (220 ha) para un gran parque para los guayaquileños, duraneños y samborondeños, similar al Parque Central de Nueva York.
A marzo del 2008, el plan de manejo que debía cumplirse del 2003 al 2007 se había ejecutado en el 50%, según un informe de la Fundación Malecón 2000, para actualizar los datos de la isla, como obliga la Convención de Humedales Ramsar.
“La ejecución del plan ha dado prioridad a la eliminación de las actividades extractivas (elaboración de carbón, cacería), a los cultivos agrícolas y a las malas prácticas (quema de la vegetación, mal uso de pesticidas) y a la tala de manglar. Así como normar las actividades de cría de animales domésticos y establecer medidas de control y vigilancia”, indica el informe de la bióloga Alicia Jaramillo, coordinadora del Proyecto Santay de la Fundación Malecón 2000 hasta el pasado 31 de diciembre cuando renunció a su cargo.
En ese informe se promete que hasta el 2009 se construiría una estación biológica con dos habitaciones, oficina y facilidades para hospedar a estudiantes o científicos que ejecuten estudios dirigidos a la conservación y manejo del humedal. También se incluyen compromisos para “crear granjas integrales que mejoren la disponibilidad de frutas, hortalizas y proteínas para los pobladores de la isla”.
Ninguno de estos dos proyectos se ha cumplido, según dice Xavier Miranda, coordinador (e) del Proyecto Santay, por falta de recursos, de donaciones.
Tampoco se ha concretado la instalación de al menos tres de los siete puestos de vigilancia en la isla, como se había prometido hasta el 2008. Actualmente hay solo una torre de observación en un tramo del sendero.
Otros planes, que no se indicaron en ese informe, pero que la Fundación Malecón 2000 había previsto, como el muelle, senderos y puentes elevados, área de camping y picnic y baterías sanitarias, además del centro de interpretación, están pendientes, dice Miranda. “Se han bajado las perspectivas, se quiere mantener lo ecológico, que la gente no vaya a ver una megaestructura sino que esté en contacto con el humedal directamente”, indica.
Mientras, el miércoles de la semana pasada, un equipo técnico dirigido por el biólogo Nelson Zambrano, director de gestión y conservación marino costera de la Subsecretaría Regional de Ambiente, inspeccionó el humedal como parte del proceso para trasladar la Santay al Ministerio del Ambiente.
“El primer paso es recopilar la información socioeconómica, de flora y fauna, hacer recorridos y mediciones del área”, dice Zambrano, quien regresará pasado mañana para explicar a los comuneros el traslado.
“Si esa es la decisión, acaben ya de finiquitar el fidecomiso. Cancelen lo que le adeudan a la Fundación Malecón 2000 (...) y responsabilícense sobre el manejo ambiental y turístico de la isla”, respondió el jueves a este Diario el Cabildo en un correo, sin precisar la cantidad de la deuda a la Fundación.
Activistas ambientales, autoridades y los mismos pobladores cuestionan el cumplimiento del objetivo del fideicomiso y por ello se ofrecen para manejar la isla Santay, administrada por la Fundación Malecón 2000.
Rita Ayoví, directora de Ambiente del Municipio de Durán, jurisdicción a la que pertenece Santay, cree que es posible que este cantón maneje la isla amparándose en la Ley Orgánica de Régimen Municipal que señala que los cabildos pueden tener la administración de bancos de arena o islotes que estén dentro de su jurisdicción.
En cambio, Tomás Domínguez, presidente de la comuna, pide que sean ellos quienes manejen la Santay, porque la han protegido en los últimos 100 años y saben sus necesidades.
No obstante, el subsecretario regional ambiental, Manfred Altamirano, indica que “cuando la isla entre a ser área protegida, la administración estará a cargo del Ministerio del Ambiente”.
La ex coordinadora del Proyecto Santay, Alicia Jaramillo, opina que independientemente de quién maneje la isla, lo importante es que sea un área protegida. “Desde 1995 es un pedido de todos los sectores, ya es hora de que sea área protegida, esto es muy beneficioso”, dice.
Mantener el recurso natural podría fomentar el turismo en la isla. Esto, dice, Rita Ayoví, no ha sido explotado. “No se ha dicho que las personas pueden pernoctar ahí, que es una miniselva, que es ideal para la aventura de alto riesgo”, señala.
Con ella coincide Stefan Bohórquez, miembro del Comité Ecológico del Litoral, quien cree que uno de los problemas por los que no se ha explotado el turismo ha sido la marginación a los comuneros. “Es de risa lo que el Malecón 2000 ha querido beneficiar a los pobladores”, opina este arqueólogo al referirse a los 15 centavos que reciben los guías de la comuna por los 45 minutos de recorrido que hacen a cada turista.
En la isla hay cuatro guías que fueron capacitados por el Ministerio de Turismo y que trabajan los sábados en que llegan los visitantes a través de la embarcación Discovery, autorizada por la Fundación. Las visitas se hacen en época seca, desde junio hasta diciembre.
“Pero últimamente casi no viene muchos turistas”, refiere el dirigente Tomás Domínguez. En el 2006 hubo 2.220 turistas, en el 2007 fueron 4.090, en el 2008 hubo 1.761 y el año pasado 1.669. Este última cifra, dice Xavier Miranda, coordinador encargado del Proyecto Isla Santay en la Fundación Malecón 2000, debido a la gripe AH1N1 por la que se prohibieron los paseos escolares en el país.
La reducción de visitantes afecta a la población isleña, pues a pesar de contar con tres cabañas para hospedaje y un comedor turístico, se usan poco. “Queremos que se hagan proyectos, a las mujeres enseñaron manualidades, pero aquí no hay máquinas para trabajar”, dice el dirigente. Amas de casa como María Elena Zambrano, de 22 años y madre de tres hijos, no se resigna a vivir en un área sin siquiera servicio higiénico.
Lo social ha sido una segunda prioridad en el plan de manejo que ha ejecutado la Fundación Malecón 2000 en la Santay. Los habitantes no tienen servicios básicos como agua potable o energía eléctrica. La empresa Navipac donó un tanque elevado con capacidad de 2 mil litros que se abastece una vez por mes. El 27 de diciembre quedó vacío y hasta la fecha no ha sido llenado. Los moradores deben tomar sus canoas hasta el mercado de la Caraguay para comprar botellones de agua.
Hay un dispensario de Aprofe que atiende una vez al mes. Solo siete familias disponen de generadores eléctricos que comparten con sus vecinos a cambio de que colaboren en la compra de la gasolina, que les cuesta al mes unos 50 dólares. Hay una escuela, pero no colegio y jóvenes como Elizabeth Domínguez desertó del estudio a distancia, porque sus padres no podían pagar los 12,50 dólares de la pensión en el colegio José Mejía Lequerica ni cubrir sus gastos por viajar a Guayaquil cada sábado a recibir clases.
Su prima Paulina, de 14 años, sigue estudiando, pero teme que su educación se trunque por falta de recursos.
Detalles: Importancia
Primer estudio ecológico
En 1995 se crea la Fundación Isla Santay, que contrata a Ecociencia para el primer estudio sobre la riqueza de la isla. Ahí se plantea que se la declare área protegida.
Sexto Humedal Ramsar
En 1999, el Comité Ecológico del Litoral y el Ministerio del Ambiente inician los trámites para que se la declare Sexto Humedal Ramsar del país y el 1.041 en el mundo. Lo logran el 31 de octubre del 2000.
Más datos: Autoridades
Rita Ayoví
Directora de Ambiente, Durán
“La comunidad está molesta por el tema social, pero no podemos sobrepoblar el turismo”.
Manfred Altamirano
Subsecretario de Ambiente
“Dos compromisos presidenciales hay: declarar a Santay como área protegida y que la propiedad pase al Ministerio de Ambiente"