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19 abril 2009

Esto es lo que hay que hacer en Santay

El siguiente artículo referente al involucramiento de la población en la gestión de una Area protegida, es el mejor ejemplo de lo que debe darse en Santay. Así como la entrega de sus títulos de propiedad, comunales o particulares. (larguísima espera).

El trabajo de Los Amigos de Santay acompañando a la población de la isla apunta a eso, a darle al Estado los elementos que muestren que los santayenses estan preparándose y listos para asumir de manera oficial lo que han venido ya haciendo desde hace que Santay fue asumida por el Estado ecuatoriano. Muy bien SubSecretario del Ambiente, Biol. Manuel Bravo por reconocer a la población como gestores del desarrollo sustentable.

Tomada de El Telégrafo, Primer Diario Público del Ecuador, edición del 18 de abril del 2009

Ministerio del Ambiente otorgará 220 títulos a familias que habitan en Chongón Colonche.

El proceso de adjudicación de predios para las familias que viven en las 77.649 hectáreas del Bosque Protector de Chongón Colonche, que se ubica entre las provincias del Guayas, Santa Elena y Manabí, se inició ayer. La acción se basa en lo dispuesto en el Acuerdo Ministerial # 265.

En el auditorio del Municipio del cantón Pedro Carbo, de la provincia del Guayas, 16 familias de los sectores de Villao y San Jacinto recibieron, de manos del viceministro del Ambiente, Manuel Bravo, el documento de notificación de predios para empezar con el trámite de titulación de las propiedades.

“Una de las herramientas que estamos utilizando para que nuestros bosques se mantengan lo más natural posible, es entregar la responsabilidad de la conservación y con ello, el poder sobre el territorio a comunas, cooperativas y personas individuales”, afirmó Bravo.

El funcionario informó que la Secretaria de Estado tiene previsto entregar 220 adjudicaciones, hasta finales de año, a familias que viven a lo largo del Bosque Protector, lo que significaría un beneficio para cerca de 4.000 personas.

Bartolo Rodríguez, morador del sector de San Jacinto, en el cantón Pedro Carbo, fue uno de los primeros beneficiarios de esta primera fase de adjudicaciones.

Junto con su esposa y cinco hijos llevan más de 30 años viviendo en 120 hectáreas del sector. Recordó que fue el 5 de septiembre de 1994 cuando se declaró a estas extensiones como Bosque Protector y “me enorgullezco al decir que nuestra comunidad ha cuidado estos terrenos, porque sabemos el valor de los bosques”, comentó con orgullo el campesino guayasense, de 68 años.

José Zambrano, técnico del Ministerio del Ambiente, aclaró que las familias que se encuentran en el proceso asumieron un compromiso que es regulado por un plan de manejo integral elaborado con cada una de las comunidades.

“Si un señor es dueño de 20 hectáreas, el 30% puede trabajarlo para cultivos de maíz o arroz. También pueden trabajar en pastizales para ganado. El otro 70% debe ser conservado tanto en flora y fauna. Ese es el compromiso al que hemos llegado con ellos y el Ministerio les hará seguimiento para que estas normas se cumplan”, explicó Zambrano.

Ese es justamente el mensaje que María Chelé anotaba para su hijo Antonio Pilay. “Él no pudo venir a recibir este documento y vine en su lugar. Tengo que recordarle que solo podrá cultivar ciertos productos, en un área determinada”, explicó Chelé.

El presidente de la asociación de comunas protectoras del Bosque Chongón Colonche, Tomás Neira, afirmó que la mayoría de las poblaciones que participan en el proceso pertenecen a la provincia de Santa Elena y que ya cuentan con la adjudicación de predios entregados por el Ministerio. “Ahora debemos trabajar en las áreas de Pedro Carbo y otros sectores del Guayas que aún no han empezado con sus trámites de legalización. Por el momento tenemos a otras 15 familias que tienen el visto bueno y otras 70 recopilan los requisitos para la comprobación de sus propiedades”, señaló Neira.
Omar Jaén Lynch
Reportero - Guayaquil

13 enero 2009

La Isla Santay debe protegerse y su población también.

Hace 12 años fue presentada una petición para que la Isla Santay sea declarada Área Protegida. Hasta el momento, ninguna respuesta. Una nueva petición fue relanzada a la Ministra del Ambiente el 23 de marzo pasado, similar resultado. El 3 de septiembre la misma es presentada al Presidente de la República quien a través del SubSecretario General de la Administración Pública solicita a la Ministra del Ambiente responder a la solicitud. Siempre sin respuesta.

Desde 1996 han pasado 5 Presidentes de la República, 13 Ministros del Ambiente y la petición sigue siendo dando vueltas y cualquier respuesta es evitada. En el año 2000, ante la oposición evidente a tal declaratoria, el Comité Ecológico del Litoral (CEL), solicita que Santay sea reconocida como Sitio RAMSAR es decir Humedal de Importancia Internacional. Objetivo que se logra siendo el quinto sitio RAMSAR del Ecuador a la época.

Ser sitio RAMSAR es importante pero no suficiente en términos de protección. Incluso la convención RAMSAR recomienda a los gobiernos la posibilidad de declarar como Áreas Protegidas a sus sitios declarados, que es el caso de Santay.

Las razones ecológicas por las cuales Santay debe ser parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas han sido demostradas, y de ninguna manera se trata de una petición que involucre algún tipo de beneficio institucional o personal de quien las solicita. Todo lo contrario, los beneficios son para la isla, para la región, para el país, para el mundo.

Hay una sola razón por la cual una zona con caracteristicas y valores naturales importantes de ser salvaguardados no es interesante para un Estado. No hay voluntad política de que asi sea.

Pero de manera paralela, así como no hay voluntad gubernamental para con este importante espacio de patrimonio natural, no hay el menor interés por la población que lo habita, un poco más de 200 personas cuyos bisabuelos llegaron como mano de obra agro-ganadera desde 1946 según datos confirmados.

A finales de 1999, la población logra construir la única escuela de la isla, la misma que ahora sufre la fuerza del tiempo y necesita ser reparada. El apoyo de los Amigos de Santay en el extranjero se hace presente con los materiales y los padres de familia y población van a repararla en las próximas semanas con el mismo amor que cuando la construyeron. Mejor aún, hay el ofrecimiento del Ministerio de Educación de construir una nueva escuela, más segura frente al tiempo, debido a que la falta de recursos económicos y las permanentes inundaciones han tenido sus efectos. De llegar a feliz término esta construcción, la escuelita actual, símbolo del trabajo comunitario, seguirá su vida útil como centro de actividades de la Asociación de Pobladores San Jacinto de Santay. Mientras tanto el nuevo año escolar se acerca y 50 niños de esta escuela unidocente seguirán sus estudios primarios bajo el amor y la tutela de la maestra Ena.

La Isla Santay terminó con su larga historia de haciendas ganaderas en 1980 cuando fue expropiada por el gobierno a favor del Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) con el fin de realizar un proyecto de vivienda, el cual por razones técnicas nunca vio la luz. En el año 2002, mediante un "fideicomiso mercantil" el Gobierno de Gustavo Noboa cedió a la Fundación Malecón 2000 la administración de la isla por 80 años. Su finalidad constituye el realizar un proyecto recreacional, cultural y turístico. Al respecto, además de los senderos, el principal atractivo turístico hasta ahora son 11 cocodrilos en encierro provenientes del Parque Histórico y que según Malecón 2000 serán puestos en libertad en la isla en pocos años.

En el documento de fideicomiso no hay una sóla palabra en la cual se hable de la presencia y el futuro de la población que habita la isla, aún sabiendo muy bien de su presencia. Por el contrario, se hace referencia y en primeras líneas de la preservación de las diversas especies animales y vegetales existentes en la isla. Eso dice mucho del interés de los firmantes del fideicomiso en la población en Santay.

Un ejemplo es que el turismo no involucra a la población, ellos participan en ella pero nada tienen que ver con su organización. Lo que resulta ilógico cuando se presenta la oferta como eco-tuística.

La población está sujeta a las decisiones de los administradores del fideicomiso, cuando este documento ni los nombra. Casas de Hogar de Cristo les fueron donadas pero mas parecen cedidas, prestadas o cualquier otra figura pero no suyas. Más bien más de una oportunidad esas viviendas se han convertido en objeto de coacción para con los pobladores, a eso se le puede llamar cualquier cosa menos desarrollo comunitario.

La pena de todo esto es que ni el Banco de la Vivienda, legalmente propietario de la isla y representante del Estado; ni el Ministerio de Bienestar Social o su subsecretario del Litoral involucrados textualmente en el fideicomiso dicen algo respecto a la situación de la población. Claro, la misma no existe en este documento!

Publicada también en El Nuevo Empresario el 13 de enero de 2009

06 noviembre 2008

José Leoncio Domínguez Torres: Cuando el río era angosto

Sin lamentarse por el tiempo que se fue, ha visto la transformación de Guayaquil desde la isla Santay, donde nació. En su canoa y con su canalete se atreve por el Guayas.


Tomado de El Telégrafo, Primer Diario Público del Ecuador, edición del 6 de Noviembre del 2008
Datos

Tiene 68 años, nació en la isla Santay y ahí se crió. Sus padres eran Juan Domínguez Cruz y Rosa Torres Quimí y llegaron a la isla desde Chanduy, Santa Elena. Está casado con Elsa Rodríguez Zambrano y tiene tres hijos, dos varones y una mujer; también ocho nietos, uno de ellos con leucemia.

No conoció a sus abuelos y dice que su madre nació en Cerecita. Su hija Verónica, de 33 años, también vive en la Santay. Sus otros hijos residen en el recinto La Unión, Durán y en Guayaquil. Su casa es una donación del Miduvi y la Fundación Malecón 2000, la construyó hace tres años.

Su canoa se llama Dichosa y él mismo la construyó con madera de la isla, guachapelí. No usa motor porque los piratas se los roban. Cuando era muchacho aprendió a trabajar la madera mirando a los maestros que laboraban en las haciendas ganaderas de la Santay. Él y su padre también se emplearon ahí.

Los fines de semana trabaja como guía turístico de los senderos donde los visitantes pueden acampar; le pagan 15 centavos por esta labor. También recibe dos dólares por transportar desde Guayaquil a la profesora que enseña en la isla. Su esposa es la presidenta de la asociación de residentes.

Las manos de don José son duras; con uñas como garras. Aparecen poderosas y maltratadas. En ellas está el canalete que entra fuerte en el agua gris del río Guayas, y en su rostro envejecido, hay algo indefinible, en esa tez tiznada con tinte cobrizo, donde se aprecia la mezcla de sangre del habitante costeño que muchos llaman cholo.

A cualquiera le produce cierto temor aventurarse en una canoa. Sin embargo, guardando un profundo respeto por el río, este hombre que habita la isla Santay desde hace 68 años, bate el agua cadenciosamente con su remo. La canoa avanza lenta, pero firme, de vez en cuando alguna ola la bambolea un poco, mas él no se inmuta: hunde el canalete recio y sigue sin mirar atrás.

Son sus recuerdos los que observan el pasado y lo convierten en materia para la palabra de esta tarde. Ha visto crecer Guayaquil desde la otra orilla. También desde su trajinar por La vieja molienda, La garrapata, El cholo Lima, El pana; lugares del barrio Cuba, que era el último al sur del puerto; tampoco olvida sus andanzas por el Callejón de la Muerte cerca del camal; y las noches cuando era joven. “En esa época el río Guayas era angostito. Ponía la ropa adelante en una boya y me tiraba a nadar para cruzarlo”, dice con voz anhelante.

Su relato avanza con la corriente. En ese tiempo no había casas, solo arrabales y un estero. Los habitantes de la isla Santay se embarcaban desde una piladora de arroz llamada Guayaquil, cuyo propietario tenía una hacienda en la isla. Antes de que los terrenos fueran expropiados por el Banco de la Vivienda, y que la Santay sea administrada por la Fundación Malecón 2000, existían algunas haciendas ganaderas. Cuando tuvo edad para trabajar se unió a su padre en las labores de la hacienda Puntilla; otras eran San Francisco, Matilde, La Pradera, La Florencia. Cuando se fueron los hacendados también se marchó el trabajo.

“En esa época el río Guayas era angostito.
Ponía la ropa adelante en una boya y
me tiraba a nadar para cruzarlo”

Siempre vivieron libres. Edificaban sus viviendas donde les parecía mejor. El único cuidado que tenían era de no hacerlas muy cerca de la orilla del río porque en invierno se desborda arrastrando las construcciones. “A los 35 años me fui a vivir con mi señora y construí mi propia casa con madera de la isla”, explica.

Cuenta que cuando hay buena marea sale por las noches a ‘trasmallar’. “Subo hasta el puente de Durán y vuelta bajo con la marea”, comenta, “algunas veces pesco corvinas hasta de diez libras. También cojo bagres, pero no siempre, porque la pesca está escasa. Cada año es peor, no entran los peces para acá cerca, antes había buen pescado”. La narración lo traslada a una época en que Guayaquil no estaba tan poblada. Cuando no había mucha bulla ni tanta contaminación. Sus ojos se fijan en Industrial Molinera, la primera construcción grande que recuerda de su juventud.

“En tiempo de escasez nos pagan a 1,80 dólar la libra de corvina y cuando hay mucha a 1.40 ó 1,50”. Dice que le vende a un comerciante minorista del mercado Caraguay, que le presta dinero si no tiene para la comida, y luego descuenta con la pesca.

Cuando el Banco de la Vivienda se encargó pusieron tres guardianes, que no permanecieron ni un año en la isla. De pronto empezaron a llegar desconocidos que talaban los árboles y hacían desmontes en cualquier lado; eso continuó hasta cuatro años atrás, en que todavía hacían carbón con la madera de Santay. Cree que muchas de las casas del Guasmo se hicieron con los árboles de la isla. Ahora no se tala, porque la isla está protegida como humedal.

Todos los habitantes se conocen, desde el nombre, el apodo y hasta las señas particulares. Son 200 personas que se dividen en 45 familias; los apellidos tradicionales son Achote, Parrales, Domínguez, Medina, Cruz. Llevan una vida tranquila, a pesar de no tener electricidad y padecer otras privaciones; ellos se encomiendan a San Jacinto cuando celebran sus fiestas. Don José se alumbra con generador prestado, tiene que comprar un galón de gasolina, por el que paga dos dólares cada tres días, para disfrutar de esa energía. Antes se iluminaba con candil o con un foco conectado a una batería de carro, pero ya ni eso. Dice que cuando mueren los entierran en Durán por costumbre, ya que la Santay pertenece a ese cantón. Después: solo alejarse con su canoa por el río, que ahora es ancho como la mirada del canoero.
Francisco Santana

fsantana@telegrafo.com.ec
Retratista - Guayaquil

28 octubre 2008

Ena Del Carmen Gomero Tandazo: La profesora de la Santay

Tomado de El Telégrafo, Primer Diarío Público del Ecuador, edición del mártes 28 de Octubre del 2008
Abandonó la comodidad de la enseñanza particular y se trasladó a la escuela fiscal Jaime Roldós en la isla frente a Guayaquil; ahí vive su vocación intensamente.

Datos
Es guayaquileña, nació el 21 de enero de 1976. Sus padres son Ena Tandazo Falquez y José Miguel Gomero Lozano. Su padre tuvo 21 hijos y ella es la sexta. Es divorciada y mantiene una hija de 15 años. Estudió en la escuela Dr. José Miguel García Moreno y en el colegio Experimental Rita Lecumberri.

Continuó sus estudios en el Instituto Rita Lecumberri durante tres años y es Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Babahoyo. Desde el 2000 es maestra en la isla Santay. Gana más de 300 dólares, está en la octava categoría; cuando llegó estaba en la quinta y ganaba 120.

Educa a 49 niños repartidos en todos los grados en una escuela unidocente. Ahí están los niños de cinco a doce años. “De vez en cuando viene algún joven o una madre y me dice que le enseñe a leer. Yo lo hago con gusto, pero algunos solo aparecen dos o tres veces y no vuelven más”, cuenta Ena.

Vive con su hija y con su abuela materna, que tiene 85 años. Su madre piensa que en cualquier momento le puede pasar algo atravesando el río Guayas. En la escuela le ayuda Jenny Cruz Domínguez. “Ella tiene para hacer un libro de mi vida, es una de las personas que más me conoce”, expresa.

Desde el mercado Caraguay sale a las 07:30; regresa a las 12:45, normalmente. Cuando hay aguaje tarda hasta una hora en volver. Algunas veces se ha quedado varada en la orilla esperando que la regresen a Guayaquil, sobre todo cuando los adultos de la isla Santay se van pescar.

La mañana poblada de ruidos recibe a Ena con un soplo de cálido bullicio. Ella saluda con cuantos se cruza en el mercado Caraguay. Camina tranquila hacia donde se encuentra la canoa que pronto la llevará a la Santay. En el viaje por sus palabras y vivencias se descubre que es parte integrante y una más de esos postrados habitantes de la isla. Ena se reconoce una de ellos y con ellos. Por eso, precisa que más adecuado sería decir que esa también es su isla.

Para embarcarse tiene que sortear lodo, actuar como equilibrista y sacarse los zapatos. Sentada en el fondo de la canoa su rostro se recorta en el horizonte taciturno de la mañana; son las 07:30 y el diálogo viene pronto a sus labios. A través de él se vislumbra que disfruta con alegría de la conversación. Ena Gomero es de contextura gruesa, con algunas libras que carga sin vergüenza, ni lástima; lleva el cabello tinturado con rayitos rubios y recogido en un moño que pronto suelta con un gesto de coquetería mientras se prepara para la foto. Es obligada la pregunta ¿por qué enseñar en la isla Santay? “Me gustó el ambiente, la gente, la escuelita. Descubrí algo hermoso que no pensaba que existía, a pesar de estar tan cerca de Guayaquil; parecía mentira. Mi condición fue que tenía que ir y venir el mismo día porque estudiaba en la universidad; ellos querían que me quedara a vivir en la isla, que si era posible me casara con alguien de aquí”, dice risueña.

“Un día vine a trabajar, pero con tanto bamboleo me asusté; cuando regresaba hacia Guayaquil, me di cuenta de que iba sangrando”

No hay afectaciones en su voz y se conduce con naturalidad. Mientras habla, el sonido del remo chocando con el agua se mezcla con el de sus palabras. De lunes a viernes hace ese trayecto. Cada día un padre de familia recoge y regresa a Ena a La Caraguay. Ellos se comprometieron a trasladarla todos los días y entonces aceptó el nombramiento en lugar de irse a Balao. La primera vez que se arrimó por la Santay fue en compañía de su abuela materna; ella la convenció de que ese era el lugar donde debía enseñar porque había muchos niños que la necesitaban; aunque Ena no deseaba abandonar la enseñanza particular por todas las ventajas que tenía y para evitar los problemas del magisterio.

Con algunas dudas rondando en su cabeza y a pesar de saber que uno de sus hermanos se había ahogado cuatro años atrás, más los posibles inconvenientes de una odisea que le exigía embarcarse en canoa cinco días a la semana, se decidió y se entregó a la buenaventura. De la gente que vive en la Santay no tiene quejas; la define como muy amable y servicial. Los más jóvenes de vez en cuando se le revelan, aquello es producto del cambio que va logrando la educación que antes no tenían. “Ya no son sumisos. Anteriormente, cuando llegaba algún extraño, todos se metían en sus casas, parecían ratones que solo observaban escondidos desde las ventanas”. De eso hay muy poco ya. Ahora la gente es más sociable. Reconoce Ena que en sus ocho años han cambiado algunas cosas.

Cuando la canoa llega a la orilla de la Santay, algunos niños con sus madres se aglomeran para recibirla; los pequeños abrazan a Ena y enseguida la inundan con preguntas. Las clases empiezan pasadas las 08:00. La escuela Jaime Roldós Aguilera es una construcción de caña, mide 16 por 6 metros aproximadamente y está alzada sobre soportes de madera para que evitar las inundaciones del invierno; el piso es de tablas y el techo de paja. Dentro, los pupitres son de plástico amarillo; hay unos cuantos pizarrones blancos colgados sobre las paredes. La voz de Ena viaja por encima de sus alumnos con un aire de honda ternura que ellos reciben como fuente de sabiduría.

En la hora del recreo, envuelta en los ruidos de sus niños, relata sus accidentes. La primera vez que se asustó fue en una piragua donde entraba una persona. Recuerda que tenía que ‘achicar’ el agua constantemente, la piragua se viró y su acompañante terminó en el río. Ha perdido dos embarazos por las aventuras de su profesión. “Un día vine a trabajar normalmente, pero con tanto bamboleo de la canoa, me asusté; cuando regresaba hacia Guayaquil me di cuenta de que iba sangrando”. Ese es el precio de su vocación. Ena lo acepta por el amor de enseñar a unos chicos que a escasos metros de Guayaquil aún viven postrados y relegados.
Francisco Santana fsantana@telegrafo.com.ecRetratista - Guayaquil

02 agosto 2008

Los vecinos “invisibles” cuentan

Tomado de la edición correspondiente al 20 de Julio del 2008, del Diario El Telégrafo
DAVID SOSA. Editor de Séptimo Día

Muchos de ellos no forman parte de los censos, no tienen cuenta bancaria, ni número de seguro social. Nadie les presta y los límites mde sus humildes viviendas no aparecen en los mapas urbanos de planificación. Ellos son, aunque duela decirlo, una cifra más. Un punto más en el índice de superpoblación mundial, a la que Guayaquil no es para nada ajena. Lo pueden ver ustedes en la foto (hecha desde helicóptero) que aparece en nuestra portada. La urbe se ha desbordado en su crecimiento y a los de menos recursos les ha tocado asentarse, como pueden, fuera del límite urbano, en ciudadelas del noroeste, con nombres de película brasileña como Ciudad de Dios. Conozca las historias de los vecinos “invisibles” que allí habitan.
Y hablando de eso, ya lo decía el Principito, aquel personaje entrañable creado por Saint-Exúpery: lo esencial es invisible para los ojos. Entonces, ¿qué más esencial que tener en cuenta a los vecinos de la isla Santay? Ellos han tenido que cambiar sus ocupaciones de siempre, ver reubicadas sus viviendas y, por si fuera poco, no son dueños de las tierras.

En nuestro Portafolio Gráfico los descubrimos, vitales en su cotidianidad.

07 julio 2008

La vida en el Guayas
















Jacinto Domínguez extiende el trasmallo en las aguas del río Guayas. Atrás se observa
Guayaquil, una ciudad ajena a las rutinas de pesca.


Texto: Moisés Pinchevsky, Diario El Universo

En sus aguas y en sus orillas, el río principal de la provincia es guardián de la memoria colectiva y un respiradero de actividad que significa sustento y esperanza.
Es una cuestión de fe. También de paciencia. Jacinto Domínguez lleva mucho tiempo sabiéndolo (se hizo pescador cuando tenía 12). Por eso hoy, a sus 60 años de edad, como si conociera su destino, comienza su rutina a las 04:00 aproximadamente para asearse, vestirse, preparar sus redes, tomar su canoa y en la madrugada fría remar con sus brazos aún fuertes tratando de adivinar por dónde el río podría darle para comer a él, su esposa y dos hijos de 18 y 10 años.

La última vez no pescó nada. “Así es. Incluso hay semanas en que no se ve el pescado. Pero de pronto aparece una corvina de unas diez libritas y así salvamos el día, a veces la semana”, afirma mientras se encamina hacia las aguas frente al malecón de Guayaquil. No era así hace dos, tres o cuatro décadas, cuando solía regresar de cada jornada con unas 30 o 40 libras de pescado para, tras venderlas a los comerciantes en el mercado, aparecerse en su hogar en la isla Santay con víveres, una sonrisa y plata en el bolsillo.

Pescando vida para sobrevivir
Hoy solo tiene su sonrisa y una luz de optimismo que le golpea el rostro junto con el sol de la mañana. “Hay aguaje, eso pone el agua turbia, el fondo marino se agita y los peces se levantan”, dice mientras comienza a extender en el río su trasmallo (red) de unas 300 varas para aguardar a que atrape un alimento que resulta escaso porque, según afirma, los pescadores del estero utilizan venenos. Domínguez se queja de que ese método mata al pez, mata al camarón, mata la semilla, mata todo.

Domínguez es uno de los seis pescadores que esta mañana prueban suerte sobre sus botes en este lado del río. Otros se mueven hacia el sur, rumbo a Puná. Esa es la zona que prefieren Carlos Parrales (25 años) y Roberto Domínguez (27), también pescadores de Santay que hace cuatro días buscaron su sustento con la atarraya, una red redonda que extienden de un lance para atrapar camarones.

El camarón estuvo esquivo en esa ocasión. Pero la esperanza también puede tener tenazas de jaiba. Las cazan con una trampa en forma de canasta que tienden en el lecho marino con carnada y una cuerda para halarla. O también con la ratonera, una especie de jaula de redes y fierros que tiene ingreso para la jaiba, pero no salida.

Aunque en los días de aguaje prefieren el trasmallo, porque es el mejor momento para pescar corvinas o bagres, los cuales venden en el mercado Caraguay, ubicado en Guayaquil, a 25 minutos de distancia en canoa sin motor, cuando se va en contra de la corriente, y 15 cuando se rema a favor.

La gran estación de la Caraguay
Ese mercado es como una gran vitrina para la vida que transita en el río. Seis garzas introducen sus patas y picos en el lodo buscando cangrejitos como alimento. A pocos metros está el muelle de este mercado, que funciona como una estación de las lanchas que llegan de las pequeñas poblaciones en las islas salpicadas en la ruta hacia la gran isla Puná.

Eduardo Chalén (49 años) vive en la isla de Santo Domingo, a dos horas por el río. Compró en el mercado arroz y vegetales que ya tiene embarcados en la canoa. Pagó tres dólares por ese viaje que realiza cada dos días en una ruta que puede ser peligrosa por los ladrones. “A mi hermano le pegaron dos tiros hace unos años para robarle. Por suerte sobrevivió”, dice.

Don Julián Chalén (64) ha vivido siempre en San Vicente, población mejor conocida como Chupador Grande, ubicada a dos horas y diez minutos de la Caraguay. “Allá no hay caminos ni doctores ni mercados ni nada”, señala este hombre que, al igual que las 100 familias que viven en esa población, se conectan a través del río con Guayaquil y todo lo que la gran ciudad les brinda (asistencia médica, comestibles, tanques de gas, bancos).

La captura de cangrejos en los manglares cercanos ha sido su negocio de siempre, aunque en los últimos años lo comparte como asistente en una canoa a motor que suele hacer el recorrido entre las poblaciones a lo largo del río. Javier Mejía es el motorista de la embarcación. Ha pasado 16 de sus 28 años de vida en esta actividad que lo ha hecho un conocedor de las riberas y sus poblaciones.

Mejía indica que la ruta desde Guayaquil hace estaciones en Masa (45 minutos), Puerto Camarón (+ 10 minutos), Puerto Roma (+ 30), Santa Rosa (Chupador Chico), Las Cruces, Buenavista (+ 40), Santo Domingo, San Vicente (Chupador Grande, + 10), Puerto Arturo (+ 20) y Puerto Salinas (+ 15).

“Allá todo es más caro, una botella de agua cuesta $ 0,50, una cola vale el doble, todo porque debe llegar en canoa”, señala este conductor poco antes de salir a su recorrido con su embarcación cargada con unas diez personas, además de sacos de arroz, botellas de gaseosas, fruta y vegetales.

Si la vida es tan dura allá, ¿por qué nunca ha decidido mudarse a Guayaquil o a otra ciudad? le pregunto a Chalén antes de partir. “Allá está mi vida, mis cangrejos, mi casa”, indica antes de perderse con la canoa en el río.

La vida de Jacinto Domínguez también está en el río y su ribera. Así lo pienso mientras este hombre amable recoge su trasmallo para comprobar que hoy tampoco hubo suerte. “Los jaiberos siempre pescan algo, ese es mejor negocio, pero yo no tengo ese equipo”, indica con una resignación digna que se eleva con un tono de esperanza. Mañana puede caer esa corvinita de diez libras que puede salvarle la semana. Vivir del río es una cuestión de fe. También de paciencia.

22 abril 2008

Del derecho al paisaje y a la sombra

Xavier Andrade
Antropólogo Social. Master en Antropología en la FLACSO. PHD en Antropología en la New School University en New York.
andrade@gmail.com

El develamiento de la construcción de una serie de dispositivos sobre el Río Guayas, frente al malecón renovado, da cuenta de una política de agresiva comercialización del paisaje en una ciudad que, como Guayaquil, carece de oasis visuales, tan necesitados a la hora de buscar el reposo necesario.

Varios ejemplos pueden ser enumerados para intentar poner sobre el tapete la necesidad de incluir al paisaje como un elemento clave para una agenda por la reivindicación de los derechos de los habitantes de esta urbe.

Un monumento a Guayas y Quil, aquellos personajes mitológicos que son usados para afirmar los sentidos políticos más retardatarios, incluyendo la sumisión perenne de la mujer, se diseña para construir un paradero turístico que emule a monumentos insignes como la Estatua de la Libertad. Un casino sobre el río, que se halla en vías de construcción, confirma la prominencia de intereses comerciales vinculados a este oscuro sector de la economía, que, con la bendición de Nebot se ha tomado ya el centro renovado.

Y, claro, todos los ojos se dirigen nuevamente a la Isla Santay, aquella reserva natural largamente ambicionada por los urbanistas, y que está en la mira para, quizás, convertirse hasta en un pedazo de Disneylandia. En otras áreas claves de la ciudad, la problemática es la misma. Cerro Blanco vive permanentemente amenazado por la expansión de intereses transnacionales, y, el Parque del Lago, aquella hermosa represa, ha sido ya tomado por compañías constructoras a despecho de las inminentes consecuencias sobre la contaminación de una de las fuentes de agua principales para su zona de influencia.

El problema crucial, atestiguado por todos estos ejemplos, es el de la creación de una ciudad entrópica: condenada a la destrucción sistemática de su medio ambiente y de aquel, de por sí ya escaso, paisaje que alimenta la recreación de los ciudadanos. La discusión de fondo se dirige a una administración local caracterizada por el develamiento de proyectos de desarrollo sin el debate correspondiente con la población afectada que, en todos los casos nombrados, es el conjunto de la población que los visita en su búsqueda por algo de descanso. En una ciudad donde la mayoría de parques han sido construidos para ver y no tocar, la prominencia de los intereses corporativos sobre el espacio público debe revertirse.

Tomado de El Telégrafo, primer periódico público del Ecuador, 09-04-2007

26 enero 2008

¿A quién pertenece la isla Santay?

Nelly de Jaramillo
Tomado del Diario Expreso

Hemos leído en la prensa que el procurador General del Estado, Xavier Garaicoa, presentará una demanda de nulidad al fallo de readquisición de parte del territorio de la isla Santay a favor de los herederos de los esposos Gilbert Jones, emitido el 12 de octubre por el juez suplente del Juzgado Séptimo Civil de Guayas.

No nos vamos a referir al aspecto legal del conflicto que no está debidamente esclarecido ni al hecho sorprendente de que la Alcaldesa de Durán y la Fundación Malecón 2000 se hayan aliado en la conformación de una especie de fideicomiso hasta hoy desconocido donde “tienen previsto la ejecución de proyectos ambientales, entre ellos, la construcción de viviendas especiales”.

Lo que sí era conocido es que el año 1982, durante el gobierno del doctor Osvaldo Hurtado, la isla fue expropiada y entregada al Banco de la Vivienda para su administración.

El área de los terrenos en cuestión abarca 277 hectáreas equivalente al 12% de la extensión de la isla que la disminuyen considerablemente y por sus proyecciones afectarán sin duda al medio ambiente.

Hace aproximadamente diez años se reconoció que los desagües de aguas negras y desechos industriales de la zona, la extracción de carbón con la que comenzó la deforestación y la erosión de la costa y los inevitables daños causados por obras como la construcción del Puente de la Unidad Nacional y rellenos en el malecón determinaron la desaparición de algunas variedades de peces y causaron el deterioro del nivel de vida de los pobladores que tuvieron que viajar a Puná para conseguir la pesca de anzuelo evidenciando la fragilidad del ecosistema de la isla.

La humedad del terreno de Santay atrae 123 especies migratorias que se aposentan durante 7 meses al año en la isla. Posee 45 especies de plantas y manglares, 12 de mamíferos, 81 de aves, 8 de reptiles y la lora “amazona automnalis” en vías de extinción. Santay tiene también una significativa población de peces que interactúan con otros animales en la cadena alimentaria y una gran diversidad de especies por su situación en el delta del río Guayas.

La biodiversidad de la Santay por su pureza ambiental pertenece a Guayaquil, a Ecuador. De ahí el imperativo de conservarla y protegerla de todos quienes la quieren convertir en “santuario ecológico y turístico”, pero que en realidad la destruirían por la falta de cultura ecológica del país que impide hasta la conservación de las “Islas Galápagos, Patrimonio de la Humanidad”. En el caso lo que hay en juego son puramente intereses personales.

Santay es un humedal no apto para ningún tipo de construcciones en escala sean estas ecológicas o habitacionales. Por lo demás, la realidad es que donde habita el hombre la naturaleza está en peligro. Nada podría impedir las invasiones que acabarían con este mítico y hermoso santuario ecológico que se constituye como el verdadero pulmón de Guayaquil y sus alrededores.

Señor Procurador, cualquiera que sea el destino que tenga deparado la isla Santay, pensamos que esta debe estar bajo el cuidado y protección del Ministerio de Medio Ambiente al cual habría que otorgar facultades especiales para su preservación y supervisión utilizando a los actuales moradores que son descendientes de los antiguos trabajadores de las haciendas que allí se ubicaron y que tienen derecho de posesión adquirido por haber vivido allí por generaciones.

La isla Santay es nuestra heredad como guayaquileños y ecuatorianos, y es también parte de la reserva ecológica para la humanidad.

jaramillon@granasa.com.ec

24 enero 2008

Juicio de la Santay subió ayer a la Corte Suprema para que se resuelva

Procuraduría y BEV apelaron fallo

Tomado de Diario Expreso, 24 de Enero 2008

El juez quinto de lo Civil de Guayaquil (s) Guido Garzón remitió en la tarde de ayer, a la Presidencia de la Corte, el expediente de expropiación en la isla Santay, iniciado en 1980.

El juicio fue elevado a consulta para que una de las salas especializadas resuelva los recursos de apelación que presentaron la Procuraduría General del Estado (PGE) y el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) en contra de la resolución emitida por el funcionario judicial a favor de los herederos de uno de los siete expropiados. En el escrito se acepta un pedido de readquisición de 277 hectáreas de las 2.200 que comprende la isla a los hijos de Carlos Gilbert.

Según el juez Garzón, la decisión de remitir a la Presidencia de la Corte los ocho cuerpos (808 fojas) que comprende el juicio, fue resuelta en su última providencia, tres días antes de que las instituciones apelaran.

“No esperé a que presentaran los recursos, lo hice por ley”, aseguró el funcionario judicial al tiempo de cuestionar el pronunciamiento que hizo la Procuraduría respecto a su competencia en ese juicio.

Según argumentó, la PGE nunca antes presentó un escrito o demanda para que el juzgado de Durán conozca el proceso y con ello resuelva el pedido de readquisición que hicieron los Gilbert Jones, como herederos de Carlos Gilbert. Además, “el juicio nació aquí y tenía que seguirse sustanciando en este despacho como dice el Código de Procedimiento Civil”, indicó el juez al enfatizar que “lo que se ha hecho es justicia”.

Dos de los cuerpos que comprenden el proceso contienen los libros “Readquisición de la propiedad en la expropiación forzosa” y “Mi lucha contra la interpretación”, publicados por Gustavo Moreira Baquerizo, abogado de los Gilbert y de otros dos perjudicados. En ambos denuncia lo ocurrido en la Santay, de donde también dijo haber sido expropiado.

El profesional denunció que de fondo la pretensión de la isla podría ser de unos cuantos poderosos que quieren adueñarse de ella. (PVC)

23 enero 2008

Abogado reclamará otras tres áreas expropiadas en Santay

Municipalidad de Durán muestra su respaldo a la Procuraduría
PAMELA vera / EXPRESO
Tomado de Diario Expreso Guayaquil, 23 enero 2008

El aparente triunfo legal que hasta ahora han logrado los herederos de Carlos Gilbert Vásconez, sobre la readquisición de sus propiedades en la isla Santay, originaría el reclamo de otros ex propietarios de los bienes inmuebles que fueron expropiados en 1980, por el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV).
Así lo anunció Gustavo Moreira Baquerizo, defensor de la familia Gilbert Jones y abogado de otros dos de los siete expropiados, entre los cuales se incluye por ser uno de los perjudicados.

Ahora revive además los años de persecución que dice haber sufrido por cuatro juicios que le iniciaron como representante de los afectados en el conocido caso Santay, que surgió en ese tiempo a raíz de una ordenanza municipal que fue desaparecida y por la cual se les pagó menos de lo estipulado.
Para ayer, el profesional tenía previsto una reunión con otro propietario y estaba por confirmar una cita con un ex vecino “para con justo derecho reclamar sus tierras”.

Moreira Baquerizo, un maestro jubilado del colegio Vicente Rocafuerte, de 85 años de edad, 61 de ellos con experiencia en la Jurisprudencia, asienta su lucha y la de sus clientes en varios artículos de la Constitución y en particular lo que establece el artículo 804 del Código de Procedimiento Civil. Este señala que “si la cosa expropiada no se destinare al objeto que motivó la expropiación, dentro de un período de seis meses, contados desde que se hizo la última notificación de la sentencia, o no se iniciaren los trabajos dentro del mismo plazo, el dueño anterior puede readquirirla, consignando el valor que se pagó por la expropiación, ante el mismo juez y el mismo proceso”.

De allí que, explica el profesional, al no haber cumplido el BEV con el objetivo por el cual fueron expropiados (para programa habitacional) y aunque se cambiara por decreto ejecutivo su finalidad a ecológica, posibilitó para que en el 2000 presentarán ante el juzgado quinto de lo Civil de Guayaquil (donde se tramitó la expropiación) la solicitud de readquisición de las propiedades de los Gilbert y de otro vecino.

Pero la lucha de Moreira no solo es recuperar las más de 277 hectáreas que comprende la hacienda La Pradera Grande de los Gilbert, a quienes representa desde hace ocho años. Lo suyo se centra también en la recuperación de las 46 hectáreas que compró a una prima, junto a la hacienda La Pradera Chica, de propiedad de su tío Juan Alfredo Moreira Ramírez, quien también fue expropiado.

“El padre de los Gilbert Jones tenía una planta eléctrica con capacidad para alumbrar Durán, la que jamás le pagaron, como tampoco me pagaron el ganado que con esfuerzo y sacrificio logré hacer con un préstamo de 10.000 sucres al Banco del Pacífico. Estaba en el momento que me iba a beneficiar cuando me expropiaron. Tenía 21 reses que fueron a dar al camal, donde me pagaron lo que quisieron”.

La recuperación de esas tierras no solo significa para Moreira un triunfo legal sino su vida misma. “Estoy dolido porque yo metí toda mi jubilación y todos los centavos que tenía para vivir allá”. (PVC)

“La isla pertenece a Durán”

El Municipio de Durán anunció su respaldo a la Procuraduría General del Estado en el sentido de demandar la nulidad del fallo que emitió la readquisición del 12% del territorio de la isla Santay a los herederos de los esposos Gilbert Jones.

“La isla Santay es de Durán y, por lo tanto, quien o quienes quieran pronunciarse sobre algún tema relacionado a este lugar ecológico primero debe acercarse al Cabildo duraneño para solicitar información o concretar una cita”, expresó el portavoz municipal, Fabricio Alvarado.

Aseguró que hasta el momento ningún miembro o representante legal de la familia Gilbert Jones se ha acercado a pedir alguna información sobre la isla Santay, por lo que se considera ilegal lo actuado por el juez quinto de lo Civil de Guayaquil (s), Guido Garzón. Alvarado señaló que hasta el momento se mantiene la calma entre los habitantes de la isla e incluso se trabaja en los proyectos turísticos, pese a las dificultades para acceder al sitio debido a la temporada invernal.

El comunicador reiteró que el motivo de parroquializar la isla tenía como objetivo evitar que se pretenda afectar su área ecológica. A su criterio, eso es lo que se busca actualmente a través del pronunciamiento judicial. (JPZ)

>> Proyectos

Junio de 2000
El ministro de Desarrollo Urbano y Vivienda, Nelson Murgueytio, anuncia proyectos para transformar a la Santay en parque ecológico.

Febrero de 2002
La Embajada Británica, la Universidad de Oxford y la Fundación Malecón 2000, anuncian proyectos ecoturísticos.

Junio de 2005
Las fundaciones Malecón 2000 y Natura empiezan con el plan de restauración forestal y educación ambiental.

Julio de 2007
Roberto Sicles, empresario, habla de un megaproyecto turístico-recreativo estilo Disney World.

21 enero 2008

Procuraduría rechaza fallo judicial

La entidad demandará la nulidad del procedimiento legal en el tema de la isla Santay
Redacción Guayaquil

Tomado del Diario expreso, 22 enero, 2008

Álex lima / EXPRESO

La isla. En el 2001, la Gobernación del Guayas firmó un fideicomiso mercantil de la isla Santay para un plan de desarrollo ecológico.

La Procuraduría General del Estado presentará una demanda de nulidad del procedimiento aplicado por el juez quinto de lo Civil de Guayaquil (s) Guido Garzón, respecto al fallo que emitió en la readquisición del 12% del territorio de la isla Santay a los herederos de los esposos Gilbert Jones.

Así lo dio a conocer el procurador general, Xavier Garaicoa, quien viajó ayer a Guayaquil para ofrecer una rueda de prensa para tratar el tema, publicado por EXPRESO.

Según el Procurador, el juez Garzón ha incurrido en una serie de incompetencias que le impedían dar trámite al pedido de los hijos de Carlos Gilbert Vásconez, respecto a la readquisición de la hacienda La Pradera, que abarca una superficie de 277 hectáreas 2.500 metros cuadrados, de las 2.200 hectáreas que posee la isla. En bien fue expropiado en junio de 1980 mediante decreto ejecutivo, a favor del Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV).

“No solamente no tiene la competencia desde el punto de vista territorial, porque la isla Santay forma parte del cantón Durán (mediante la ley 15, publicada en el Registro Oficial 352 del 10 agosto de 1986)”, dijo Garaicoa, al enfatizar en la jurisdicción del funcionario judicial.

Luego añadió que el pedido para readquirir el bien no fue por el camino adecuado, ya que no debió tramitarse dentro de un proceso de expropiación, que quedó “perfeccionado” desde el momento en que recibieron la indemnización.

Garaicoa calificó de absurdo que se pretenda también juzgar un acto de gobierno, refiriéndose a las observaciones que hace el juez Garzón a los decretos ejecutivos que se expidieron sobre la isla. Según dice, eso debió tramitarse en el ámbito de lo contencioso administrativo.

La demanda de nulidad que presentará la Procuraduría se suma al recurso de apelación que presentaron al fallo judicial emitido el pasado 11 de enero.

Paralelamente, Garaicoa anunció también la presentación de una queja contra el funcionario judicial ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia. Esto, como “un llamado de atención” al Consejo Nacional de la Judicatura, de la que dijo, no ha hecho nada respecto a otras quejas planteadas.

Por su parte, el juez Garzón aseguró que lo único que hizo en ese juicio fue resolverlo, por cuanto lo tomó cuando estaba prácticamente terminado por su antecesor, quien por ley negó un recurso de abandono de la causa, solicitado por el BEV. Esto, según explicó, dio lugar a la demanda de readquisición presentada por los Gilbert, quienes dice, nunca aceptaron la expropiación del bien. (PVC)

Reacciones

Durán y Malecón 2000 analizan tema

La Fundación Malecón 2000 analiza en privado los alcances que tendrá la decisión adoptada por el juez suplente del juzgado quinto de lo Civil de la Corte de Guayaquil, en lo que tiene relación con la devolución del 12% de la isla Santay.

Voceros oficiales de la institución, indicaron además que por ser este “un problema delicado, al que hay que tratarlo con pinzas y mucho cuidado”, el pronunciamiento oficial se lo dará a conocer en el transcurso de los próximos días.

En la isla Santay, considerada como un pulmón de Guayaquil, la Fundación Malecón 2000 tiene previsto la ejecución de proyectos ambientales; entre ellos la construcción de viviendas especiales.

La alcaldesa de Durán, Mariana Mendieta, dijo que desconocía la decisión del Procurador, por lo que el pronunciamiento será analizado hoy.

Señaló que hasta el momento se sigue trabajando en la Isla Santay en lo que tiene que ver con el proyecto turístico.

En septiembre del 2007, el Concejo de Durán aprobó el primer debate de la ordenanza para la creación de la parroquia satélite ecológica Isla Santay. En la referida ordenanza se bautiza a la isla con el nombre de San Jacinto y también se incorpora a la Isla del Gallo, ubicada a pocos metros del lugar.

Con la parroquialización, el Municipio pretende frenar actos especulativos sobre el uso y manejo del área. (HRB / JPZ)

Juez devuelve parte de Santay a herederos

Juez devuelve parte de Santay a herederos

El 12% de la isla Santay, considerada el pulmón de Guayaquil, pasaría a manos de los cinco hijos de sus antiguos propietarios luego de una disputa legal que ha tardado veintiocho años.
El juez suplente del juzgado quinto de lo Civil de la Corte de Guayaquil, Guido Garzón Villegas, dispuso la readquisición de la hacienda La Pradera, que tiene 277 hectáreas de las 2.200 que posee la isla.

La Procuraduría apeló el fallo judicial
El director regional 1 de la Procuraduría, Stalin Arana, junto con representantes del BEV, apeló el fallo del juez porque este no consideró el abandono de la causa que en dos ocasiones fue solicitado por el Banco de la Vivienda, por lo que, según ellos, debió haber ordenado el archivo.

Hermanos Gilbert Jones son los herederos
Diana Gilbert de Wagner y sus hermanos Brenda, Joyce, Carlos Luis y Gisella, quienes pelean por la hacienda La Pradera, son los herederos de Carlos Luis Gilbert y Marjorie Jones. La isla Santay fue expropiada


Tonado de Diario Expreso, 21_01_2008

20 septiembre 2007

Durán quiere influir en decisiones sobre Santay



Pola Ordóñez es una esmeraldeña que llegó en 1989 a la isla. Antiguamente se dedicaba a la agricultura, pero hoy subsiste del bono gubernamental de 30 dólares.

La alcaldesa del cantón vecino quiere incluir recorridos en lancha hasta la isla.

La alcaldesa de Durán, Mariana Mendieta, quiere formar parte de los proyectos que maneja la Fundación Malecón 2000 en la isla Santay.

Mendieta, quien hace referencia a la jurisdicción de la isla al vecino cantón, dijo que solicitará tener un representante de Durán “que participe de lo que se hace ahí o de lo que se piensa hacer”.

“Nadie puede poner una piedra en la isla Santay si no cuenta con el permiso correspondiente de la Municipalidad”. Con esas palabras la alcaldesa de Durán, Mariana Mendieta, retomó el 30 de agosto pasado su interés de formar parte de los proyectos que se realizan en la isla desde el 2000.

La funcionaria, que ya había mencionado su intención de hacer recorridos turísticos a la isla en el 2003, ahora quiere tener un representante en la Fundación Malecón 2000.

“Nosotros queremos participación en todo, no solo en el proyecto turístico; yo le he dicho al señor Gómez Centurión, y ahora se lo vamos a decir por medio del Concejo Cantonal, que tiene que haber un representante del cantón, para que participe de lo que se hace ahí o de lo que se piensa hacer”, indicó la alcaldesa.

Sin embargo, Pedro Gómez Centurión, gerente de la fundación, aseguró el martes pasado que no conoce ninguna propuesta de Durán, pero que está abierto a recibirla.

Explicó que la fundación hace un trabajo de conservación en la isla por ser un humedal Ramsar y que a partir de eso se ha dedicado a buscar toda la colaboración posible.

La administración de la isla Santay, fue entregada a la Fundación Malecón 2000 por medio de un fideicomiso en septiembre del 2001 y tiene vigencia durante 80 años.

La alcaldesa aclaró que ella no quiere que esto se interprete como un problema de jurisdicción. “Geográficamente y según las ordenanzas municipales la isla pertenece a Durán”.

Mendieta afirmó que su intención parte de un proyecto que la dirección de Turismo del Municipio lanzará en octubre, en el que quiere incluir recorridos en lancha hacia la isla. “Estamos dispuestos a firmar convenios con la fundación para que desde Durán la gente pueda visitar la Santay o la isla del Gallo”, refirió.

Pero este proyecto aún no es conocido por la fundación. “No conozco nada oficialmente, pero todo lo que sea turismo y que ayude a los habitantes de la isla está bien para nosotros”, dijo Gómez Centurión.

Habitantes
Mientras tanto, en la isla, sus habitantes, sus habitantes, alejados de las administraciones municipales, se preocupan de sus necesidades diarias.
La mayoría de las 45 familias que viven allí son de pescadores. Entre ellos está Jorge Achiote, de 46 años, quien vende sus pescados en el mercado Caraguay, porque les queda en frente de la isla, señala.

La ruta Caraguay-Santay es frecuente entre los isleños, pues de ahí se traen los comestibles, dice Gina Domínguez, que nació en la Santay hace 24 años. “Allá también nos quedamos para ir al hospital cuando los niños se enferman”, añade Gloria Achiote Berrezueta.

La ruta también sirve para traer a la maestra Ena Gomero, de la escuela unidocente Jaime Roldós Aguilera. Ella viaja a diario en canoa hacia la Santay, donde instruye a 39 niños desde hace siete años. Los padres de los pequeños se turnan para traerla y llevarla en un viaje a remo que tarda hora y media.

En cuanto a ayudas, los moradores de la isla tienen presente algunas. Achiote recuerda que hace tres años la Fundación Malecón 2000 les entregó las casas a las 45 familias, aunque les tocó ayudar a construirlas. El pescador de 46 años labora en el proyecto de reforestación que actualmente se realiza en Santay, eso le representa 8 dólares diarios.

Andrés Cruz Aguilar, que ayuda a los guías de la fundación cuando llevan turistas a la isla, agrega que la fundación también les consiguió el tanque de donde se proveen de agua.

Los botellones les cuestan 15 centavos y cuando se vacía, la misma fundación se encarga de llamar a la gabarra para comprar más agua.

De Durán recuerdan una vez la visita de la alcaldesa Mariana Mendieta, según María Elena Domínguez, aunque no tiene claro cuándo fue.

Sin embargo, Domínguez sí recuerda que “ella manda médicos cada mes, o cada dos meses” para que los atiendan.

Gloria Achiote Berrezueta
Habitante de la isla
“A la Caraguay cruzamos para comprar la comida o cuando el niño se enferma para llevarlo al hospital que queda allá en frente”.


Luis Alberto González
Habitante de la isla
“Acá estamos botados, no se puede sembrar porque es malo para el turismo. Tenemos que vivir de lo que nos dan los hijos”.

Fuente: EL universo, Septiembre 10, 2007

19 septiembre 2007

Ley impide ser parroquia a I. Santay


Según la Ley de Régimen Municipal no reúne requisitos. Durán quiere crear una nueva figura.
Según la Ley de Régimen Municipal y la Comisión Especial de Límites Internos de la República (Celir), la isla Santay no reúne los requisitos necesarios para constituirse en parroquia rural.

El artículo Nº 10 de esa ley determina que para la creación de parroquias rurales la población residente debe tener no menos de diez mil habitantes. De estos, por lo menos dos mil deberán estar domiciliados en la cabecera de la nueva parroquia. En la Santay viven 207 personas, según un censo de la Fundación Malecón 2000, del 2005.

La alcaldesa de Durán, Mariana Mendieta, manifestó que debido a esta disposición el Concejo Cantonal creó una nueva figura en la ordenanza aprobada el 14 de septiembre pasado: Parroquia Satélite Ecológica. “La Santay no reúne lo que dice la Ley de Régimen, que debe tener 10 mil habitantes y acá tengo solo 400. Por eso queremos sentar un precedente, ya la parroquia está creada en primera (debate en el Concejo de Durán), pero para la segunda estamos enviando un proyecto al Congreso”.

La ley dice, además, que para la creación de una parroquia debe haber una solicitud firmada por gran parte de los vecinos mayores de 18 años y un comité de parroquialización jurídicamente constituido.

Sobre este punto la alcaldesa afirmó que los pobladores de la Santay le solicitaron la creación de la parroquia. Sin embargo, Elsa Rodríguez Zambrano, presidenta de la Asociación de Pobladores de la isla, dijo ayer que ella no conoce de ninguna petición de este tipo y que no existe ningún comité de parroquialización en Santay.

Zambrano aseguró que el sábado pasado hubo una reunión entre los pobladores de la isla con Mauricio Alvarado, representante del Municipio de Durán, pero que en esta solo se informó sobre la futura creación de una oficina turística para que los habitantes de Durán conozcan más sobre la isla.

El proyecto de parroquialización aún está en proceso, según Mendieta, que tampoco sabe cuándo se reunirá el Concejo Cantonal nuevamente. Indicó que el interés de Durán por tener injerencia en la isla no nació repentinamente y que no tiene intenciones políticas; además, que la Fundación Malecón 2000 no ha cumplido con el proyecto en ella.

“Nosotros nos retiramos cinco años porque pensamos que la Fundación Malecón 2000 iba a hacer más obras de fondo, pero solo ha dado unas casas de Hogar de Cristo que acá también las tenemos, han puesto un tanque y nada más”, dijo.

El gerente de la Fundación Malecón 2000, que tiene la administración de la isla, Pedro Gómez-Centurión, aseguró que “no hay ningún problema de jurisdicción (en la isla), pero la propiedad le pertenece al Ministerio de Vivienda que firmó un fideicomiso para su administración con nosotros”.

Explicó que esta semana habrá una reunión para discutir sobre proyectos conjuntos para la isla Santay.

REQUISITOS: Dice la ley

El proyecto para la creación de una parroquia debe tener informe favorable del Consejo Provincial respectivo , otro de la Comisión de Límites y la aprobación de la ordenanza del Ministerio de Gobierno.

Tomado de El Universo, 19 deSeptiembre 2007

15 septiembre 2007

Durán creó nueva parroquia San Jacinto Isla Santay

Aprobado en primera instancia

De manera unánime, el Concejo Cantonal de Durán aprobó, la mañana de ayer, el primer debate de la ordenanza para la creación de la parroquia satélite ecológica Isla Santay. En la referida ordenanza se bautiza a la isla con el nombre de San Jacinto y también se incorpora a la Isla del Gallo, ubicada a pocos metros del lugar.

La decisión de elevarla a la categoría de parroquia fue anunciada el martes por la alcaldesa Mariana Mendieta, como lo informara este Diario. El segundo y definitivo debate está previsto para la próxima semana. De aprobarse, como está previsto, será enviado al Ministerio de Gobierno para su análisis y posible aprobación.

Con la parroquialización de la Isla Santay, el Municipio de Durán pretende frenar supuestos actos especulativos sobre el uso y manejo del área. Por lo pronto, la próxima semana empezará la construcción del Centro de Información Turística-Ecológica, que será el organismo de enlace entre los comuneros y los visitantes. Está prevista la promoción de la isla a través de publicidad en los medios de comunicación.

El proyecto también incluye la firma de un convenio con la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), mediante el cual expertos en turismo y ecología capacitarán a los habitantes del cantón, especialmente a los estudiantes secundarios de los últimos cursos.La isla Santay tiene una extensión de 2.179 hectáreas. En el sitio se asientan 200 familias, las mismas que no tienen acceso a los servicios básicos. (JPZ)

Fuente: Diario El Expreso, 15 de Septiembre 2007

14 septiembre 2007

Durán convertirá a la Santay en otra de sus parroquias

Según el Cabildo duraneño, se preparan varios proyectos para los habitantes de la isla Santay.

“Geográficamente, Durán es la mamá de la isla Santay”. Con esos términos y argumentos, la alcaldesa Mariana Mendieta ratificó a los derechos “irrenunciables” del vecino cantón. Mendieta anunció que en la reunión de Concejo Cantonal que se realizará la próxima semana, se propondrá la parroquialización de la isla. “Hablamos de una parroquia ecológica.

Solo nos tocará esperar a que el Ministerio de Gobierno apruebe el proyecto”, indicó la alcaldesa.
La resolución se tomará sobre la base de que la Fundación Malecón 2000 no ha cumplido con las expectativas y metas establecidas hace siete años, fecha en que recibió la competencia por parte del Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV). Además, dice que en ninguno de los proyectos turísticos promocionales del organismo se menciona a Durán.

“Lo que ha puesto la Fundación Malecón 2000 en la isla es parchecitos por aquí, parchecitos por acá; pero un proyecto real de utilidad para sus habitantes, nada”, aseveró Mendieta. Sin embargo, según la alcaldesa, el Cabildo duraneño no descarta un convenio tripartito con el Municipio de Guayaquil y la Fundación Malecón 2000 para la utilización de la isla.

Pero advierte que el posible acuerdo se lo firmará bajo ciertos parámetros, como por ejemplo, que la resolución final la tomará siempre el Municipio de Durán y que la Fundación Malecón 2000 cuente con un delegado de este cantón. (JPZ)

Fuente: Diario Expreso, Guayaquil 12 sept,2007

29 agosto 2007

ISLA SANTAY PERTENECE AL CANTON DURAN

Mendieta niega el traspaso de Santay

La alcaldesa de Durán, Mariana Mendieta, negó ayer que el cantón haya cedido la administración, y peor, la patria potestad de la isla Santay, al Municipio de Guayaquil.“Ni siquiera con el pensamiento el Cabildo se ha atrevido a ceder la isla a nadie”, manifestó Mendieta, al aclarar versiones periodísticas en el sentido de que se habría entregado el manejo del humedal de 2.179 hectáreas de extensión, a la vecina Guayaquil.

Sin embargo, Pedro Gómez Centurión, gerente de la Fundación Malecón 2000, insiste en que el convenio sí se firmó.Pero la Alcaldesa reiteró que el Municipio de Durán atiende a los isleños con brigadas médicas y maestros, y se apresta a dotarla de oficinas para iniciar proyectos turísticos y planes de otra índole.

Mendieta no descartó la posibilidad, a futuro, de firmar convenios tripartitos con el Municipio guayaquileño y la Fundación Malecón 2000, con el fin de desarrollar planes turísticos que no afecten el ecosistema de la Santay, ubicada frente a la urbe porteña.“Pero siempre será el Concejo Cantonal de Durán el ente que vigile y regule cualquier actividad en la isla”, anotó la Alcaldesa. (JAA/MVM)

FUENTE: DIARIO EXPRESO http://www.expreso.ec/html/guayaquil3.asp

27 agosto 2007

Fraternidad en la isla Santay


Artistas y habitantes de Santay vivieron y trabajaron juntos.

Mildred Wiesner Yagual - Diario El Universo

El proyecto ‘Residencia solo con natura’ se desarrolló desde el 16 de agosto hasta el pasado viernes. Las obras se encuentran expuestas en la isla.

Faltaban 37 minutos para que el artista Hernán Zúñiga dejara a las 12:20 del pasado viernes la isla Santay, en la que permaneció ocho días y medio para participar en el proyecto ‘Residencia solo con natura’, junto con otros seis exponentes de la plástica del país y Estados Unidos.

Se trasladó hasta una de las mesas del restaurante del lugar donde se encontraban varios de los colonos, que fueron los guías que los acompañaron durante su estadía en el humedal, como también se la denomina a la Santay.

Luego Zúñiga tomó un cuaderno que uno de ellos le ofreció y escribió un pensamiento: “A todos mis hermanos de Santay / con respeto y aprecio les deseo / la salud y bienestar / que tienen los pájaros / las plantas y el cielo / que cubre a Santay / con una lluvia de colores. / Todos son artistas de la vida / en la plenitud del río / y el horizonte circular / de la Isla”.

El texto de Zúñiga resume la integración que lograron los artistas plásticos con los habitantes de la Santay. La naturaleza fue el nexo entre los grupos, porque debían elaborarse siete obras en cualquier espacio de la isla usando sus materiales naturales de vegetación, como la hoja de palma y lechuguín, la flor de palo prieto, el bejuco de agua, las semillas del guasmo y del compoño, la palma de coco, y la paja.

A más de la relación de trabajo que mantuvieron los artista Juan Carlos León, Adrián Washco, Christian Proaño, Katia Cazar, Hernán Zúñiga, Kim Waale y Mary Ghiel con los isleños, se formó una relación de amistad que motivó a que estos últimos “cuenten sobre sus vidas, sobre cómo diferenciar los distintos árboles y barro que poseen, las clases de especies de fauna que tienen”, sostuvo Juan Carlos León.

Aunque Mary Ghiel y Kim Waale, artistas estadounidenses participantes del proyecto, no hablaban mucho español, ese detalle no fue un limitante para que fraternizaran con los habitantes de la Santay. Al mediodía del pasado viernes, a varios de ellos les repartieron materiales para que continúen la labor artística aun luego de culminar la residencia.

La tarde del pasado jueves, Valentino Domínguez dibujaba con mucho cuidado sobre un pedazo de madera cubierto de barniz negro la forma de varias aves del humedal, del cocodrilo y de una serpiente.

Dijo que regresó a la pintura gracias a la confianza de Waale y a este proyecto, organizado por la Municipalidad de Guayaquil, la fundación Malecón 2000 y Aprofe, y que promovía la utilización de elementos naturales de la vegetación de la Santay y que artistas y colonos vivieran y trabajaran juntos. “A mí me encanta hacer obras y ahora he vuelto a esto. La artista de Estados Unidos me dijo que pintara los animales de la isla Santay y con mi amigo José pusimos lo mejor para que se vea bonito el trabajo”, añadió.

A Santiago Domínguez, de cuatro años y nativo de la isla, le resultó fácil desde los primeros días de la residencia reconocer el sendero que conducía hacia la obra de Juan Carlos León. Acompañado de Puchín, uno de los perros del lugar, todos los días le gustaba ver cómo trabajaban los artistas participantes del proyecto.

Juan Carlos Domínguez, de ocho años y uno de los 39 alumnos de la escuela unidocente rural Jaime Roldós Aguilera, creada en la isla hace siete años, desconocía la razón por la cual los artistas visitaban la Santay, sin embargo, refirió que le gustó mucho el taller de títeres que le dictó la escultora Ángela Echanique, quien no estaba dentro del equipo del proyecto pero se resolvió que hiciera una obra y brindara cursos artísticos a los niños.

Ella, quien se trasladaba a diario en lancha a motor hasta el humedal, mencionó que los colonos “son gente intrépida, generosa, colaboradora y sencilla”. Su obra se basa en la unión familiar, en la libertad que tiene cada miembro para recorrer los caminos del lugar y la conservación de las especies. Se titula Metamorfosis y representa una pareja de esposos y un niño en forma de pájaro. En la parte inferior de la escultura se aprecian las figuras de varios animales que hay en la Santay.

José Domínguez, de 67 años y el morador más antiguo de la isla, en la que residen 45 familias y cuya población es de 204 habitantes, indicó que el lugar se ve más colorido por la realización de las obras “y la gente está entusiasmada con que los artistas estén aquí durante el proyecto; ojalá que cuando ellos se vayan haya muchas personas que visiten San Jacinto de Santay para que se la vea animada, alegre”. Zúñiga aspira a volver más seguido al humedal y también anhela que los habitantes lo sigan conservando.

DICEN DEL PROYECTO

ENA GOMERO, MAESTRA “Algunos niños saben del proyecto porque ellos se interesan por andar con los artistas, pero todos han recibido los talleres de biodanza y títeres”.
KIM WAALE, ARTISTA“Muchos compartieron con nosotros sus conocimientos y con Valentino, mi colaborador, pasé buenos momentos”.
ADRIÁN PÉREZ, VISITANTE“Este proyecto ayuda a que se fomente aún más el turismo en la isla y a que sus habitantes sean más cultos”.

14 mayo 2007

LOS OLVIDADOS DURANEÑOS DE LA ISLA SANTAY

Por: Dr. WLADIMIR RAMIREZ C.
Son hombres mujeres y niños humildes, que día a día luchan por sobrevivir en un medio alejado de las comodidades a las que usted y yo estamos acostumbrados, ellos no cuentan con servicio de agua potable, electricidad, alcantarillado, los servicios de salud no existen, pues por ser una comunidad pequeña (180 habitantes aproximadamente) no califican, según les han dicho para que se les destine por lo menos un medico rural, que preste atención a este aislado grupo de ciudadanos del Cantón Duran, que al igual que todos nosotros están expuestos a las inclemencias propias del trópico, mas aun si no se cuenta con servicios básicos.

Si el país se escandalizo al ver a una duraneña dando a luz en una maternidad inundada, que dirían al ver a otra duraneña de la Santay, pariendo en una canoa en medio del rió, cosa que ya ha ocurrido mas de una vez, pues son varias las ocasiones en que la fuerza del brazo, no ha sido suficiente para llevar en forma urgente a una parturienta en una frágil canoa a la orilla vecina, para que tenga un parto seguro, pues el rió que no entiende de urgencias impone su fuerza natural y no permite a la frágil embarcación llegar a su meta, son sus aguas las que al igual que expertas parteras han escuchados los gritos desesperados de estas madres parturientas, seguidos del consolador llanto de sus hijos anuncio inequívoco del inicio de una nueva vida.

Son muchos los niños de la Santay que han nacido de esa forma, y que hoy crecen, corren y juegan ajenos a los beneficios, seguridades y ventajas que la vida moderna les da a nuestros hijos, muchos de ellos no saben que es una computadora, no las conocen, sus padres intentan con mucho esfuerzo darles algo de estudio apoyando en lo que pueden la labor de la única escuela uní docente que allí existe, en la que una maestra intenta con los escasos materiales con que cuenta, enseñar a leer y escribir a los 80 niños que allí estudian.

Los días lunes en su escuelita a la fecha medio desarmada, los niños de la Santay corean con orgullo el himno de su cantón, el himno a Duran, ellos no olvidan que son duraneños que son parte de este cantón que parece haberlos olvidado, se sienten parte de una estirpe ferroviaria que los reclamo como suyos al hacerse cantón, lo que obliga a nuestro municipio a cuidar de ellos y llevar hasta este rinconcito de nuestro Duran algo del progreso que la alcaldía tiene la obligación de llevar a todos sus habitantes.


La bandera de nuestro cantón y el nombre de este en su estandarte
demuestran el orgullo que sienten de ser DURANEÑOS


En lo que a salud se refiere esperamos que la nueva directora de salud del área 17, sea sensible a las necesidades de estos conciudadanos y destine un médico rural para que se encargue del cuidado permanente de la salud de esos hombres mujeres y niños que tanto necesitan.

El gobierno nacional a destinado fondos para la atención en el área de salud de quienes más lo necesitan, una noble labor para nuestra alcaldesa seria el interceder con sus buenos oficios para lograr adecuar un local debidamente equipado para que se establezca un Subcentro del Ministerio de Salud, que dé atención permanente a los pobladores de la Santay, para que ningún duraneño de esta isla vuelva a nacer en medio del rió Guayas.

Los pobladores de la Santay son gente callada que necesitan ser defendidos y ayudados para evitar los abusos como los que ocurren cuando utilizan arbitrariamente las instalaciones de la escuela, que fue construida en 1992 con fondos y esfuerzos del Comité Ecológico de la ESPOL, sus 2 letrinas y su espacio físico por los turistas que llegan de visita y cuando esto ocurre los niños son sacados y reciben sus clases en donde pueden, hoy la estructura de la escuela esta muy dañada, y es gracias a los esfuerzos de ecuatorianos incluidos varios duraneños radicados en Suiza, que están informados de las injustas condiciones de vida a las que están sometidos los niños de la Santay, que se han obtenido algunos fondos para comprar materiales que con el trabajo entusiasta de los mismos pobladores permitan a la ESCUELA JAIME ROLDOS volver a recibir a ese grupo de niños que luchan por salir de la ignorancia en la que da la impresión quieren mantenerlos sumergidos quienes saben que una población sin educación es callada, temerosa y fácil de esclavizar, aquellos quienes entienden que si los hijos de la Santay se preparan y se educan aprenderán a reclamar lo que por derecho les pertenece y a quienes hoy se les están negando El derecho a una vida Digna

Pobladores de la Santay observan e intentan reparar
los daños en el techo y estructura de la escuela JAIME ROLDOS.


En esta imagen puede observarse, los serios daños que a
la fecha tiene en su estructura la única escuela que funciona
en la Santay, que deben ser reparados para que los niños
puedan seguir con sus estudios