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30 agosto 2014

‘El Libertador’ retorna sobre una proa a la Isla Santay

Luis Parrales, de 7 años, recreó junto a compañeros y pobladores el momento en que Simón Bolívar arribó al lugar. 

Texto y fotos: Diario El Telégrafo - Ecuador

Redacción Guayaquil
Ayer una canoa recorrió lentamente el río Guayas, bordeando la isla Santay. A lo lejos se divisó que sobre su proa permanecía, inamovible, la figura de una persona ataviada con una camisa azul y grana y un pantalón blanco.

Conforme se acercaba al muelle del lugar se distinguían más detalles, como el que la ropa correspondía a un uniforme militar muy común en el siglo XVIII.

Tan vistoso personaje de la canoa era el libertador Simón Bolívar, representado por Luis Parrales, estudiante de la Escuela Jaime Roldós Aguilera, único plantel de la isla.

Los habitantes del lugar recrearon la primera visita ilustre que tuvo Santay. El 28 de agosto de 1829, Bolívar llegó al sitio por recomendación médica para trasladarse a una casa de campo y reponerse de su enfermedad. 

La historia cuenta que llegó hasta el sitio luego de ingresar victorioso a Guayaquil y tras conocer que el Mariscal Antonio José de Sucre venció al ejército peruano en la batalla del Portete de Tarqui (27 de febrero de 1829).   


En medio de aplausos y vítores Luis Parrales y sus
compañeros caminaron hacia la casa comunal de la ecoaldea.
Luis, de 7 años, tuvo algo de dificultad para avanzar hacia el muelle tras bajar de la canoa. Aunque tenía un par de botas de caucho que lo protegían del agua, que llegaba a la orilla del ‘Río Grande’, un joven cargó al pequeño ‘Libertador’ para evitar que el vaivén de la ría le hiciera perder el equilibrio.

Una vez en el muelle, el infante buscó su espada de juguete y la empuñó, queriendo imitar al personaje que interpretaba cuando comandaba las batallas contra el ejército español. Con este gesto se dirigió a una cabaña que tiempos anteriores sirvió como escuela.   

El trayecto estaba lleno de piedras y vegetación nativa, por lo que Luis debió cuidar cada paso para no caerse.

En el camino, sus compañeros de estudio formaron 2 filas simulando una calle de honor para recibirlo. En la rústica casa donde debía llegar aguardaba Benito Domínguez, su abuelo materno, quien en representación de las 56 familias de Santay, recibió al pequeño Bolívar.

“Aquí puede descansar y mejorar su salud”, pronunció Domínguez como bienvenida. “Gracias”, respondió su nieto. Mientras, una de las maestras de escuela hacía una breve reseña de la visita de Bolívar.

El Libertador Simón Bolívar permaneció en la Isla Santay hasta el 23 de septiembre de 1829 y luego partió hacia Quito.

Su periplo continuó por Ibarra, Pasto  y luego Bogotá, para finalmente llegar a Santa Marta, en donde falleció el 17 de diciembre de 1830.  


El pequeño Luis se retiró de la cabaña a paso lento y empuñó su espada mientras sus compañeros gritan “¡Viva Bolívar!”.

Fuente: Diario El Telégrafo

AGRADECIMIENTOS

Esta actividad fue una iniciativa de la Asociación Los Amigos de Santay, realizada con el apoyo de la Población de Santay a través de su Cooperativa de Turismo, de las Asociaciones de pobladores y Pescadores de la isla respectivamente y de la Escuela Fiscal No.3 Jaime Roldós. 

El traje de Simón Bolivar fue donado y enviado desde Caracas, Venezuela muy gentilmente por la Sra. Carmen Rafaela de Correa  especialmente para este acto y servirá para los años venideros en que se recuerde esta fecha importante para Santay. La espada fue donada por el Ing. John Orellana. Agradecemos públicamente a la empresa DHL y a la SENAE Guayaquil por las gestiones relativas al envío y recepcion del traje. Gracias también a Gharorlt Correa desde San José Costa Rica por su apoyo logístico. Como podemos ver Amigos de Santay estamos en muchas partes, gracias a todos

Amigos de Santay acompaña a la población del Humedal Isla Santay en el descubrimiento y vivencia de su historia y su cultura.

07 noviembre 2012

Lorenzo Achiote, otro anciano que pierde Santay

Lorenzo Achiote,quinto desde la izquierda, Tesorero
de la Primera directiva de la población en 1998.
Hoy 7 de noviembre dejó de existir en el Hospital Guayaquil Don Lorenzo Achiote Domínguez nacido en Santay el 10 de agosto de 1932. Lorenzo, era el más viejo de los pobladores de Santay y tronco principal de los Achiote (o Achote) una de las familias más representativas de la isla después de los Domínguez.

En 1998,Lorenzo fue parte  de la Directiva fundadora la de la Asociación de Pobladores San Jacinto de Santay. Sera velado hoy y mañana en la Isla para luego ser inhumado en el cementerio de Duran.

La población de la Isla Santay pierde una gran persona querida y respetada por todos, Que su ejemplo y recuerdo permanezcan en la memoria de todos los santayences

Nuestras más sentidas condolencias a su esposa Elena, a sus hijos Ramón, Luis, Jerónimo y Enrique, a todos sus sobrinos, primos, nietos y bisnietos y un abrazo muy especial a su sobrina Jaqueline Achiote.

Semblanza de Loenzo en un articulo de Marcela Noriega para Revista Diners

16 octubre 2012

En fiesta popular Santay festejó el Dia de la Interculturalidad

La soleada mañana de viernes 12 de octubre, la población de Santay celebró el Día de la Interculturalidad (antes denominado día de la raza). La fiesta organizada por la escuela atrajo a los alumnos y sus familias. La celebración se desarrolló en medio de la algarabía y el buen ambiente.

Se realizaron Juegos Tradicionales como el "Palo Ensebado" y también se eligió a la Criolla Bonita y a la "Estrella de Octubre" distinciones que recayeron en Inés Medina y Janina Achiote respectivamente.

Las parejas de concursantes: Felipe Domínguez - Marco Anthony, Julián Domínguez - Juan Carlos Domínguez y Giovanny Parrales - Tatiana Achiote quedaron en primer, segundo y tercer lugar respectivamente en la competencia de Triatlón y recibieron medallas como estímulo.

En la tan esperada subida al Palo Ensebado y después de muchos concursantes e intentos, Ronald Achiote aplicando el principio de que la unión hace la fuerza, llegó a la cima y repartió los obsequios entre todos los participantes y especialmente aquellos que lo empujaron para llegar.

Así terminó una excelente mañana  de integración en la que participaron todos los pobladores de la isla y las familias de las maestras como invitados.

El Palo Ensebado, presente en todos los festejos tradicionales en Ecuador
no es la excepcion en Santay. Los niños disfrutan de cerca y los adultos desde
la galería con sus gritos y aplausos.
Preparando los obsequios para los participantes en los Juegos Tradicionales



Familiares de las maestras fueron invitados

Una maestra de Guayaquil  invitada al evento como juez, coloca
la banda a Janina Achiote, Estrella de Octubre 2012 de Santay

Inés Medina la Criolla Bonita de Santay 2012
recibe la banda de manos de su abuelita Elsa Rodríguez


La mesa directiva encabezada por la Presidenta de la
Asociación de Pobladores Elsita Rodríguez


La maestra Ena y sus hijitos regresan de la isla luego de un día
de esparcimiento e integración santayence.

28 septiembre 2012

Escuela de la Isla Santay celebra a los Ancianos en su dia

Podríamos también llamarlos abuelitos, viejitos, adultos mayores, o personas de la tercera edad, pero el termino ancianos como sucede en muchas otros lugares refleja respetabilidad y experiencia, y en esta isla frente a Guayaquil no es la excepción.

Los ancianos de la comunidad tuvieron una cita especial con los niños en este Día del Anciano ecuatoriano, ocasión en el que el amor y reconocimiento estuvieron presentes.

Este reencuentro generacional se realizo ayer en la escuela Jaime Roldos de la isla Santay. Allí estaban los respetables invitados sentados escuchando, dialogando y disfrutando de un acto cultural preparado para ellos y también de un delicioso "comibebe" .La fiesta fue iniciativa de los docentes de la escuela y se organizo con los alumnos de la misma.



Educar también en el respeto de los ancianos, en el amor por su gente y su historia, hace parte de la formación integral de esta joven generación en la isla. 




En la comunidad de Santay, la voz de los ancianos siempre es escuchada y en la toma de decisiones sus puntos de vista son muy considerados. No debemos olvidar también que en comunidades rurales como es el caso de Santay la historia es transmitida de manera oral, de generación en generación.

En este sentido la Asociación Amigos de la Isla Santay saluda los ancianos y los niños de esta comunidad y les recuerda el compromiso común que tenemos para el proceso del levantamiento del Museo Comunitario, proyecto que ha sido presentado al gobierno nacional.

Fotos: Maestra Ana Briones Carchi

08 agosto 2012

Santay aún aguarda por sus obras


La contaminación. La semana pasada, más de 100 colegiales recogieron 100 sacos de basura que llega a Santay desde Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/sociedad/Santay-aguarda-obras_0_751125075.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Esteban Domínguez tenía 12 años cuando comenzó a trabajar en la hacienda Acacias, en la isla Santay.

A las 04:00 tomaba su machete para cortar la ‘hierba mala’ que crecía entre el pasto verde.

Hace más de 50 años San Jacinto de Santay era un pueblo ganadero. Los frondosos árboles que hoy cubren el paisaje casi no se veían. Los establos copaban las 2 214 hectáreas de la conocida ‘isla de las siete haciendas’.

“De aquí iba la leche para Guayaquil. Al día cogíamos 20 tarros de 40 litros. Era duro y solo me daban seis sucres”, recuerda. No había descanso. La actividad en las haciendas Acacia, Pradera, Pradera chica, Florencia, San Francisco, Matilde y Puntilla era intensa. En compensación, los hacendados daban un terreno a los jornaleros.

Eso fue hasta 1979, cuando el Ministerio de Obras Públicas expropió las haciendas del lugar. Así dio inicio a una larga transición en Santay.

Un año después el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) tomó el mando. Y en el 2001 su manejo pasó a la Fundación Malecón 2000, en un fideicomiso por 80 años.

La fundación dio casas de caña a los moradores, impulsó el plan piloto de energía por paneles solares y desarrolló un proyecto ecológico de recuperación del manglar. Pero hasta el 2008 se había ejecutado solo un 50%., según el plan de manejo.

 En el 2010, el actual Gobierno asumió el mando. Con el Acuerdo 021, el Ministerio del Ambiente declaróÁrea Nacional de Recreación a las islas Santay y Gallo (en el cantón Durán). Las ofertas no esperaron. Una de las más representativas del régimen es la ‘ecoaldea’. 56 familias fueron reubicadas en un complejo de cabañas conectadas entre sí por una pasarela.

Doña Rosario Domínguez nació en Santay en 1949. Muestra la fecha en su vieja cédula mientras descansa en el portal de su nueva vivienda. “Son un poquito calurosas, pero vivimos mejor”.

 Adentro hay una pequeña cocina, sala, dos habitaciones y un baño. En una estantería hay un viejo radio. “No funciona, lo tengo de recuerdo. Pero igual la energía da para dos focos y los televisores grandes no prenden”.

Los paneles solares reemplazaron a las baterías recargables en Santay. En las noches proveen energía, pero solo 30 watts.

El agua es otra obra en espera. Doña Rosario guarda el líquido llega cada 15 días desde Guayaquil en siete pomas. “Hay que pagar 15 centavos por poma”.

El trabajo es otra de las preocupaciones en la isla. Casi toda su vida, don Máximo Domínguez ha sido pescador. En las madrugadas sale en su canoa y navega hasta isla Puná, en el Golfo de Guayaquil. “Antes cogía hasta dos quintales de bagres, pero ya ni hay peces por estas aguas”.

La capacitación de los habitantes en actividades turísticas y productivas es uno de los compromisos del Ministerio del Ambiente. Pero ese plan solo ha avanzado en un 20%, según un reporte de esta Secretaría.

Los trabajos en Santay están a cargo de la Empresa Pública de Parques Naturales. En agenda hay cinco obras : un subcentro de salud, una oficina de información, un centro de interpretación, una casa hospedaje y una casa de guardaparques.

En cuanto a servicios básicos se está levantando una planta potabilizadora de agua y esperan optimizar el sistema fotovoltaico de energía hasta 70 watts.

Otro trabajo en espera es un muelle para barcazas sencillas y barcazas familiares, en donde los turistas podrán dormir. También se planifica levantar camineras para recorrer el humedal.

La bióloga Martha Véliz, del Ministerio del Ambiente, explica que los moradores guiarán los recorridos de avistamiento de aves (más de 128 especies), que habitan en este humedal.

Una bandada de loros alerta a don Esteban. Mientras recuerda frota sus manos, arrugadas y ásperas por el duro trabajo. A ratos mira a Samantha, una de sus 20 nietos, quien juega en un triciclo. “En Santay la vida cambió. Esperemos que así siga”.

Flora y fauna en la isla

128 especies de aves, 12 especies de reptiles y más de 13 tipos de mamíferos son parte de la riqueza natural de Santay.

60 tipos de plantes dan colorido a este pulmón natural de Guayaquil. Entre ellos están los cinco tipos de mangle (dos del tipo rojo, negro, jelí y blanco).

En el 2000, las islas Santay y Gallo fueron declaradas Humedal Ramsar, de importancia ecológica internacional.

Fuente: Diario El Comercio

06 noviembre 2011

La Santay, una isla “hecha” a punta de Domínguez

Más de 30 familias con el mismo apellido: Cruzando el río Guayas, a 800 metros de la ciudad, se encuentra esta población de 240 habitantes, formada en medio de leyendas y con una misma base genealógica que le da una particularidad a su historia.

 Diana Romero
Domínguez-Domínguez, Cruz-Domínguez, Domínguez-Mateo,
Jaime-Domínguez, son  algunos de los apellidos de los 37 niños de
la escuela Jaime Roldós Aguilera, que funciona
en la isla Santay desde hace 13 años. Fotos: Pilar Vera | El Telégrafo
Es cerca del mediodía y en la escuela Jaime Roldós Aguilera, ubicada en la isla Santay - una formación de tierra a 800 metros de Guayaquil- los niños disfrutan de su recreo. Mientras unos gritan y corren por una amplia zona descampada, que hace las veces de patio, otros se amontonan a un costado formando un círculo.

-“Se golpeó señorita, se golpeó”, gritan los niños, alrededor de un pequeño que solloza acostado  sobre el césped y que es trasladado en brazos hasta las escaleras de la escuela de madera.

Ena Gomero, directora y profesora de la institución, acude a su rescate. El golpe no es de cuidado y los pequeños se dispersan para  seguir jugando.

“A ver, hagan aquí una fila todos los Domínguez”, ordena Ena, con una voz tan enérgica que hace que los niños interrumpan su recreo y obedezcan de inmediato.

Entre brincos y carcajadas se van formando en hilera: 1, 2, 3, 4... “Ahí los tiene: Domínguez-Domínguez, Cruz-Domínguez, Domínguez-Mateo, Jaime-Domínguez”, dice mientras recorre la fila de pequeños con la mirada. “¡Todos son Domínguez aquí!”, exclama.

La profesora Gomero trabaja en esta isla la misma cantidad de tiempo que de existencia tiene la escuela: 13 años. Según relata, de los 37 alumnos de primaria, al menos 30 tienen el “Domínguez” como primer o segundo apelativo.

Se trata de un apellido que identifica a los habitantes de Santay como tales y que está vinculado con sus raíces, sus orígenes, según  narra Jacinto Domínguez, de 63 años, uno de los ancianos de la comunidad, cuyos ancestros fueron  los primeros habitantes de estas tierras, hace más de 120 años.

El historiador Carlos Calderón Chico explica que existen pocos registros acerca de la forma en que se pobló la isla Santay. Sin embargo, la memoria histórica de los abuelos del lugar cuenta los hechos importantes de generación en generación. Jacinto Domínguez es el guardián de la tradición oral de esta isla.

“Mi tatarabuelo llegó de Bajada, de Chanduy. Él traía pescado salado y sal para vender acá. Venía por una o dos semanas, hasta que poco a poco se fue quedando de largo. Acá había haciendas y trabajo. Era fácil vivir...”, afirma.

Su padre llegó aquí a los 12 años y nunca más se fue. Le siguieron sus tíos, que formaron sus familias y continuaron extendiendo el Domínguez por toda la Santay. “La gente forma poblados por muchas razones. A veces llega a un sitio por comercio o por tener un lugar donde alojarse. Los habitantes de Santay se afincaron allí, pese a que las condiciones de la isla no eran las mejores”, indica Calderón.

Según las narraciones de su abuelo y su padre, Jacinto recuerda que la isla estaba conformada por varias haciendas: “Puntilla, Las Acacias, La Pradera Grande, La Pradera Chica, Florencia... Luego los dueños las hipotecaron, se quedaron sin ganado y el que quiso quedarse viviendo acá se quedó”.

Ciertas comunidades que se han formado en distintos rincones del país tienen antecedentes comunes, como es el caso de Santay, dice el sociólogo Rubén Aroca. “Algunas primero han sido caseríos u ocupaciones de tierra que han estado vinculadas con propiedades rurales, específicamente agrícolas. Frecuentemente quienes las habitan son grupos de personas que tienen cierto grado de parentesco, sus hogares  tienen un apellido en común”, sostiene Aroca.

Claudina Domínguez es una anciana de  mirada amable y arrugada, de sostenida aunque tímida sonrisa y un cuerpo delgado, que esta tarde viste una camiseta roja,  estrecha aun para su flacura. “El Esteban se fue a volver, pero ya mismo regresa. Pase, pase...”, dice la mujer de 71 años con voz temblorosa, casi inaudible.

Adentro, en la cocina de su nueva casa dentro de la Ecoaldea, lava los platos que quedaron sucios luego del almuerzo. Los apila sobre una mesa plástica, lo que, junto a los cerros de ollas y pomas con agua sobre el suelo,  da una sensación de desorden a la sala, que se ve amplia sin muebles.   

Claudina esperaba a Esteban, su primo, pero también esposo desde hace más de 50 años, con quien procreó  once hijos, de los cuales ocho viven todavía. Jacinto Domínguez  agrega que, debido a que todos los habitantes que comparten este apellido provienen de una misma raíz genealógica, es común que primos y parientes lejanos se interrelacionen, formando nuevos núcleos familiares.

Calderón Chico afirma que las uniones entre familiares cercanos o lejanos, como los de  la isla Santay,  también se  dan en otras comunidades. “Esta es una costumbre de pueblos con ancestralidad, que buscan afianzar los lazos familiares que les permitan perennizar su apellido”, explica el especialista.

Pero para la directora de la escuela de la isla, existe una explicación más simple: “La mayoría  de los jóvenes  no sale. Casi ninguno  va al colegio. No tienen dónde conocer a otras personas y forman sus familias aquí mismo”.

Álvaro Cruz Domínguez fue su alumno y es la excepción. Es el único joven de la isla que logró graduarse de bachiller. Su ejemplo lo siguen dos adolescentes más, que acuden a clases a un colegio a distancia, únicamente los sábados, de la misma forma en la que Álvaro logró terminar la secundaria.

Cada dos semanas, la marea sube y lo remoja todo. Vuelve difícil movilizarse sin que el fango quiera tragarse las botas de los visitantes. Este día, sin embargo, el suelo se encuentra seco y cuarteado. El lodo de hace algunos días parece parte de sus leyendas, como la del “tintín silbador”, que la cuentan a cada extraño. 

Un poco más hacia el centro de la isla, en medio del cacareo de las gallinas y el balido de los chivos,  una joven mujer mece  al último de sus cinco hijos. El pequeño Marco Antonio, de 2 meses, se arrulla al vaivén de una hamaca de redes. El viento, a su vez, mece las endebles estructuras de la casa.

Gina Domínguez, de 28 años, se unió a Félix Domínguez, su primo, hace 14. La vida para ellos transcurre en la tranquilidad del campo, entre la crianza de sus hijos y las labores de pesca de su marido.  Ella, al igual que la mayoría de mujeres de la isla, inició la vida matrimonial muy joven y tiene varios hijos.

Para el sociólogo Aroca, este fenómeno se da en pueblos donde la tradición está muy arraigada. “Lo doméstico sigue siendo un espacio de administración femenina. Las chicas se casan a temprana edad porque a los 15 años la mujer comienza a tener expectativas de integración y estas están marcadas en el espacio doméstico, que se vuelve un lugar integrador. Dadas las condiciones de la isla, no hay otro”, expresa.

En el hogar de Gina, así como en el de Marielena Domínguez, de 24 años, abundan los símbolos religiosos: crucifijos sobre las camas, relojes del Sagrado Corazón de Jesús, afiches de la Virgen María en sus diferentes advocaciones, estatuas de Santa Narcisa de Jesús y uno que otro Hermano Gregorio que reposa en algún rincón de los veladores apolillados.

Esto sin contar que, en agosto de cada año, la comunidad de la isla se prepara con comida, música y festejos para recordar a San Jacinto y Santa Mercedes, los patronos de Santay. “Debajo de algunas casas, los pobladores hacen pequeños  altares. En la noche comienzan los rezos y luego el baile, la comelona y los juegos tradicionales: el huevo con la cuchara, el palo ensebado y otros. Las familias que organizan deben darle de comer a toda la comunidad, por eso lo hacen solo las que tienen bastantes animales”, cuenta Ena Gomero.

Pese a los recurrentes símbolos católicos en los hogares de Santay, varios de ellos profesan la religión evangélica desde hace aproximadamente cinco años, como Marielena, quien se casó en una boda grupal, organizada por una misión protestante que visita la isla cada semana.

Sentada en el borde de su cama, con sus hijos Wendy, Leonardo y Flor María, Marielena saca de un cajón que se abre con dificultad las fotos de su boda, entre otras más. En unas se ve una fiesta al aire libre en la que viste un sencillo traje blanco, y en otras luce visiblemente más joven, casi niña, sentada en las piernas de su esposo. “Esta es de cuando recién me uní a él, hace unos diez años... ya ni me acuerdo”, manifiesta.

La Iglesia católica contempla normas entre las cuales está el impedimento de que familiares contraigan nupcias entre ellos, dice el párroco de la iglesia San Antonio María Claret, de Urdesa. No obstante, esto se anula cuando se trata de parientes lejanos.

“En principio, a partir de primos o familiares más cercanos existe un impedimento que puede dispensarse para parientes lejanos o en mayor grado. Por lo tanto, no es contradictorio que esta gente exprese su fe”, indica el sacerdote.

Pero a ojos de la directora Gomero, más que conflictos éticos estas uniones han traído también problemas de salud.  

“Hay una familia en la que existe un niño con síndrome de Down y epilepsia. Y como profesora me doy cuenta de que a sus hermanas les cuesta captar, tienen deficiencias de aprendizaje. Creo que podría ser porque sus padres son  primos hermanos”, comenta.

La familia a la que Ena se refiere es apellido Achiote, otro de los  comunes en Santay, donde se repite la historia. Jackeline, la secretaria de la población, vive con Carlos Achiote, hijo de su tío Lorenzo, de 78 años, el hombre más anciano de la isla. Lorenzo  padece de parálisis parcial y pasa sus días entre la hamaca y la cama, moviéndose con dificultad entre uno y otro lugar.

Los registros de Jackeline reposan escritos con pluma azul en un viejo cuaderno de contabilidad y dicen que de las 56 familias de la isla Santay (240 personas) aproximadamente 30 son apellido Domínguez, otras 20 son Achiote. Las demás familias se distribuyen entre los Cruz, los Parrales y los Salavarría.

Aroca concluye que -de acuerdo con los antiguos teóricos de la comunicación- las comunidades cambian, evolucionan y se modernizan frente  al tipo de medio que se utiliza con una mayor frecuencia.

“En el caso de Santay, su medio es la memoria, la tradición oral y el habla. Entonces se trata de comunidades que cambian más lentamente”. Y en efecto, sus moradores viven, como suspendidos en el tiempo, marcados por esa sencillez rural de tribu extendida; más allá de la religión, la educación o los medios modernos.
Fuente: El Telégrafo

16 octubre 2011

El Patrimonio de la Isla Santay

En el sitio web del Ministerio de Cultura del Ecuador, en cuanto al Patrimonio expresa:  

El Patrimonio esta conformado tanto por los objetos materiales (monumentos, edificaciones, sitios arqueológicos,etc) como por la memoria que estos objetos guardan. Por tanto, existe tambien un patrimonio vivo e inmaterial. La memoria social son las interpretaciones, re significaciones y representaciones, que hacen las personas, colectivos, pueblos y nacionalidades de su vida presente y futura a partir de su experiencia histórica.


1999, construcción de su escuela y centro comunitario
En 1998 se desarrolla junto a la población de la Isla Santay el proyecto educativo más importante que han tenido, que consistía en la creación de la primera escuela en la isla, así como la construcción del edificio que daría cabida a una gran salón de clases, un dormitorio para los maestros, una cocina, una biblioteca y una sala de atención médica. Este edificio, inaugurado en 2000 ha sido el orgullo de la población. Ellos participaron en su construcción, ellos lo han mantenido. A más de su uso escolar  allí se han desarrollado eventos culturales, cursos de capacitación, talleres e incluso matrimonios. Con el pasar del tiempo el techo y algunos elementos estructurales debieron ser cambiados. Amigos de Santay no escatimó esfuerzos para que eso se logre, dando así continuidad y seguridad al proceso educativo y a los niños. La población fue siempre la mano de obra idónea. También la escuela sirvió para la alfabetización de los adultos.

Final de 1999, escuela terminada
Invitados a la inauguración enero 2000
La escuela es entonces un símbolo del trabajo comunitario y el lugar común de los habitantes de la isla, un Centro Comunitario en toda la extension d ela palabra.

Con la gestión de la declaratoria por parte del Comité Ecológico del litoral como Humedal del Ecuador y sitio RAMSAR, la escuela adquiere más importancia pues se convierte en el lugar de encuentro, el lugar que acoge visitas. 

En 2004 en un intento por mejorar la "calidad de  vida" y la parte paisajista del sector ocupado por la población, la fundación Malecón 2000 y el Banco Ecuatoriano de la Vivienda deciden entregar 47 casas (Hogar de Cristo) a los pobladores. En cuanto a las casas originarias de  la población, humildes pero patrimoniales, fueron desmontadas y sus materiales incinerados. Todo esto sin que medie una documentación que guarde testimonio de dichas viviendas y su historia.

Gracias a la preocupación de Amigos de Santay  y la pertinente acción de la Direccion Nacional de Servicios Escolares, se solicitó la construcción de una nueva escuela en la Isla. Petición que fue rapidamente acogida y desde inicios del 2010 Santay y población tiene un local escolar moderno y funcional.

Pero que pasará con el local de la antigua escuela y Centro Comunitario? Si  lo encuadramos en la descripción del Ministerio de Cultura bien se trata de un "Patrimono" pues es un edificio que guarda una memoria colectiva.

La comunidad de Santay conoce el interés legítimo que tenemos de conservarlo, es por eso que ante la inminente posibilidad de que el edificio sea tirado abajo, como ya lo habíamos prevenido en una anterior entrega, es que se han opuesto rotundamente a su desaparición.


Al momento la población ha decidido convertirlo en comedor temporal, en todo caso son ellos los pobladores  quienes tienen la ultima palabra y yo se que están ligados a ese lugar.

El Museo Comunitario será un recurso formidable para mostrar su historia. No olvidemos que antes de Ud. de mi, del gobierno, de Ramsar o del area protegida, la población ya estaba presente en Santay  y nada ni nadie puede ir contra esto. Que haya sido peones de las haciendas como algunos de los adultos o descendientes de aquellos como lo son la gran mayoría actual, o si llegaron después, o se unieron con algún poblador para crear una familia todo eso es parte de una historia propia que debe contarse a cada visitante, antes incluso de que el turista quiera saber cuantas aves o cuantos árboles habitan este paraíso llamado Santay.

La propuesta la conoce el MAE, ahora es un llamado al Ministerio de Cultura, al Instituto Nacional del Patrimonio Cultural , al ministerio Coordinador del Patrimonio, al Municipio de Durán, a los gestores culturales, es decir a todos quienes podrían apoyar esta propuesta ligada a la cultura y la identidad de una comunidad.

04 septiembre 2011

Al otro lado del río

En la Isla Santay, frente a Guayaquil, el pasado es
una fotografía donde los más viejos ríen,
el presente ha sido pobreza e incertidumbre, pero
el futuro esta vez sí, parece promisorio.
Reportaje publicado en Revista Mundo Diners #352
Por Marcela Noriega
Fotos: Amaury Martínez y Rafael Méndez Meneses

Cuando todo está oscuro y la Santay es un tibio silencio, el Tintín –un enanito cabezón que en las fábulas montubias siempre deja embarazadas a melenudas y cejonas- suele lanzar silbidos ululantes. Dicen que cuando le gusta una mujer es capaz de dormir a todos los que están alrededor de ella de un solo chiflido. Pero no solo el Tintín ronda en las noches, también están la Tintina –sobra decir quién es- y el Duende, ese que hizo huir a una chica de la isla, porque “la perseguía a todas partes”. Benito está sentado en un viejo tronco y cuenta historias de nomos encantados como si fueran viejas noticias. El sol está por caer. La superficie del río se agita, y él ha amarrado con fuerza su canoa a motor. Pronto subirá a su casa para dormir. En Santay las personas viven en lo alto, como los pájaros en los árboles.

Benito Parrales nació hace 65 años en esta isla rodeada de manglares, humedales de agua dulce y salada, sabanas y pastizales. Su madre murió cuando él era un bebé de tres meses. Lo crió Primitiva Lindao, la mejor de las parteras. El cholo ríe con fuerza y tiene mirada juguetona. Con su camisa estampada y abierta, su pantalón de tela, su machete en el cinto, su reloj bañado en oro y su facha de ganador, no es cualquier pescador. De hecho, a los 65 años, este hombre nacido en Santay es guía turístico, presidente de la asociación de pescadores y tiene un oficio que a cualquier venado espantaría: cuidador de cocodrilos. Sí. Cuida los once cocodrilos que viven en Santay en calidad de atracción turística – hoy por hoy casi la única, si es que a uno no le interesa conocer los cinco tipos de manglar que tiene la isla.

El padre de Benito había llegado desde Santa Elena atraído por el trabajo. Era peón en la hacienda de los “Guzmanes”, uno de los siete feudos ganaderos que existían en lo que todos aquí recuerdan como “la buena época” de Santay, esa que empezó en los años 40 y se acabó en los 80 con la expropiación de las haciendas, que estaban dedicadas a la ganadería lechera, a la producción de arroz y de carbón.

En la memoria de Santay el pasado es una fotografía donde todos ríen, o al menos los más viejos. En el tiempo de las haciendas esto era limpito, construimos casas grandes, había cualquier cantidad de vacas, desayunábamos con leche y había trabajo lo que quiera, la gente de la Península, Durán y hasta de Guayaquil venía acá a emplearse, dice cada uno a su tiempo.

A partir de la venta de las haciendas, a los nativos no le quedó más que volcarse al único empleo disponible: ser pescador. Y empezaron a vivir como lo hicieron los antiguos habitantes del mundo: de la pesca, la caza y la recolección. Las pocas familias de la isla, los Domínguez, los Parrales, los Torres, los Achiote y los Cruz se hicieron diestros con el trasmallo, la calandra y el anzuelo.

“Ahora es que hay esta pobreza. No hay ni peces en el río, cada vez nos tenemos que ir más lejos. Nos vamos un día y nos quedamos dos, tres, buscando pesca. Creo que San Pedro está bravo porque no le hemos cumplido, por eso no hay peces. Queremos hacerle una llave, el altar y sacarlo a pasear en canoa por toditito el río para que esto mejore”, piensa Benito, quien se ha promocionado como el organizador de la fiesta del santo en la que habrá cerveza, aguardiente guanchaca y bailarán tres o cuatro días”.

Lorenzo Achiote, el más viejo de la isla, nació hace 78 años en la isla y creció en la misma hacienda de la familia Guzmán. Pasa sus días mirando por la ventana como si con los ojos pudiera atrapar el pasado, pero “hasta los lentes me fallan”, rezonga. “Yo era bueno, sanito, me cruzaba el río a remo. Rema que rema, rema que rema, desde los 12 años. Y ahora ¡míreme! Antes teníamos leche y queso en el desayuno, ahora no tenemos nada”. Atrás quedaron los días de diversión al otro lado del río, las mujeres, el trago, la pesca, la vida. Un derrame le ha dejado paralizada la mitad del cuerpo. Se levanta como puede, ayudado por su mujer e insiste en enseñar cómo vivía antes, y cree tener en un cartón viejo la prueba de su antigua alegría. Su sala está abigarrada, tiene cositas viejas y polvorientas en cada rincón. Pero la única habitación de la casa, donde duermen él, su esposa y dos de sus seis hijos, es un cuadro lamentable.

--Venga vea este cartón lleno de ropa que tengo, yo sí me vestía bien, venga, vea, para que no diga que soy un viejo mentiroso-, dice. Lo abre y muestra una pila de camisas bien planchadas que parecen no haber sido usadas en mucho tiempo. --Y toda esta mochila de acá está llena de camisetas. Yo sí era una persona decente, me sabía vestir. Tenía hartas mujeres-.

En el 2001, en el gobierno de Gustavo Noboa, el ya desaparecido Banco Ecuatoriano de la Vivienda le cedió la isla, así como se cede un pedazo de jardín, en fideicomiso a la Fundación privada Malecón 2000. Entonces, todo empeoró para los isleños. Entre las reglas estaban: no pintar las casas de ningún color. “Nos ponían a echarle diesel a las casas para que luzcan amarillitas, no blancas. Nosotros le echábamos diesel, gastábamos en eso, pero luego con el sol se le salía”, se acuerda, no sin coraje, Jaqueline Achiote, una mujer de 46 años, que como casi todas en este lugar apenas terminó la primaria.

No solo eso: si alguien se enamoraba de un foráneo, tenía que irse a vivir fuera de la isla. Nadie de fuera podía ir a vivir a Santay. “Nos decían que si nosotros nos queremos ir a Guayaquil que vayamos, pero que nadie venga para acá. Nosotros no les hacíamos caso”, comenta Jaqueline. Para ella y para el resto los nueve años que estuvo la Fundación a cargo de la isla fueron tristes.

Quizá lo peor fue que les hicieron derrumbar sus casas –algunas grandes, de madera y con techos de paja- para construir las 56 viviendas gemelas donde ahora viven apiñados y con calor porque todas tienen techos de zinc. Esas casas costaron $1.500 y las tuvieron que levantar con sus propias manos. Con la llegada del Gobierno, la construcción de una ecoaldea con casas de 18 mil dólares, paneles eléctricos, el muelle, y los senderos elevados, a los isleños les ha regresado también la esperanza de que las cosas cambien.

“Nosotros esperamos que el gobierno consiga mejoras para nosotros. Ahora estamos en sus manos. Eso es mejor pensamos. Porque la Fundación era privada y no nos pagaba por el trabajo que hacíamos, por rozar, por mantener la isla. Nosotros teníamos que poner nuestra mano de obra”, recuerda Jaqueline, quien es guía y ya está viendo algún cambio significativo. Antes por cada turista, la Fundación, les pagaba 15 centavos y ahora cobran 1,25 dólares.

Los hombres regresan de la pesca, las mujeres los esperan en las casas con la comida. Los niños juegan en medio de los matorrales. Leonardo, de 9 años, se entrena como guía. “En esa casa venden galletas, en la otra pan de ese que viene en funda, en la otra cola, más allá cerveza”, dice mientras juega con unos imanes que se encontró en un árbol. Parece conocer cada árbol, cada truco del río. Le divierten los turistas y los pocos curiosos que se asoman a su isla. Él no tiene memoria de las haciendas, está estudiando en la escuela y no quiere ser pescador, sino arquitecto. Aunque entre un carro y una canoa, se queda con la canoa. Leonardo mira al futuro con entusiasmo, aprende a ganarse la vida; estira la mano y dice: es un dólar por el recorrido.

13 mayo 2010

La Isla Santay y su historia: Las ironías del destino

El Tratado de Guayaquil se firmo el 22 de Septiembre de 1829 y fue confirmado por el Libertador en Octubre del mismo año. Así se sellaba la paz entre Colombia y Perú. Pero a su vez confirmaba la Liberación de Guayaquil de las tropas peruanas que la habían tomado por un poco mas de 6 meses.

Que cosas del destino y la historia: El presidente Correa y el Libertador Bolívar han sido los dos únicos Jefes de Estado que han visitado Santay. Ambos tenían 46 años cuando lo hicieron.

La gran diferencia: Simón Bolívar en SANTAY redacta y luego confirma un Tratado que da la paz y confirma la libertad de Guayaquil. El Presidente Correa firma como Testigo de Honor un Acuerdo Ministerial que no fue redactado por el y que declara Santay como Area Protegida pero que al no incluir a su población la deja nuevamente CAUTIVA de sus nuevos Patrones.

Otra curiosidad del destino: El Tratado de Guayaquil pone fin a una guerra iniciada con la Batalla Naval de Malpelo, en agosto de 1828 en la que combate con 18 años de edad el Oficial de Marina José María Urbina, quien 23 mas tarde se convertiría en uno de los Presidentes ecuatorianos mas populares del siglo XIX y quien decreto la libertad de los esclavos.

En su Enciclopedia del Ecuador, Efrén Avilés cita lo siguiente "..Urbina expidió uno de los decretos de mayor contenido humano y proyección social dentro de la evolución jurídica ecuatoriana: La abolición de la esclavitud.

“...El Ecuador adquirió así el procerato de la defensa de los derechos humanos en América. La figura de Urbina por esta sola causa, que no fue la única, merece especial mención entre los estadistas que reaccionaron contra las fuerzas endémicas que ataban al país a un pasado ominoso, impulsando la conquista de nuevas fases más aptas para la convivencia social” (Carlos de la Torre Reyes.- Piedrahita: Un Emigrado de su Tiempo, p. 115)..."


Para pensar:
La guerra iniciada en Malpelo en 1828, (cerca de Tumbes) finaliza con la firma del Tratado de Guayaquil, escrito en Santay.


José María Urbina, quien peleo en Malpelo, decreta como Presidente del Ecuador en 1851 la abolición de la esclavitud.

El Acuerdo Ministerial 021 del 20 de enero del 2010
que no considera la presencia ancestral, histórica y legal de la población de Santay, implica para ellos seguir en la cautividad legal que vienen arrastrando por al menos 30 años. Esclavitud / Santay acaso un cruel destino?

12 mayo 2010

En Santay, Simón Bolívar escribe el Tratado de Guayaquil

Como ya habíamos citado en entregas pasadas, la presencia del Libertador Simón Bolívar se hace efectiva en la Isla Santay entre el 30 de agosto y el 15 de septiembre de 1829. Sufriente de una crisis de "bilis negra" en Guayaquil, le había sido recomendado descansar en Santay para recuperar fuerzas.
La historia da cuenta que Guayaquil había sido sitiada y ocupada por las fuerzas militares navales del Perú desde el 16 de enero de 1829. Esta ocupación se da como resultado de las hostilidades del General José de la Mar (cuencano de nacimiento) y entonces Presidente del Perú hacia la Gran Colombia.
La Mar ordena una campana marítima en las costas Colombianas con el fin de ocupar Guayaquil. Las fuerzas navales de los dos países se encuentran el 2 de julio de 1828 en Punta Malpelo cerca de Tumbes donde se da lugar el primer combate de una guerra que durara poca mas de 6 meses. Los Gran colombianos logran vencer, pero la flota peruana regresa mejor armada y en noviembre entra al Puerto de Guayaquil. El primero de febrero de 1829, después de más de dos meses de bloqueo, las fuerzas peruanas ocuparon Guayaquil y se apoderaron de las naves grancolombianas.
En tierra, a pesar de que las tropas GranColombianas comandadas por el General Sucre habían vencido a las tropas peruanas en Tarqui el 27 de Febrero, firmándose el Tratado de Giron mediante el cual se establecia entre otros el retiro peruano de Guayaquil, no fue sino hasta el 19 de junio de ese año que, visperas de un combate que había sido fijado por el Libertador para sacar a los ocupantes peruanos, se produce en Lima el derrocamiento del General la Mar que a la postre fue la razón del retiro peruano de Guayaquil y la devolución de las naves colombianas.
El 22 de Septiembre de 1829 los delegados plenipotenciarios de Colombia y Perú firman el acuerdo de paz, estableciendo también que los limites entre estos dos países serán los mismos que mantuvieron los Virreinatos de Nueva Granada y del Perú antes de su independencia. Este acuerdo es el llamado Tratado de Guayaquil.
El borrador de este Tratado de Guayaquil fue dictado y/o escrito por el Libertador en la Isla Santay durante su visita de 1829. El Libertador tambien lo confirmaría mas tarde como Presidente de Colombia en una suerte de Testigo de Honor.

23 marzo 2010

Simón Bolívar 1829, Rafael Correa 2010

Simón Bolívar 1829, Rafael Correa 2010, únicos Jefes de Estado en pisar la Isla Santay, y ambos lo hicieron a los 46 años de edad, casualidades no esperadas por el Mandatario, quién se sorprendió y agradeció la información mientras caminaba por el acceso a la escuela Jaime Roldós Aguilera.

Una vez en el podio improvisad
o para el acto y ante la presencia de toda la comunidad, personeros de diferentes carteras involucradas en el plan interministerial para atender a la Isla Santay, y una gran cantidad de periodistas de diferentes medios que se apostaron para presenciar la firma de la declaratoria de inclusión de la isla Santay y la isla del Gallo, en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas a cargo del Ministerio de Ambiente.

El presidente se refirió al hecho antes mencionado y de que había pasado demasiado tiempo para que un mandatario en funciones no pisara la Isla, eso era una demostración del ol
vido en el que han permanecido hasta hoy los habitantes de este Humedal Ramsar de importancia internacional, y que ahora serán beneficiados por una política decidida de parte del gobierno por dar un gran impulso a diversos proyectos de conservación.

Señaló además la importancia de proteger los entornos naturales, pero destacó que la “gente estaba primero” y que ellos serán los beneficiarios directos de los esfuerzos que se darán y que esta vez no serán administrados por una fundación privada que maneja asuntos públicos y que no fueron capaces de dotar de un muelle a los pobladores. Luego del acto procedió a recibir un agasajo por parte de los pobladores, una canoa pintada con animales vernáculos de la Isla, realizada por el pescador y artista isleño Jorge Parrales, un almuerzo preparado por las mujeres de la Isla y el cariño y fotos de los niños, jóvenes y habitantes de Santay.







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Fotos y texto cortesía de Arturo Morales

17 marzo 2010

ISLA SANTAY: PRIMERA AREA PROTEGIDA BOLIVARIANA Porqué no?

En algunas entradas de este sitio he manifestado la importancia histórica de la Isla de Santay, en especial y porque he tenido acceso a la información que da fe de aquello, respecto a la estadía del Libertador Simón Bolívar entre agosto y septiembre de 1829 convaleciente de una afección a su salud. Aunque la crónica informa de únicamente aquella ocasión es posible que pudo haberla visitado algunas veces.

Por otro lado en 2009 un proyecto turístico Bolivariano llamado "La Ruta de Bolívar o del Libertador" fue establecido con la finalidad de hacer atractivos turísticos a algunos lugares importantes en los cuales Simón Bolívar estuvo de visita o transito.

Inicialmente propuse, sin éxito hasta ahora, integrar Santay en esta ruta del Libertador, con el permanente interés de seguir protegiendo su gente y su biodiversidad a través del turismo comunitario sostenible. Ahora, tratando de integrar el hecho de que Santay es finalmente Area Protegida y ese detalle histórico de haber sido un lugar frecuentado por El Libertador, propongo de manera OFICIAL una nueva Categoría que aunque simbólica por ahora, bien podría constituirse con el tiempo en una definitiva: ISLA SANTAY: PRIMERA AREA PROTEGIDA BOLIVARIANA.


PROPUESTA

  • LA SITUACION DE SANTAY

    La Isla Santay se encuentra situada a un kilómetro de la ciudad de Guayaquil, la mas grande ciudad del Ecuador e importante referente económico nacional. Situada en el rió Guayas, Santay tiene una superficie de 2200 hectáreas.

    La isla hasta antes de 1979 en que fuera expropiada por el gobierno ecuatoriano a los propietarios de sus 7 haciendas, fue conocida por su importancia agroganadera. El objetivo de la expropiación, la construcción de un vasto plan vivienda popular no pudo cumplirse debido a lo bajo de su terreno.

    Desde 1980 la isla ha tenido como únicos pobladores a las familias de los trabajadores de las haciendas que prefirieron quedarse en ella, a pesar de la falta de agua potable y de electricidad. Son alrededor de 56 familias que reúnen a cercade 250 personas.

    Construyeron sus humildes viviendas en el lado sur oeste, aquella que esta mas cercana de Guayaquil, a donde se dirigen en sus pequeñas canoas al menos una vez por semana para adquirí sus provisiones. Algunos sembraron pequeñas áreas, y el resto son pescadores del río Guayas.

    Santay es rica en biodiversidad, la misma que fue inventariada en un estudio realizado por la zoóloga belga Corinne Marechal en el 2000. Con el fin de proteger esta exhuberancia natural una petición para convertirla en Area Protegida nacional fue enviada al gobierno nacional. La misma fue atendida favoablemente.

    A fines de los 90, se hace otra gestión que conlleva a que gracias a la importante riqueza de flora y fauna, la Convención internacional para la protección de los Humedales convierta a Santay en Humedal de importancia Internacional, esto es, en el Sitio RAMSAR No. 1041. Pero lo importante de esta declaratoria lograda en Octubre del 2000 es que RAMSAR reconoce la importancia de la población habitante de la isla.

    En 1980 el Estado entrego la isla al Banco Ecuatoriano de la Vivienda. Como propietaria y en conocimiento de la población existente, esta entidad fue emitiendo permisos de permanencia a la población, incluso bajo contratos de guardianía de la isla a cambio de su derecho a quedarse en la isla.

    En 2000 el gobierno entrega en fideicomiso la isla a la Fundación Malecón 2000 con el fin de que presente y desarrolle un plan de recreación y turismo, situación que no ha sucedido y en la cual la participación de la población ha sido mínima y manteniéndola en un rol secundario.

    La población de la isla agrupada en la Asociación de Pobladores Isla Santay ha estado cautiva de Malecón 2000 en el sentido de tener que participar muchas veces por obligación en sus actividades dentro del Plan de manejo del Humedal. Esta obligación fue adquirida al aceptar vivir en casa donadas por Malecón 2000, casas unifamiliares, construidas con materiales extraños a la isla, casa uniformes que dan ese aspecto de "aldea" y que entra bien en el discurso del turismo comunitario visto desde la orilla opuesta a Santay, pero no concertado con la población. Para dar esa imagen de aldea atractiva, los animales domésticos fueron vendidos, sacrificados y/o expulsados de la isla. Mientras que 11 lagartos de florida fueron colocados en una area confinada para atractivo de los turistas.

    Mientras que la población adulta realiza taras de pesca para la supervivencia, una maestra se encarga de la educación de alrededor de 40 niños en la escuela fiscal de la isla. La escuela construida por la población en 1999 tiene un solo gran salón de clases y sirve también como sala de reuniones de la asociación de pobladores.
    El gobierno acaba de terminar la construccion de una nueva escuela que se espera atienda en el nuevo a
    ño escolar a comenzar pronto.

    LA PROPUESTA AL GOBIERNO ECUATORIANO Y GOBIERNO BOLIVARIANO DE VENEZUELA.

    Un gran motivo relaciona a 5 países de la América criolla, su liberación del yugo español por el mejor de sus hijos, el Libertador Simón Bolívar.

    Este gran hombre no fue ajeno a la Isla Santay, el Libertador estuvo en Santay entre el 31 de agosto y el 14 de septiembre de 1829. Es decir hace 180 años.

    La historia cuenta que estando en Guayaquil, el Libertador sufrió un ataque de bilis y que le fue recomendado trasladarlo al otro lado del río (Isla Santay), donde bajo buenos cuidados y la calidad del clima su salud se recupero rápidamente.

    Varias cartas escritas o dictadas por el libertador desde la isla dan cuenta de esa estadía. Al día de hoy se desconoce el lugar exacto en que la casa de campo estuvo ubicada, sin embargo con seguridad fue del lado que mira a Guayaquil, puesto que en alguna de las misivas Bolívar describe las luces de la ciudad.

    Don Alfonso Rumazo Gonzáles, en su libro Simón Bolívar, Biografía, Ediciones de la Presidencia de la República 2006, pp. 334, escribió:

    ....La excesiva e imprudente agitación de este tiempo pone al
    Libertador de suma gravedad. Cae en Guayaquil con algo que él
    llama bilis negra. Desde Quito se había quejado de muy intensos
    dolores de cabeza. Se le prodigan cuidados en la mejor forma posible,
    y apenas ha mejorado un tanto, se traslada a la vecina isla de Santay,
    donde convalece por espacio de un mes. Recupera a medias su salud,
    mas no las fuerzas morales.....

    Este hecho remarca un evento importante, casi olvidado por las autoridades ecuatorianas. Sin embargo, para revalorizar históricamente a la Isla Santay, nada seria tan importante en este momento que pedir a las autoridades venezolanas y sus similares del Ecuador que la Isla Santay, residida por un huésped de altísimo honor en 1829, reciba la atención que amerita.

    AREA PROTEGIDA BOLIVARIANA

    Esta categoría manifiesta el interés de los gobiernos hermanos de Venezuela y de Ecuador de proteger una zona especifica con valores ecológicos e históricos comunes. En este caso la isla Santay.

    Siendo ya parte del Sistema Nacional de Areas Protegidas del Ecuador, la gestión y administración estaría cargo de la población de la isla y el inisterio del Ambiente del Ecuador. EL gobierno de Venezuela aportaría a la gestión del área o las que considere necesarias.

    Los potenciales objetivos de la primera Area Protegida Bolivariana serán:

    · Protección de una zona ecológica importante
    · Actividades de Turismo Comunitario realizadas enteramente por la población
    · Elaboración y construcción de un museo de sitio de la Isla Santay
    · Escuela de gestión de Areas protegidas, para la formación de Guardaparques.

    ENTIDADES CONCERNIDAS

    Ecuador:
    Presidencia de la Republica del Ecuador
    Ministerio Coordinador del Patrimonio Cultural y Natural
    Ministerio del Ambiente
    Asociaciones de Pobladores y Pescadores de la Isla Santay
  • Venezuela:
    Presidencia de la Republica Bolivariana de Venezuela
    Ministerio del Poder Popular del despacho de la Presidencia de la Republica
    Ministerio del Poder Popular para el Ambiente

Ginebra, 17 marzo 2010

09 marzo 2010

Dr. Rafael Correa, primer Presidente en llegar a Santay despues de Simón Bolívar

Después del Libertador Simón Bolívar es el segundo Jefe de Estado que visita Santay y el primer Presidente del Ecuador en hacerlo.

Entre el 31 de agosto y el 14 de septiembre de 1829 el jefe Supremo de la Gran Colombia el Libertador Simón Bolívar se hospeda en la Isla Santay con el fin de restablecer su salud. En varias misivas que escribe desde allí, se queja del poco ejercicio físico que puede hacer por lo fangoso del terreno. Sin embargo, recupera fuerzas y se sobrepone.

181 años después el Presidente del Ecuador Rafael Correa visita Santay, esta vez para entregarle al Ecuador y al planeta una nueva Area Protegida, pero también para confirmar a su población como co-gestionarios de la isla y el estatus de población ancestral que ostentan por sus más de 70 años de presencia en Santay.

Se trata del primer Presidente ecuatoriano que visita en funciones la Isla Santay, aun cuando la isla dista solamente 1.5 kms de Guayaquil.

Simón Bolívar tenia 46 años cuando estuvo en Santay, la misma edad actual del presidente Correa..

Santay es para Ecuador más importante de lo que muchos creen !

14 febrero 2010

La necesidad de su tierra!

Comuneros o seguir como comunidad anónima

Una especie de uniformidad de criterios están presentes en las entidades del Estado que deberían, por un poco de respeto a la población de la Isla Santay, definir, antes de que pase a ser Área Protegida, una zona comunal de la isla que quede en poseción de la comunidad. Es su derecho, el mismo que ha asistido a cientos de comunidades en el país y en el mundo.



Esa uniformidad de criterios pasa por todo, menos por el sentido común. La Constitución que da derechos a la Naturaleza y a las comunidades ancestrales, no especifica quien da el carácter de ancestral a una comunidad. Al parecer bastaría con que la comunidad se autodenomine como tal, si es el caso no se hable mas y hablemos de la Comunidad Ancestral de Santay y bueno que mañana se firme la concesión.

Pero no, el debate parece concentrarse en esa calidad técnica de "Pueblo Ancestral". La única prueba que al menos yo conozco de la antiguedad de la presencia del grupo poblacional asentado en Santay es una carta de identidad de Froilan Dominguez ( datada en 1946-47) y en la cual se marca que es oriundo de Bajadas de Chanduy y que trabaja en la Hacienda La Puntilla ( la que justamente corresponde a la zona habitada de la isla). En ese tiempo los trabajadores de las 7 haciendas residían en la isla. Llegaron con sus familias, y con el tiempo y las aguas ( que son muchas y frecuentes por cielo y por mareas) los lazos de parentesco se fueron creando y afirmando. Yo no son antropólogo, y no es mi culpa que a ningún antropólogo ecuatoriano o extranjero le haya tomado interés al grupo humano en Santay. No es tan cierto, hay una persona ahora intentándolo.

Pero por favor, que intereses mueven a que esta comunidad de un poco mas de 220 personas en 56 familias, no tengan el derecho a su tierra comunal ahora.

Si la tierra pasa a ser Patrimonio Natural, sera casi imposible que la comunidad logre obtener su derecho. Si, es cierto, hemos batallado duro para que la isla se reconozca como Área Protegida, pero es lógico que haya también una protección para la comunidad que ha logrado mantenter la biodiversidad de la Isla lo menos intervenida y sobre todo libre de invasores los últimos 32 años desde que fue expropiada. Por cierto los invasores son cómodos, van donde hay electricidad y agua potable, en Santay no es el caso.

Si el Gobierno no hace los estudios necesarios, a través de sus entidades como la Secretaria de los Pueblos que supongo tienen una área de investigación, del Ministerio de Inclusión Económica y Social, encargados de velar por el bienestar socio-económico de la población, no veo como es que se podría definir el estatus de ancestralidad, y aun así, sin ancestralidad, allí hay una comunidad ( quien la define como comunidad?). Que el gobierno haga también su esfuerzo, caramba!!.

Ahora hay una estudiante de Antropología, es de los Estados Unidos, intentando entender a la comunidad, ella se debate entre la neutralidad que su estudio debe ofrecer dentro del marco científico que debe guardar, y la impotencia de no poder hacer algo mas efectivo frente a una serie de situaciones que le parecen increíbles (lógico, la gringa es de carne y hueso). A mi también por cierto todo me parece abominable y aun así hay que seguir avanzando en el acompañamiento de la población. Coraje Lorien, coraje!!

La responsabilidad en impartir justicia, no debe pasar necesariamente por un caso jurídico, me parece lógico que la justicia debe dársela en términos de prevencion también y dársela cuando una persona natural o jurídica tiene derecho a ella, esa justicia preventiva para mi se llama Derechos Humanos.

Si es el caso, que el Área Protegida espere. Presidente, Ministra del Ambiente, muestren un poco mas de solidaridad. No lleguen a la isla a firmar su ingreso al patrimonio Natural del Ecuador cuando la población no existe ni como un minúsculo punto en el mapa del Cantón Duran, menos del país.
.
La comunidad de Santay debe ser una comuna, para los pobladores y los Amigos de Santay que pensamos y actuamos junto a ellos. Que asi sea!