26 enero 2008

¿A quién pertenece la isla Santay?

Nelly de Jaramillo
Tomado del Diario Expreso

Hemos leído en la prensa que el procurador General del Estado, Xavier Garaicoa, presentará una demanda de nulidad al fallo de readquisición de parte del territorio de la isla Santay a favor de los herederos de los esposos Gilbert Jones, emitido el 12 de octubre por el juez suplente del Juzgado Séptimo Civil de Guayas.

No nos vamos a referir al aspecto legal del conflicto que no está debidamente esclarecido ni al hecho sorprendente de que la Alcaldesa de Durán y la Fundación Malecón 2000 se hayan aliado en la conformación de una especie de fideicomiso hasta hoy desconocido donde “tienen previsto la ejecución de proyectos ambientales, entre ellos, la construcción de viviendas especiales”.

Lo que sí era conocido es que el año 1982, durante el gobierno del doctor Osvaldo Hurtado, la isla fue expropiada y entregada al Banco de la Vivienda para su administración.

El área de los terrenos en cuestión abarca 277 hectáreas equivalente al 12% de la extensión de la isla que la disminuyen considerablemente y por sus proyecciones afectarán sin duda al medio ambiente.

Hace aproximadamente diez años se reconoció que los desagües de aguas negras y desechos industriales de la zona, la extracción de carbón con la que comenzó la deforestación y la erosión de la costa y los inevitables daños causados por obras como la construcción del Puente de la Unidad Nacional y rellenos en el malecón determinaron la desaparición de algunas variedades de peces y causaron el deterioro del nivel de vida de los pobladores que tuvieron que viajar a Puná para conseguir la pesca de anzuelo evidenciando la fragilidad del ecosistema de la isla.

La humedad del terreno de Santay atrae 123 especies migratorias que se aposentan durante 7 meses al año en la isla. Posee 45 especies de plantas y manglares, 12 de mamíferos, 81 de aves, 8 de reptiles y la lora “amazona automnalis” en vías de extinción. Santay tiene también una significativa población de peces que interactúan con otros animales en la cadena alimentaria y una gran diversidad de especies por su situación en el delta del río Guayas.

La biodiversidad de la Santay por su pureza ambiental pertenece a Guayaquil, a Ecuador. De ahí el imperativo de conservarla y protegerla de todos quienes la quieren convertir en “santuario ecológico y turístico”, pero que en realidad la destruirían por la falta de cultura ecológica del país que impide hasta la conservación de las “Islas Galápagos, Patrimonio de la Humanidad”. En el caso lo que hay en juego son puramente intereses personales.

Santay es un humedal no apto para ningún tipo de construcciones en escala sean estas ecológicas o habitacionales. Por lo demás, la realidad es que donde habita el hombre la naturaleza está en peligro. Nada podría impedir las invasiones que acabarían con este mítico y hermoso santuario ecológico que se constituye como el verdadero pulmón de Guayaquil y sus alrededores.

Señor Procurador, cualquiera que sea el destino que tenga deparado la isla Santay, pensamos que esta debe estar bajo el cuidado y protección del Ministerio de Medio Ambiente al cual habría que otorgar facultades especiales para su preservación y supervisión utilizando a los actuales moradores que son descendientes de los antiguos trabajadores de las haciendas que allí se ubicaron y que tienen derecho de posesión adquirido por haber vivido allí por generaciones.

La isla Santay es nuestra heredad como guayaquileños y ecuatorianos, y es también parte de la reserva ecológica para la humanidad.

jaramillon@granasa.com.ec

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