Tomado de la edición correspondiente al 20 de Julio del 2008, del Diario El Telégrafo
DAVID SOSA. Editor de Séptimo Día
Muchos de ellos no forman parte de los censos, no tienen cuenta bancaria, ni número de seguro social. Nadie les presta y los límites mde sus humildes viviendas no aparecen en los mapas urbanos de planificación. Ellos son, aunque duela decirlo, una cifra más. Un punto más en el índice de superpoblación mundial, a la que Guayaquil no es para nada ajena. Lo pueden ver ustedes en la foto (hecha desde helicóptero) que aparece en nuestra portada. La urbe se ha desbordado en su crecimiento y a los de menos recursos les ha tocado asentarse, como pueden, fuera del límite urbano, en ciudadelas del noroeste, con nombres de película brasileña como Ciudad de Dios. Conozca las historias de los vecinos “invisibles” que allí habitan.
Y hablando de eso, ya lo decía el Principito, aquel personaje entrañable creado por Saint-Exúpery: lo esencial es invisible para los ojos. Entonces, ¿qué más esencial que tener en cuenta a los vecinos de la isla Santay? Ellos han tenido que cambiar sus ocupaciones de siempre, ver reubicadas sus viviendas y, por si fuera poco, no son dueños de las tierras.
En nuestro Portafolio Gráfico los descubrimos, vitales en su cotidianidad.
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