10 julio 2008

Solicitud a la Ministra del Ambiente, 25 de Marzo 2008

Ginebra, 25 de Marzo del 2008
Señora Abogada
Marcela Aguiñaga
Ministra Del Ambiente
República del Ecuador
En su despacho.


De mis consideraciones.

La Declaratoria de Área Protegida de una zona del país meritoria de serlo, es un deber de las autoridades con el fin de precautelar la biodiversidad existente y el Desarrollo Sustentable de la población que la habita.

El Estado ecuatoriano a través del Sistema Nacional de Áreas Protegidas provee esa tutela a importantes áreas del territorio nacional que por sus particularidades naturales han merecido ser salvaguardadas para la presente y futuras generaciones.

La Isla Santay no solamente que tiene una ubicación envidiable al encontrarse en medio del rio que da el nombre a la mayor Cuenca del Pacifico, sino que hoy por hoy representa un importante refugio de biodiversidad. En el año 2000 un inventario realizado por el Comité Ecológico del Litoral dio como resultados la presencia de 69 especies vegetales entre las que están 5 de mangles; 12 especies de reptiles, 2 especies de anfibios, 13 especies de mamíferos y 128 especies de aves dentro de las cuales hay 12 especies vulnerables y amenazadas registradas en las listas de Comercio Internacional de Especies en Peligro (CITES, por sus siglas en inglés) y de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN).

La existencia de tanta diversidad es sorprendente si consideramos que hasta 1980 el total del territorio de la isla es decir 2200 Hs. fueron dedicadas a la explotación agrícola y ganadera. Durante este tiempo transcurrido la isla ha vivido un proceso de auto regeneración natural y espontanea durante el cual por ejemplo 5 de las 7 especies de manglar presentes en el Ecuador se localicen en Santay. En gran parte este renacer de Santay se lo debemos a dos factores, por un lado al régimen de mareas al que está sometida permitiendo un intercambio de permanente de material entre la isla y su entorno y a la población local cuyas practicas de subsistencia basadas en la pesca artesanal no han comprometido la flora y fauna isleña.

LA PROTECCION DE SANTAY

Entre 1996 y 2000 varias organizaciones ecológicas del Ecuador apoyaron la creación del Área Protegida Isla Santay, el Comité Ecológico del Litoral organización ambientalista de Guayaquil desarrolló y lideró un proceso de declaratoria que no tuvo el resultado esperado a pesar de tantas muestras de apoyo nacional e internacional, incluso gubernamental simplemente por el temor de las organizaciones guayaquileñas de una administración centralista para la nueva área protegida. Es importante anotar que durante ese tiempo el gobierno mientras tanto declaraba zonas de protección a la Isla Santa Clara (También Sitio Ramsar), al Parque Lago y Las Islas Corazón y Fragatas, además fortalecía la gestión descentralizada de la entonces Subsecretaria del Ambiente del Litoral encomendándole el control de áreas protegidas como la Reserva ecológica Manglares Churute, el Parque Nacional Machalilla entre otros.

Sin embargo, el CEL lejos de abandonar el proceso encuentra al menos en la Convención RAMSAR una oportunidad de proteger Santay declarando la isla como el Sitio Ramsar 1041 en el mundo y a su vez el quinto Humedal de Importancia internacional declarado por el Ecuador.

La solicitud de la declaratoria de sitio RAMSAR realizada por el CEL conto con la firma de la autoridad ambiental reconocida por RAMSAR es decir del Ministerio del Ambiente. El humedal Santay es reconocido en octubre 2000, el CEL empieza la elaboración del Plan de Manejo que luego es continuado por la Fundación Malecón 2000 a quien el gobierno le entrega la administración de Santay bajo la figura de un fideicomiso mercantil por 80 anos. Proceso en el cual se evito la participación del CEL, de la Población de Santay y de la misma Municipalidad de Duran de cuyo territorio cantonal es parte Santay.

La declaratoria de Humedal para la isla Santay ha contribuido a mantener las condiciones ambientales de la isla hasta el momento, pero no garantiza sin embargo que ciertas obras de infraestructura que se realicen dentro del marco de grandes proyectos de turismo puesto como condición por el gobierno a la institución que hoy administra Santay no vayan a afectar las condiciones del humedal como tal. Los humedales a nivel internacional han sido sujetos de intervenciones juzgadas no nocivas por los Estados contratantes y que a pesar de las recomendaciones de la convención dichas obras se realizan causando impacto sobre el humedal.

La posibilidad de ejercer un real control estatal en justamente lo que el CEL buscaba originalmente al solicitar la declaratoria de Área Protegida para Santay. Vale la pena añadir que la Convención RAMSAR motiva a sus países signatarios a declarar Áreas Protegidas a los humedales declarados bajo la misma, con el fin de acentuar la protección del área.
Santay fue entregado a Malecón 2000 como un acto político desprovisto completamente de cualquier estudio técnico que muestre la factibilidad del objetivo primordial por la cual fue entregada. La única urgencia fue buscar la figura jurídica que haga factible asumir a un muy largo plazo la administración de la isla.

Últimamente la situación legal de Santay ha sido puesta en entredicho ante la acción legal interpuesta por herederos de propietarios de las haciendas que fueron expropiadas en 1980 durante el gobierno Roldós -Hurtado. Esta acción legal se basa en una clausula establecida en el decreto de expropiación en al cual se reconocería el derecho de re-adquisición a los ex propietarios de las haciendas si durante los primeros dos años el estado no daba cumplimiento al objetivo principal de la expropiación esto es a la realización de proyectos de vivienda. Ahora la justicia ha fallado a favor de los demandantes, en un proceso legal que aparentemente ha durado 25 años. A pesar de que este juzgamiento ha sido rechazado por el Estado, nos muestra que no ha habido ni hay actualmente un estatus legal transparente de la Isla Santay. Me pregunto cómo parecería ser lógico después de esta situación: Es que todo lo actuado desde 1980 sobre Santay tiene validez jurídica?

Cuál es el afán del Estado de mantener la isla Santay bajo la administración del Banco de la Vivienda, cuando este ministerio no tiene afinidad con el uso actual de la isla?

SOLICITUD

La solicitud que presento Sra. Ministra, es el de pasar la administración de Santay al Ministerio del Ambiente.
Una vez realizado el traspaso, el Ministerio del Ambiente hará la declaración de Area Protegida bajo la figura del Área Nacional de Recreación o la categoría que por las características de biodiversidad de Santay le sea reconocida, recogiendo los estudios técnicos existentes y solicitando la realización de todos aquellos que sean pertinentes y sin que esto signifique ninguna alteración para la categoría de Humedal de Importancia internacional que ya ostenta.
Ya dentro del Sistema Nacional de Areas Protegidas la Isla Santay será manejada a través de un plan de manejo sustentable y participativo que incluya como actores principales a los pobladores asentados en Santay.
La idea señora Ministra es que esta declaratoria no sea una carga administrativa y técnica para el Sistema Nacional de Areas Protegidas, por el contrario, se trata de asumir localmente a través de la Subsecretaria de Capital Natural una responsabilidad nacional dejada de lado.
Los permisos de investigación aplicada, las patentes de operación turística , los proyectos y convenios son ingresos que permitirán el mantenimiento de la nueva Área Protegida de todos los ecuatorianos.

En espera de que esta solicitud sea considerada, quedo de la Señora Ministra muy reconocido.

Ing. José Delgado Mendoza
CI.170758051-8

Solicitud a Ramsar

Mayo 26 2008

Estimadas María Rivera y Mila Llorens.
Secretaría de las Américas
Convenio RAMSAR
Gland - Suiza

Con la misma confianza con que en 1999 me dirigí a Uds. para solicitar que la Isla Santay sea reconocida como parte de los provilegiados humedales que a nivel internacional son parte de la Convensión Ramsar, hoy con la esperanza de nuevamente lograrlo, les solicito sus buenos oficios para que RAMSAR recomiende la declaratoria de Santay como Area Protegida del Ecuador. No hago con esto sino recoger textualmente la recomendación que hacen a las Partes cuando las instan a elevar a la categoría de Area Protegida a un sitio Ramsar, es importante tambié referirse a las recomendaciones, pedidos y resoluciones contenidas en La Resolución IX.22 del de la 9ª Reunión de la Conferencia de las Partes Contratantes de la Convención sobre los Humedales (Ramsar, Irán, 1971)"Los humedales y el agua: ¡mantienen la vida, nos dan el sustento" realizada en Kampala, Uganda, 8 a 15 de noviembre de 2005.

Espero que lograr de RAMSAR una recomendación dirigida a la Autoridad Administrativa pertinente, es decir al Ministerio del Ambiente, ayude a lograr que Santay sea reconocida como Area protegida, estoy a su entera disposición para cualquier aclaración.


Cordialmente


Ing. José Delgado Mendoza
Ginebra

08 julio 2008

RAMSAR apoya el pedido de Area Protegida para Isla Santay

En comunicación remitida al Ing. Sergio Laso, Autoridad Ambiental para los Humedales de Importancia Internacional del Ecuador, con fecha 7 de Julio del 2008, la Secretaría de RAMSAR para las Américas recomienda la desiganción de SANTAY como Area Protegida.

El texto es el siguiente:


Estimado Sergio,
Hemos recibido comunicación en la cual nos solicitan el apoyo para que la Isla Santay sea elevada a la categoría de área protegida. En este sentido los criterios de importancia internacional los cuales sustentan la designación de esta área como de importancia internacional también podrían ser utilizados para analizar la vibilidad de designar por parte del Ministerio de este sitio como área protegida.
Por lo anterior, ofrecemos nuestra colaboración en los términos que el Ministerio lo considere pertinente.

Cordialmente,

Maria Rivera
____________________________________________________
Maria RIVERA
Consejera Principal Américas
Secretaria de la Convención Ramsar
28 rue Mauverney, CH-1196 Gland
tel. ++41 22 999 0175; fax ++41 22 999 0169; www.ramsar.org

07 julio 2008

La vida en el Guayas
















Jacinto Domínguez extiende el trasmallo en las aguas del río Guayas. Atrás se observa
Guayaquil, una ciudad ajena a las rutinas de pesca.


Texto: Moisés Pinchevsky, Diario El Universo

En sus aguas y en sus orillas, el río principal de la provincia es guardián de la memoria colectiva y un respiradero de actividad que significa sustento y esperanza.
Es una cuestión de fe. También de paciencia. Jacinto Domínguez lleva mucho tiempo sabiéndolo (se hizo pescador cuando tenía 12). Por eso hoy, a sus 60 años de edad, como si conociera su destino, comienza su rutina a las 04:00 aproximadamente para asearse, vestirse, preparar sus redes, tomar su canoa y en la madrugada fría remar con sus brazos aún fuertes tratando de adivinar por dónde el río podría darle para comer a él, su esposa y dos hijos de 18 y 10 años.

La última vez no pescó nada. “Así es. Incluso hay semanas en que no se ve el pescado. Pero de pronto aparece una corvina de unas diez libritas y así salvamos el día, a veces la semana”, afirma mientras se encamina hacia las aguas frente al malecón de Guayaquil. No era así hace dos, tres o cuatro décadas, cuando solía regresar de cada jornada con unas 30 o 40 libras de pescado para, tras venderlas a los comerciantes en el mercado, aparecerse en su hogar en la isla Santay con víveres, una sonrisa y plata en el bolsillo.

Pescando vida para sobrevivir
Hoy solo tiene su sonrisa y una luz de optimismo que le golpea el rostro junto con el sol de la mañana. “Hay aguaje, eso pone el agua turbia, el fondo marino se agita y los peces se levantan”, dice mientras comienza a extender en el río su trasmallo (red) de unas 300 varas para aguardar a que atrape un alimento que resulta escaso porque, según afirma, los pescadores del estero utilizan venenos. Domínguez se queja de que ese método mata al pez, mata al camarón, mata la semilla, mata todo.

Domínguez es uno de los seis pescadores que esta mañana prueban suerte sobre sus botes en este lado del río. Otros se mueven hacia el sur, rumbo a Puná. Esa es la zona que prefieren Carlos Parrales (25 años) y Roberto Domínguez (27), también pescadores de Santay que hace cuatro días buscaron su sustento con la atarraya, una red redonda que extienden de un lance para atrapar camarones.

El camarón estuvo esquivo en esa ocasión. Pero la esperanza también puede tener tenazas de jaiba. Las cazan con una trampa en forma de canasta que tienden en el lecho marino con carnada y una cuerda para halarla. O también con la ratonera, una especie de jaula de redes y fierros que tiene ingreso para la jaiba, pero no salida.

Aunque en los días de aguaje prefieren el trasmallo, porque es el mejor momento para pescar corvinas o bagres, los cuales venden en el mercado Caraguay, ubicado en Guayaquil, a 25 minutos de distancia en canoa sin motor, cuando se va en contra de la corriente, y 15 cuando se rema a favor.

La gran estación de la Caraguay
Ese mercado es como una gran vitrina para la vida que transita en el río. Seis garzas introducen sus patas y picos en el lodo buscando cangrejitos como alimento. A pocos metros está el muelle de este mercado, que funciona como una estación de las lanchas que llegan de las pequeñas poblaciones en las islas salpicadas en la ruta hacia la gran isla Puná.

Eduardo Chalén (49 años) vive en la isla de Santo Domingo, a dos horas por el río. Compró en el mercado arroz y vegetales que ya tiene embarcados en la canoa. Pagó tres dólares por ese viaje que realiza cada dos días en una ruta que puede ser peligrosa por los ladrones. “A mi hermano le pegaron dos tiros hace unos años para robarle. Por suerte sobrevivió”, dice.

Don Julián Chalén (64) ha vivido siempre en San Vicente, población mejor conocida como Chupador Grande, ubicada a dos horas y diez minutos de la Caraguay. “Allá no hay caminos ni doctores ni mercados ni nada”, señala este hombre que, al igual que las 100 familias que viven en esa población, se conectan a través del río con Guayaquil y todo lo que la gran ciudad les brinda (asistencia médica, comestibles, tanques de gas, bancos).

La captura de cangrejos en los manglares cercanos ha sido su negocio de siempre, aunque en los últimos años lo comparte como asistente en una canoa a motor que suele hacer el recorrido entre las poblaciones a lo largo del río. Javier Mejía es el motorista de la embarcación. Ha pasado 16 de sus 28 años de vida en esta actividad que lo ha hecho un conocedor de las riberas y sus poblaciones.

Mejía indica que la ruta desde Guayaquil hace estaciones en Masa (45 minutos), Puerto Camarón (+ 10 minutos), Puerto Roma (+ 30), Santa Rosa (Chupador Chico), Las Cruces, Buenavista (+ 40), Santo Domingo, San Vicente (Chupador Grande, + 10), Puerto Arturo (+ 20) y Puerto Salinas (+ 15).

“Allá todo es más caro, una botella de agua cuesta $ 0,50, una cola vale el doble, todo porque debe llegar en canoa”, señala este conductor poco antes de salir a su recorrido con su embarcación cargada con unas diez personas, además de sacos de arroz, botellas de gaseosas, fruta y vegetales.

Si la vida es tan dura allá, ¿por qué nunca ha decidido mudarse a Guayaquil o a otra ciudad? le pregunto a Chalén antes de partir. “Allá está mi vida, mis cangrejos, mi casa”, indica antes de perderse con la canoa en el río.

La vida de Jacinto Domínguez también está en el río y su ribera. Así lo pienso mientras este hombre amable recoge su trasmallo para comprobar que hoy tampoco hubo suerte. “Los jaiberos siempre pescan algo, ese es mejor negocio, pero yo no tengo ese equipo”, indica con una resignación digna que se eleva con un tono de esperanza. Mañana puede caer esa corvinita de diez libras que puede salvarle la semana. Vivir del río es una cuestión de fe. También de paciencia.