28 diciembre 2016
La Estación Metereológica de Santay finalmente Operativa!!
La Asociación Amigos de Santay en su afán de conocer más sobre el clima presente en los ecosistemas del Humedal Isla Santay y sobre todo mejorar la calidad de la educación de los niños de Santay decidió hace un buen tiempo poner una Estación Meteorológica en el espacio escolar.
En efecto, en tiempos en los cuales los fenómenos climáticos son causales de muchas afectaciones naturales es importante que los niños comprendan cuales son y como se miden las variables con las que se determina el clima: Temperatura, Humedad, velocidad del viento, volumen de lluvia entre otras. la estación cuenta con sensores y elementos que permiten la recolección de esos datos los mismos que se presentan inmediatamente a través de una pantalla que se la ubicó en una de las aulas de la escuela.
EL PROYECTO
Lo que Amigos de Santay pretende es que la escuela inculque el interés y la curiosidad de los estudiantes en esos temas. Por otro lado uno de los graves problemas en la investigación científica es la falta de datos locales, con esta estación es posible registrar datos semanalmente, archivarlos y presentarlos en linea a través de un website. Mientras mejor conozcamos lo que pasa en el clima de Santay mucho mejor!
La escuela también se apresta a participar en un proyecto con otras escuelas a nivel planetario a fin de informar del clima en su localidad a la NASA de esa manera se intenta validar en tiempo real los datos enviados por los sensores en los satélites climáticos, Así la estacion y el servicio de Internet recientemente instalado por Amigos de Santay en la escuela
RECONOCIMIENTOS
La donación fue hecha por Evaristo Navarro, la recepción de la compra, su transporte a Ecuador y entrega en Guayaquil por Martha y John Galarza, el pedido de recibirla, estudiarla e instalarla lo propusimos a nuestro amigo el Ing. Pier Luiggi Maquilón.
Tomando tiempo suyo y de su familia Pier acompañado de su padre Andrés Maquilón Gómez y del amigo Edgar Muñoz Arteaga realizaron la instalación tan esperada, dándonos esa grata noticia tenerla operativa y en marcha.
Se prevé que el día martes 3 de enero 2017 Pier Maquilón y la Oceanógrafa Leila Zambrano realicen una presentación completa de la estación a las maestras y alumnos, de allí en adelante Leila quien se ha propuesto voluntaria, quedará a cargo de darle continuidad al proyecto escolar y a quien agradecemos mucho de antemano su compromiso personal y profesional
A todos quienes de una u otra manera apoyaron este proyecto, Amigos de Santay y la escuela Jaime Roldós les agradecen de todo corazón.
Fotos: Pier Maquilón.
02 diciembre 2016
La escuela de Santay tiene servicio de Internet
Gracias a todos. Internet llegó a la escuela y llegó para quedarse. Un esfuerzo que valió la pena, es una herramienta que dará pasó a muy interesantes proyectos escolares.
16 noviembre 2016
Segundo avance de la instalación de Internet en la escuela de Santay
Este sábado 12 de noviembre se realizó la instalación de los equipos de energia fotovoltaica que servirán para alimentar la antena para el enlace internet par la escuela de Santay.
Ante todo muchas gracias a los Amigos de Santay que han dicho presente para hacer posible el avnace de este proyecto. Gracias al Ing. John Orellana en Guayaquil por todo su apoyo para concretar la adquisición de los equipos y su instalación. Igualmente a la empresa MCI Electricidad y a Netfaster. Como siempre tuvimos el apoyo logístico del MAE y la comunidad.
Ese mismo día se realizó una minga de limpieza y adecuación en la escuela que quiere estar lista para este importante paso como es el acceso al servicio de internet.
02 noviembre 2016
Enseñanza del idioma Inglés en la escuela de Santay
Gracias al apoyo de la Asociación Amigos de Santay y la participación del profesor Jorge Peñaherrera desde el inicio del presente año lectivo se imparten 6 horas semanales de aprendizaje del idioma Inglés a tres clases de la escuela Jaime Roldós de la Isla Santay.
Según lo manifestado por el maestro Jorge, los niños están muy motivados y participan con entusiasmo en las clases. Por su parte la Directora de la escuela, Lcda. Ena Gomero considera importante poder contar con el dictado de esta lengua en su escuela. Es en esta etapa del aprendizaje que los niños desarrollan mejor sus habilidades para aprender una lengua extranjera, manifestó.
Amigos de Santay espera poder continuar ofreciendo este apoyo el próximo año lectivo. Como siempre todo depende de la buena voluntad de sus miembros y amigos simpatizantes, que como en este caso han respondido positivamente.
Según lo manifestado por el maestro Jorge, los niños están muy motivados y participan con entusiasmo en las clases. Por su parte la Directora de la escuela, Lcda. Ena Gomero considera importante poder contar con el dictado de esta lengua en su escuela. Es en esta etapa del aprendizaje que los niños desarrollan mejor sus habilidades para aprender una lengua extranjera, manifestó.
Amigos de Santay espera poder continuar ofreciendo este apoyo el próximo año lectivo. Como siempre todo depende de la buena voluntad de sus miembros y amigos simpatizantes, que como en este caso han respondido positivamente.
Día del Escudo Nacional se celebró en Santay
Al gobierno del General Eloy Alfaro Delgado se le debe la designación y oficialización del Escudo Nacional del Ecuador el 31 de Octubre de 1900. El diseño final pertenece al profesor Pedro Pablo Traversari.
Ecuador celebra cada 31 de Octubre esta fecha y la escuela Jaime Roldós de la Isla Santay la conmemoró haciendo un programa especial dedicado a resaltar este importante símbolo de la Patria.
Fuente: Wikipedia, fotos Ena Gomero
Ecuador celebra cada 31 de Octubre esta fecha y la escuela Jaime Roldós de la Isla Santay la conmemoró haciendo un programa especial dedicado a resaltar este importante símbolo de la Patria.
Poesía a la Bandera cargo de Anita María Reina y Flor Domínguez del 5to. Básico |
Exaltación de nuestro escudo |
10 octubre 2016
Instalación de antena para señal internet para la escuela de Santay
Con la colocación de la antena sobre la torre del agua en la comunidad empezaron los trabajos para instalar la señal Internet para la escuela en Santay. Agradecemos al equipo del MAE en la isla por su apoyo logístico.
Estaremos poniendo al tanto de los próximos pasos para que este proyecto de apoyo de Amigos de Santay a la educación en esa comunidad tan querida por todos se concrete.
Estaremos poniendo al tanto de los próximos pasos para que este proyecto de apoyo de Amigos de Santay a la educación en esa comunidad tan querida por todos se concrete.
04 septiembre 2016
01 septiembre 2016
Benito Parrales, el lagartero de la Isla Santay
Por Jéssica Zambrano
Benito Parrales sostiene sobre su hombro a un cocodrilo de 1,75 metros, unos centímetros más de lo que él mide. Simula haber logrado una hazaña, mantener a 12 cocodrilos quietos, seguro lo es. Entonces los venda y les amarra el hocico. Demuestra que no les tiene miedo porque crecieron con él. A pesar de eso, ya no juega de la misma manera porque “los animales han crecido”.
Su historia con estos reptiles empezó hace 10 años, cuando los 11 cocodrilos que habitan en la Isla Santay nacieron en el Parque Histórico. El personal de la Fundación Malecón 2000, que en ese entonces manejaba la Isla, construyó un hábitat para que sean parte de la escena turística del lugar.
Cuando llegaron a la Santay, Benito presentó su hoja de vida para cuidarlos. Uno de los requisitos, además de pasar por una estricta capacitación, era no enfrentar ninguna enfermedad: ¡aprobado! “Yo los crié y los sigo manteniendo”, dice Benito. Los guardabosques que ahora cohabitan la Santay, como parte del manejo que ahora tiene en la Isla el Ministerio de Ambiente, también los alimentan, pero no tienen el estilo de Benito.
Son las 7:00 del tercer día de la semana. En la calle El Oro, al sur de Guayaquil, hay una cola de vehículos peleándose por el espacio. Hacia el oeste, a 30 minutos en bicicleta sobre el puente que conduce a la Isla, se encuentra la comunidad. También está el muelle, desde donde sale para ir a pescar. Casi todos los días a la misma hora sube a la lancha que le construyó su hijo, con ella consigue el alimento fresco para su familia y los cocodrilos.
Todos en la Isla Santay saben bien quién es Benito Parrales, pues además de cuidar a los cocodrilos es guía turístico, aunque no habla inglés; también es presidente de una Asociación de Pescadores Artesanales que se conformó hace 4 años. A pesar de que lo llaman ‘el lagartero’, se ha ganado la admiración de todos. Nadie quiere tomar la posta de su trabajo con los cocodrilos y lo quieren de presidente gremial hasta que “no pueda caminar”.
Hoy viste un pantalón azul de casimir, una camisa con cuadros intercalados entre el rojo, el negro y el gris, una gorra y zapatos blancos relucientes. Antes de irse por 2 horas a pescar cuenta su travesía con los cocodrilos.
Los comuneros lo escuchan, una vez más, mientras se sacuden los bichos que se amontonan en la mañana. Benito dice que los cocodrilos necesitan mantenimiento y cuidado. Confiesa que es el único capaz de bajarse a la loza que es parte de su cautiverio para alimentarlos, no lo hace desde fuera como los guardabosques. “Me bajo, los ‘chifleo’, cuando estoy cerca hablando con otros me miran, a ver qué es lo que estoy hablando. Yo no sé si ellos me entiendan, pero ahí está”, dice Benito mientras sonríe y se acomodan las líneas de expresión de su cara, que guardan el color de la tierra mojada
“¿Si tienen nombre? ¡Uy!... es que en eso todos nos equivocamos —ríe Benito—. Al principio, eran 2 hembras y 8 machos. Así lo había constatado el veterinario una vez que hizo la prueba cuando estaban recién nacidos”. Entonces, para Benito, respondían con el nombre de los compadres del programa Mi Recinto: Compadre Garañón, Dulio, Calavera, Calo, Modesto, Carechancho... Hasta que en el cambio de administración, de la Fundación Malecón 2000 al Ministerio del Ambiente, “nos dimos cuenta que nos habíamos equivocado en todo. Los 11 cocodrilos eran hembras y dejaron de tener nombre”.
Desde mayo, además de enfrentar ‘un cambio de sexo’, los cocodrilos se trasladaron a un nuevo hábitat, que es 3 veces más grande que el primero. Esta, es una gran laguna dividida en 2 con un cerramiento perimetral con pivotes de madera plástica y malla triple galvanizada. A este espacio, llegó también un nuevo miembro, Tone, el único macho y el único que tiene nombre. El reptil de 3 meses viene de Esmeraldas, mide 1,70 m y Benito acusa a su lugar de origen de los problemas que tiene con él, pues a veces obedece y a veces no. Lo más frecuente es ver cómo Tone rechaza la comida porque de seguro “como viene de Esmeraldas ha de querer comer encocao o tapao”, dice Benito.
Por un lado están las hembras y a un costado, el único macho; su convivencia es todo un trajín. “Antes, cuando ocupaban el espacio pequeño, no se peleaban. Acá, se dan duro”, asegura el cuidador. Los biólogos atribuyen los conflictos a una etapa de estrés como consecuencia del traslado.
Benito Parraless es parte de las 56 familias que habitan la comuna de la Isla Santay desde su nacimiento, un 12 de marzo hace 68 años. En la isla están sus hijos y nietos. Vive con su esposa que es cocinera, un hijo y una iguana de 2 años a la que han apodado Panchita.
Sus abuelos, como muchas de las familias que viven en el lugar, llegaron a la Isla desde Santa Elena. Cuando nació, el lugar estaba habitado por 7 haciendas ganaderas de terratenientes, que posteriormente fueron expropiadas. Ellos fueron reconocidos como los primeros comuneros. Creció en una época de abundancia en la isla, que muchos aún recuerdan. La abundancia era tanta, que los lugareños ni siquiera se comían los cangrejos que en cada paseo se metían debajo de las casas. Benito estudió la escuela en la tierra de sus abuelos, pero solo llegó hasta tercer grado. Cuando su padre murió él aún estaba pequeño, tendría unos 13 años, entonces su abuelo lo hizo trabajar.
Como muchos de los habitantes de la isla, aprendió a hacer de todo, desde peón hasta machetero. Su vida en la pesca empezó a los 8 años y los 15 se dedicó al trabajo del banano, fue calificador de guineo y luego estibador en la Autoridad Portuaria en Puerto Nuevo. Después, vivió en Los Ríos. Sembró cacao. Fue futbolista y boxeador.
En Los Ríos conoció a los exploradores que cazaban cocodrilos; los mataban por la piel. “Todo era plata, hasta el aceite”, dice Benito. Y aunque le pagaban para dar explicaciones sobre el paradero de los cocodrilos, jamás mató uno. Luego de esa experiencia fuera de la Santay, no ha vuelto a irse. En la actualidad, los cocodrilos de la especie Crocodylus acutus, que permanecen en Santay son uno de los principales atractivos turísticos de la isla, considerada un humedal donde habitan, además, diferentes especies de aves y mamíferos como los mapaches y tigrillos.
Según los especialistas, la presencia de los cocodrilos en Santay podría atraer más pájaros y será más fácil observarlos porque estos buscan hacer nidos en árboles cercanos a los reptiles para proteger a sus crías de depredadores. Benito asegura que los cocodrilos de la Isla Santay miden entre 1,70 metros y 2,50 m.
DEBE SABER Muchas personas suelen creer que estos son animales lentos, pero no es así. Aunque por lo general se mueven a un ritmo lento, suelen utilizarlo como ventaja en torno a su presa.
La mayor parte de su alimentación se compone de vertebrados, incluyendo peces.
Tienen un metabolismo lento. Eso significa que pueden pasar sin comer durante una semana.
Estos reptiles no pueden masticar. Por esta razón, cortan la presa, la sacuden y la despedazan. En ocasiones, la arrastran bajo el agua.
Los reptiles de la Isla Santay pertenecen a la especie Crocodylus acutus.
Los cocodrilos suelen consumir rocas. Esto les ayuda a equilibrar su sistema digestivo.
Fuente
Benito Parrales sostiene sobre su hombro a un cocodrilo de 1,75 metros, unos centímetros más de lo que él mide. Simula haber logrado una hazaña, mantener a 12 cocodrilos quietos, seguro lo es. Entonces los venda y les amarra el hocico. Demuestra que no les tiene miedo porque crecieron con él. A pesar de eso, ya no juega de la misma manera porque “los animales han crecido”.
Su historia con estos reptiles empezó hace 10 años, cuando los 11 cocodrilos que habitan en la Isla Santay nacieron en el Parque Histórico. El personal de la Fundación Malecón 2000, que en ese entonces manejaba la Isla, construyó un hábitat para que sean parte de la escena turística del lugar.
Cuando llegaron a la Santay, Benito presentó su hoja de vida para cuidarlos. Uno de los requisitos, además de pasar por una estricta capacitación, era no enfrentar ninguna enfermedad: ¡aprobado! “Yo los crié y los sigo manteniendo”, dice Benito. Los guardabosques que ahora cohabitan la Santay, como parte del manejo que ahora tiene en la Isla el Ministerio de Ambiente, también los alimentan, pero no tienen el estilo de Benito.
Son las 7:00 del tercer día de la semana. En la calle El Oro, al sur de Guayaquil, hay una cola de vehículos peleándose por el espacio. Hacia el oeste, a 30 minutos en bicicleta sobre el puente que conduce a la Isla, se encuentra la comunidad. También está el muelle, desde donde sale para ir a pescar. Casi todos los días a la misma hora sube a la lancha que le construyó su hijo, con ella consigue el alimento fresco para su familia y los cocodrilos.
Todos en la Isla Santay saben bien quién es Benito Parrales, pues además de cuidar a los cocodrilos es guía turístico, aunque no habla inglés; también es presidente de una Asociación de Pescadores Artesanales que se conformó hace 4 años. A pesar de que lo llaman ‘el lagartero’, se ha ganado la admiración de todos. Nadie quiere tomar la posta de su trabajo con los cocodrilos y lo quieren de presidente gremial hasta que “no pueda caminar”.
Hoy viste un pantalón azul de casimir, una camisa con cuadros intercalados entre el rojo, el negro y el gris, una gorra y zapatos blancos relucientes. Antes de irse por 2 horas a pescar cuenta su travesía con los cocodrilos.
Los comuneros lo escuchan, una vez más, mientras se sacuden los bichos que se amontonan en la mañana. Benito dice que los cocodrilos necesitan mantenimiento y cuidado. Confiesa que es el único capaz de bajarse a la loza que es parte de su cautiverio para alimentarlos, no lo hace desde fuera como los guardabosques. “Me bajo, los ‘chifleo’, cuando estoy cerca hablando con otros me miran, a ver qué es lo que estoy hablando. Yo no sé si ellos me entiendan, pero ahí está”, dice Benito mientras sonríe y se acomodan las líneas de expresión de su cara, que guardan el color de la tierra mojada
“¿Si tienen nombre? ¡Uy!... es que en eso todos nos equivocamos —ríe Benito—. Al principio, eran 2 hembras y 8 machos. Así lo había constatado el veterinario una vez que hizo la prueba cuando estaban recién nacidos”. Entonces, para Benito, respondían con el nombre de los compadres del programa Mi Recinto: Compadre Garañón, Dulio, Calavera, Calo, Modesto, Carechancho... Hasta que en el cambio de administración, de la Fundación Malecón 2000 al Ministerio del Ambiente, “nos dimos cuenta que nos habíamos equivocado en todo. Los 11 cocodrilos eran hembras y dejaron de tener nombre”.
Desde mayo, además de enfrentar ‘un cambio de sexo’, los cocodrilos se trasladaron a un nuevo hábitat, que es 3 veces más grande que el primero. Esta, es una gran laguna dividida en 2 con un cerramiento perimetral con pivotes de madera plástica y malla triple galvanizada. A este espacio, llegó también un nuevo miembro, Tone, el único macho y el único que tiene nombre. El reptil de 3 meses viene de Esmeraldas, mide 1,70 m y Benito acusa a su lugar de origen de los problemas que tiene con él, pues a veces obedece y a veces no. Lo más frecuente es ver cómo Tone rechaza la comida porque de seguro “como viene de Esmeraldas ha de querer comer encocao o tapao”, dice Benito.
Por un lado están las hembras y a un costado, el único macho; su convivencia es todo un trajín. “Antes, cuando ocupaban el espacio pequeño, no se peleaban. Acá, se dan duro”, asegura el cuidador. Los biólogos atribuyen los conflictos a una etapa de estrés como consecuencia del traslado.
Benito Parraless es parte de las 56 familias que habitan la comuna de la Isla Santay desde su nacimiento, un 12 de marzo hace 68 años. En la isla están sus hijos y nietos. Vive con su esposa que es cocinera, un hijo y una iguana de 2 años a la que han apodado Panchita.
Sus abuelos, como muchas de las familias que viven en el lugar, llegaron a la Isla desde Santa Elena. Cuando nació, el lugar estaba habitado por 7 haciendas ganaderas de terratenientes, que posteriormente fueron expropiadas. Ellos fueron reconocidos como los primeros comuneros. Creció en una época de abundancia en la isla, que muchos aún recuerdan. La abundancia era tanta, que los lugareños ni siquiera se comían los cangrejos que en cada paseo se metían debajo de las casas. Benito estudió la escuela en la tierra de sus abuelos, pero solo llegó hasta tercer grado. Cuando su padre murió él aún estaba pequeño, tendría unos 13 años, entonces su abuelo lo hizo trabajar.
Como muchos de los habitantes de la isla, aprendió a hacer de todo, desde peón hasta machetero. Su vida en la pesca empezó a los 8 años y los 15 se dedicó al trabajo del banano, fue calificador de guineo y luego estibador en la Autoridad Portuaria en Puerto Nuevo. Después, vivió en Los Ríos. Sembró cacao. Fue futbolista y boxeador.
En Los Ríos conoció a los exploradores que cazaban cocodrilos; los mataban por la piel. “Todo era plata, hasta el aceite”, dice Benito. Y aunque le pagaban para dar explicaciones sobre el paradero de los cocodrilos, jamás mató uno. Luego de esa experiencia fuera de la Santay, no ha vuelto a irse. En la actualidad, los cocodrilos de la especie Crocodylus acutus, que permanecen en Santay son uno de los principales atractivos turísticos de la isla, considerada un humedal donde habitan, además, diferentes especies de aves y mamíferos como los mapaches y tigrillos.
Según los especialistas, la presencia de los cocodrilos en Santay podría atraer más pájaros y será más fácil observarlos porque estos buscan hacer nidos en árboles cercanos a los reptiles para proteger a sus crías de depredadores. Benito asegura que los cocodrilos de la Isla Santay miden entre 1,70 metros y 2,50 m.
DEBE SABER Muchas personas suelen creer que estos son animales lentos, pero no es así. Aunque por lo general se mueven a un ritmo lento, suelen utilizarlo como ventaja en torno a su presa.
La mayor parte de su alimentación se compone de vertebrados, incluyendo peces.
Tienen un metabolismo lento. Eso significa que pueden pasar sin comer durante una semana.
Estos reptiles no pueden masticar. Por esta razón, cortan la presa, la sacuden y la despedazan. En ocasiones, la arrastran bajo el agua.
Los reptiles de la Isla Santay pertenecen a la especie Crocodylus acutus.
Los cocodrilos suelen consumir rocas. Esto les ayuda a equilibrar su sistema digestivo.
Fuente
La isla que se salvó de ser Disneylandia
Por: María Fernanda Mejía
Santay está a menos de un kilómetro de Guayaquil. Hay senderos, aire puro, y la casa de doce cocodrilos.
En esta isla no hay una montaña rusa, ni un carrusel, tampoco están Peter Pan ni los piratas de Nunca Jamás. Cruzando el río Guayas, a menos de un kilómetro de Guayaquil, viven otros personajes fantásticos: mariposas azules, cangrejos violinistas, más de cien especies de aves, plantas y hasta cocodrilos. Aquí está la isla Santay, las dos mil hectáreas de área verde que se salvaron de convertirse en un parque de diversiones tipo Disneylandia, gracias a que en el 2000 fue declarada humedal de importancia internacional, por su aporte al equilibrio biológico de los ecosistemas.
A este paraíso natural rodeado de cinco especies de manglar, se llega de tres maneras desde Guayaquil:
en lancha desde el mercado Caraguay, la forma más común hasta hace seis meses. El recorrido dura cuarenta minutos
a pie, por el puente bascular, que empieza en la calle El Oro. Toma más o menos cuarenta minutos y en el camino hay banquitas para descansar.
y en bici, se pedalean doce minutos aproximadamente sobre el puente. Ahí existe la opción de tomar el camino hacia la ecoaldea de Santay o al cantón Durán.
Por esa misma isla, que hoy la conocemos como Santay, pasaron piratas, hacia el siglo diecisiete, según una descripción de 1684 del inglés William Dampier, quien además de bucanero fue un explorador, escritor, botánico y observador científico. Durante las epidemias que azotaron a Guayaquil en esa época, Santay fue sitio de cuarentena para embarcaciones que arribaban al puerto. Más tarde –detalla la guía de Parques Nacionales– fue utilizada como fondeadero para la limpieza y el mantenimiento de las embarcaciones. Recién a inicios del siglo se pobló de hacendados que criaban ganado y producían arroz, lo que perjudicó el crecimiento natural del humedal, pues para alimentar a los rebaños se empezó a talar árboles y a plantar pasto.
Este pedazo de tierra, que ahora es pantanosa, no estaba en los planes del Estado como el pulmón de la ciudad. Todas las ideas apuntaban a que fuera, más bien, una isla de cemento. En 1979 fue expropiada a los hacendados y fue declarada propiedad pública. Bajo la administración del Banco Ecuatoriano de la Vivienda y luego de la Fundación Malecón 2000, se quería crear un parque tipo Disney para que los guayaquileños tuvieran una sitio de recreación. Otra opción era talar todo lo verde y convertirla en un aeropuerto internacional, levantar un plan de vivienda privilegiada o una maraña de túneles y puentes que comunicaran Guayaquil y Durán.
Sin embargo, el Comité Ecológico de la Escuela Politécnica del Litoral y los comuneros de la isla Santay se organizaron y lograron en el 2000 que se la declarara bajo el humedal Ramsar, un tratado internacional que protege a estos sitios de la depredación humana y la mancha urbana. Ahora viven ahí cincuenta y seis familias comuneras, que saben la importancia de preservar cada mariposa, cada planta, cada cangrejo miniatura. Sus niños salen en bicicleta para ir a Guayaquil.
Esta isla que se levanta en medio del río también es un Área Natural Protegida del Ministerio del Ambiente. Hay ciertas restricciones para quienes la visitan: las mascotas deben quedarse en casa, para evitar que afecten a los animales que la habitan. Tampoco se puede ingresar con armas, ni hacer grafitis, ni consumir bebidas alcohólicas. Por el bien de este humedal no se puede hacer campamentos ni fogatas, menos ensuciarla con basura, arrancar sus plantitas o cazar alguna de sus especies.
Si se elige ir en bicicleta desde Guayaquil, se puede alquilar una al inicio del puente, cuesta cuatro dólares e incluye casco. Mientras se avanza por el puente se siente la frescura del río. Al llegar al sendero que conduce a la aldea también se absorbe el oxígeno que emana de los manglares. Si se tiene suerte, quizá se observen osos hormigueros, mapaches cangrejeros, y venados de cola blanca que –según la guía de Parques Nacionales del Ministerio del Ambiente– también habitan la isla. Los sorprendentes personajes de la flora y la fauna de Santay no son, como se quiso alguna vez, hombres sofocados en grandes trajes de esponja, ni animales robotizados, ni ficticios bosques encantados. Aquí, en esta isla a ochocientos metros de la gran ciudad de palmeras foráneas y adoquines repetitivos, todo es real.
Al caminar por la ecoaldea se llega a la La Cocodrilera, un sendero de setecientos metros que conduce al hogar de los doce reptiles que fueron traídos desde el Parque Histórico de Guayaquil y la provincia de Esmeraldas, donde se criaron en cautiverio. Son once hembras y un macho de la especie cocodrylus actus y son cuidados por Benito Parrales, el “lagartero” de la Santay.
La aldea también tiene un restaurante. Aunque el menú es pequeño, siempre habrá al menos un seco de pollo y un sango de camarones, con precios accesibles (menos de cuatro dólares). Ahí también hay enchufes si es que se ha descargado el teléfono. A lo largo de los senderos también se encuentran algunos descansos, que pueden ser aprovechados para leer o disfrutar del entorno.
Lo mejor de todo es que –al no ser un parque de diversiones tipo Disney– existe el privilegio del silencio. A las 17:00, todos los visitantes deben salir de la isla y regresar a Guayaquil.
Para tener en cuenta:
La atención en el puente bascular de la calle El Oro, en Guayaquil, es de 06:00 a 21:00
La isla está disponible para los visitantes de 06:00 a 17:00.
Ubicación:
Fuente
Santay está a menos de un kilómetro de Guayaquil. Hay senderos, aire puro, y la casa de doce cocodrilos.
Foto: andes.info.ec |
A este paraíso natural rodeado de cinco especies de manglar, se llega de tres maneras desde Guayaquil:
en lancha desde el mercado Caraguay, la forma más común hasta hace seis meses. El recorrido dura cuarenta minutos
a pie, por el puente bascular, que empieza en la calle El Oro. Toma más o menos cuarenta minutos y en el camino hay banquitas para descansar.
y en bici, se pedalean doce minutos aproximadamente sobre el puente. Ahí existe la opción de tomar el camino hacia la ecoaldea de Santay o al cantón Durán.
Por esa misma isla, que hoy la conocemos como Santay, pasaron piratas, hacia el siglo diecisiete, según una descripción de 1684 del inglés William Dampier, quien además de bucanero fue un explorador, escritor, botánico y observador científico. Durante las epidemias que azotaron a Guayaquil en esa época, Santay fue sitio de cuarentena para embarcaciones que arribaban al puerto. Más tarde –detalla la guía de Parques Nacionales– fue utilizada como fondeadero para la limpieza y el mantenimiento de las embarcaciones. Recién a inicios del siglo se pobló de hacendados que criaban ganado y producían arroz, lo que perjudicó el crecimiento natural del humedal, pues para alimentar a los rebaños se empezó a talar árboles y a plantar pasto.
Este pedazo de tierra, que ahora es pantanosa, no estaba en los planes del Estado como el pulmón de la ciudad. Todas las ideas apuntaban a que fuera, más bien, una isla de cemento. En 1979 fue expropiada a los hacendados y fue declarada propiedad pública. Bajo la administración del Banco Ecuatoriano de la Vivienda y luego de la Fundación Malecón 2000, se quería crear un parque tipo Disney para que los guayaquileños tuvieran una sitio de recreación. Otra opción era talar todo lo verde y convertirla en un aeropuerto internacional, levantar un plan de vivienda privilegiada o una maraña de túneles y puentes que comunicaran Guayaquil y Durán.
Sin embargo, el Comité Ecológico de la Escuela Politécnica del Litoral y los comuneros de la isla Santay se organizaron y lograron en el 2000 que se la declarara bajo el humedal Ramsar, un tratado internacional que protege a estos sitios de la depredación humana y la mancha urbana. Ahora viven ahí cincuenta y seis familias comuneras, que saben la importancia de preservar cada mariposa, cada planta, cada cangrejo miniatura. Sus niños salen en bicicleta para ir a Guayaquil.
Esta isla que se levanta en medio del río también es un Área Natural Protegida del Ministerio del Ambiente. Hay ciertas restricciones para quienes la visitan: las mascotas deben quedarse en casa, para evitar que afecten a los animales que la habitan. Tampoco se puede ingresar con armas, ni hacer grafitis, ni consumir bebidas alcohólicas. Por el bien de este humedal no se puede hacer campamentos ni fogatas, menos ensuciarla con basura, arrancar sus plantitas o cazar alguna de sus especies.
Si se elige ir en bicicleta desde Guayaquil, se puede alquilar una al inicio del puente, cuesta cuatro dólares e incluye casco. Mientras se avanza por el puente se siente la frescura del río. Al llegar al sendero que conduce a la aldea también se absorbe el oxígeno que emana de los manglares. Si se tiene suerte, quizá se observen osos hormigueros, mapaches cangrejeros, y venados de cola blanca que –según la guía de Parques Nacionales del Ministerio del Ambiente– también habitan la isla. Los sorprendentes personajes de la flora y la fauna de Santay no son, como se quiso alguna vez, hombres sofocados en grandes trajes de esponja, ni animales robotizados, ni ficticios bosques encantados. Aquí, en esta isla a ochocientos metros de la gran ciudad de palmeras foráneas y adoquines repetitivos, todo es real.
Al caminar por la ecoaldea se llega a la La Cocodrilera, un sendero de setecientos metros que conduce al hogar de los doce reptiles que fueron traídos desde el Parque Histórico de Guayaquil y la provincia de Esmeraldas, donde se criaron en cautiverio. Son once hembras y un macho de la especie cocodrylus actus y son cuidados por Benito Parrales, el “lagartero” de la Santay.
La aldea también tiene un restaurante. Aunque el menú es pequeño, siempre habrá al menos un seco de pollo y un sango de camarones, con precios accesibles (menos de cuatro dólares). Ahí también hay enchufes si es que se ha descargado el teléfono. A lo largo de los senderos también se encuentran algunos descansos, que pueden ser aprovechados para leer o disfrutar del entorno.
Lo mejor de todo es que –al no ser un parque de diversiones tipo Disney– existe el privilegio del silencio. A las 17:00, todos los visitantes deben salir de la isla y regresar a Guayaquil.
Para tener en cuenta:
La atención en el puente bascular de la calle El Oro, en Guayaquil, es de 06:00 a 21:00
La isla está disponible para los visitantes de 06:00 a 17:00.
Ubicación:
Fuente
21 agosto 2016
Tercer año de "Bolivar vuelve a Santay "
Como cada ocasión el mejor alumno de la escuela asume el rol del Libertador y llega en una canoa a la isla desde Guayaquil. En la isla los niños de la escuela hacen la calle de honor hasta la antigua escuela donde los dirigentes de la comunidad le dan la bienvenida y una de las maestras de la escuela hace la reseña histórica.
Contexto histórico
El 27 de agosto de 1829 El Libertador Bolívar llega a Santay para pasar alli 3 semanas por recomendación médica. Su estadía ha sido reportada en varias de sus cartas escritas desde la casa de campo en la que descansó.
Es en Santay donde revisa y deja a punto el Tratado de Guayaquil que permite la liberación de esta ciudad y puerto que estaba en poder de tropas peruanas, es igualmente en Santay donde toma la determinante decisión de alejarse del poder y la pone a consideración del Congreso y pueblo grancolombiano.
Es aquí que hace su última gran estadía en la costa ecuatoriana antes de partir rumbo a Bogotá y morir 15 meses después en Santa Martha.
La población de la Isla Santay recuerda este hecho desde hace tres años de manera que el paso de este ilustre visitante sea conmemorado por los niños y jóvenes en especial , nutriendo así su historia y la de su isla.
Referencias históricas
16 agosto 2016
Club Ecologista Santay recibe acreditación de la Red Internacional de Humedales
La Red Internacional de Humedales IWL por sus siglas en Ingles Wetland Link International hizo llegar al Club Ecologista Santay establecido por la escuela Jaime Roldos de la isla Santay su certificación de afiliación a la Red realizada en 2013.
El CES se afilió en Octubre 2013 y desde entonces ha sido actor importante en la organizacion y realización de eventos como el Dia Mundial de los Humedales, celebración del Dia de la Tierra y del Ambiente entre otros.
El Club Ecologista Santay se creo en 2010 para motivar las actividades de educación y conservación ambiental por los niños y jóvenes de Santay y en estos 6 años el CES también ha organizado en su isla cada fin de Septiembre la campaña A limpiar el mundo que consiste en actividades ecológicas de limpieza y separación de material para reciclaje.
WLI trabaja estrechamente con la Convención de RAMSAR.
Felicitamos al CES por mantener su espíritu ambiental y a los chicos y maestras de la escuela por su trabajo a favor de conservar el ambiente de su bello humedal.
El CES se afilió en Octubre 2013 y desde entonces ha sido actor importante en la organizacion y realización de eventos como el Dia Mundial de los Humedales, celebración del Dia de la Tierra y del Ambiente entre otros.
El Club Ecologista Santay se creo en 2010 para motivar las actividades de educación y conservación ambiental por los niños y jóvenes de Santay y en estos 6 años el CES también ha organizado en su isla cada fin de Septiembre la campaña A limpiar el mundo que consiste en actividades ecológicas de limpieza y separación de material para reciclaje.
WLI trabaja estrechamente con la Convención de RAMSAR.
Felicitamos al CES por mantener su espíritu ambiental y a los chicos y maestras de la escuela por su trabajo a favor de conservar el ambiente de su bello humedal.
16 junio 2016
Clases de Inglés en escuela de Santay
A fin de estimular en los niños el interés por la lengua inglesa y sobre todo para impartir conocimientos en esta materia obligatoria a nivel primario, un profesor de esta asignatura estará enseñando Inglés durante todo el año lectivo en la escuela Jaime Roldós de la Isla Santay en todas sus clases.
El Sr. Jorge Peñaherrera, estudiante de Biología de la Universidad de Guayaquil ha convenido con Amigos de Santay para instruir a los niños. Agradecemos desde ya el compromiso de Jorge con quien ya hemos mantenido una excelente colaboración.
Anunciamos también que Amigos de Santay esta organizando el dictado de clases de apoyo en INGLES para todos los estudiante de secundaria de la Isla Santay, sean colegiales a nivel presencial como a distancia, de tal manera que no se atrasen ni queden con dudas en esta materia. Favor acercarse a la escuela y contactar con el maestro Jorge para que se inscriban.
El Sr. Jorge Peñaherrera, estudiante de Biología de la Universidad de Guayaquil ha convenido con Amigos de Santay para instruir a los niños. Agradecemos desde ya el compromiso de Jorge con quien ya hemos mantenido una excelente colaboración.
Anunciamos también que Amigos de Santay esta organizando el dictado de clases de apoyo en INGLES para todos los estudiante de secundaria de la Isla Santay, sean colegiales a nivel presencial como a distancia, de tal manera que no se atrasen ni queden con dudas en esta materia. Favor acercarse a la escuela y contactar con el maestro Jorge para que se inscriban.
06 junio 2016
Boletin de actividades 2015 de Amigos de Santay
Ya esta en linea el Boletin 2015 con las principales actividades realizadas por la Asociación Los Amigos de Santay en 2015.
Un infinito agradecimiento a todas y todos los que nos apoyan dentro y fuera del Ecuador
Un infinito agradecimiento a todas y todos los que nos apoyan dentro y fuera del Ecuador
02 junio 2016
Padres escriben y leen cuentos en Día del Niño
Este año los niños de la escuela Jaime Roldós de la Isla Santay en lugar de recibir dulces o regalitos por el Día del Niño fueron partícipes de una iniciativa de las autoridades educativas quienes propusieron a los docentes que a cambio de fiestas y golosinas estimulen la escritura y la lectura en la infancia.
Y que mejor que los padres de familia trabajen en la creación de un cuento y leérselo a sus hijos quienes por cierto escenificaron algunos personajes de los cuentos leídos.
El equipo docente de Santay tuvo la idea de organizar una Feria de Lectura , de esta manera los cuentos creados y otros cuentos conocidos fueron leídos por los padres de familia y analizados por los pequeños lectores. Los participantes dejaron sus puntos de vista de lo que significa la lectura para ellos.
Angélica Parrales madre de familia que participó en el evento expresó que para ella Un libro es una forma de desestresarse, de volar un tiempo en el cuento, historia. Meterse en el libro, entenderlo, analizarlo, disfrutarlo. Me encanta leer !! Es mi hobby favorito.
Y que mejor que los padres de familia trabajen en la creación de un cuento y leérselo a sus hijos quienes por cierto escenificaron algunos personajes de los cuentos leídos.
El equipo docente de Santay tuvo la idea de organizar una Feria de Lectura , de esta manera los cuentos creados y otros cuentos conocidos fueron leídos por los padres de familia y analizados por los pequeños lectores. Los participantes dejaron sus puntos de vista de lo que significa la lectura para ellos.
Angélica Parrales madre de familia que participó en el evento expresó que para ella Un libro es una forma de desestresarse, de volar un tiempo en el cuento, historia. Meterse en el libro, entenderlo, analizarlo, disfrutarlo. Me encanta leer !! Es mi hobby favorito.
30 mayo 2016
Inicio de año lectivo 2016 para los más pequeñitos de Santay !
Con mucho entusiasmo y civismo los alumnos y personal docente de la escuela fiscal No3 Jaime Roldós de la comunidad de la Isla Santay se dieron cita esta mañana para recibir a los niños de Educación Inicial que empezaron su vida escolar este 2016.
Para los padres de familia que por primera vez llevan a sus hijitos a la escuela empieza también una vida de madrugadas y sacrificios, siempre con el optimismo de ver a sus hijos avanzar en su escolaridad .
La Directora Ena Gomero, en su mensaje de inicio además de hacer una revisión de lo que será el desarrollo general del año escolar hizo un llamado a los padres de familia a colaborar cuando la escuela necesite de su apoyo.
Amigos de Santay mantiene su compromiso de apoyar en lo que sea necesario a la educación de la niñez y juventud de Santay.
Para los padres de familia que por primera vez llevan a sus hijitos a la escuela empieza también una vida de madrugadas y sacrificios, siempre con el optimismo de ver a sus hijos avanzar en su escolaridad .
La Directora Ena Gomero, en su mensaje de inicio además de hacer una revisión de lo que será el desarrollo general del año escolar hizo un llamado a los padres de familia a colaborar cuando la escuela necesite de su apoyo.
Amigos de Santay mantiene su compromiso de apoyar en lo que sea necesario a la educación de la niñez y juventud de Santay.
22 febrero 2016
Con el Eco-juego Santay, aprender es un placer
Niños de la escuela aprendiendo a jugar |
El patio cubierto de la escuelita en la que estudian 40 niñas y niñas de la comunidad de San Jacinto de Santay es el espacio ideal. Durante la recreación, extienden la lona impresa sobre el piso de madera y con los dos dados gigantes se lanzan descalzos a la aventura de aprender-jugando.
José Delgado Mendoza, representante de la asociación Amigos de Santay, con sede en Ginebra-Suiza, colectivo creado casi paralelamente con la escuela para acompañar el proceso educativo en Santay, nos informa que ya era algo que hace mucho tiempo lo había pensado, que solamente faltaba ponerse a trabajar con el equipo docente de la escuela y con Ivette Solís, una estudiante de biología de Guayaquil que había realizado magníficas fotografías de las aves del humedal Santay.
Todos disfrutan y aprenden |
El juego consta de 60 casillas que pueden resolverse en pocos minutos. Son 21 imágenes de fauna y flora de Santay, tiene además 12 preguntas sobre historia y realidad local.
El Eco-Juego Santay Contiene las típicas casillas de avance o retroceso, la prisión, la calavera. El objetivo es que los alumnos asimilen los nombres comunes y científicos de las especies de flora y fauna de Santay que son elementos del juego, así como las respuestas a las preguntas generales, por ejemplo: En qué año el Libertador Bolívar visitó Santay?, al cabo de 3 veces que hagan el juego la fecha 1829 les quedará grabado.
La directora de la escuela de Santay, Ena Gomero manifestó que es importante incluir el aspecto lúdico en los procesos de enseñanza aprendizaje. Si bien el objetivo principal de un juego es divertirse amenamente, lo que se ha logrado con el eco-juego es también un objetivo indirecto importante que es motivarlos por temas como la ecología, la biología, las ciencias sociales e incluso la fotografía.
Por su parte Valentín Domínguez poblador y dirigente de la comunidad ha solicitado a Amigos de Santay que el juego también esté al alcance de los turistas que llegan a la isla, pedido que ha sido aceptado y pronto será parte de la oferta de distracción a los visitantes de la comunidad.
El 2 de febrero 2016 aprovechando la celebración del Día Mundial de los Humedales en la escuela de Santay fue la ocasión ideal para la presentación oficial de este divertido Juego a la comunidad. Génesis Delgado a nombre de Amigos de Santay hizo la demostración a los niños.
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