26 enero 2011

Mancha de origen y contenido desconocido afecta humedal Isla Santay

Una mancha de color amarillo verdusco que fue divisada a partir del 12 de enero aparece y desaparece según el ritmo de la marea en el río Guayas a la altura del Malecón de Guayaquil.

Varias hipótesis se han expresado al respecto de este fenómeno que aparentemente se ha iniciado en las estribaciones occidentales de la cordillera de los Andes ecuatorianos en un punto aún indeterminado que estaría situado entre las provincias del Guayas y Chimborazo.

Se esgrime que serían residuos de la minería, de fertilizantes, de actividades agrícolas, lo cierto es que la versión oficial entregada por el Ministerio del Ambiente pone de manifiesto la presencia de una acumulación de algas.

Para quienes están cercanos al río Guayas como los habitantes de los edificios del malecón de Guayaquil, o de los pescadores de Duran o de la isla Santay la mancha se ha convertido en un elemento casi cotidiano. Hay quienes incluso informan que la mancha tiene ya algunos años y que nadie se ha interesado en investigarla.

Me preocupa si, que el Humedal Isla Santay se encuentre afectado. Esta mancha esta en la zona de pesca de sus pobladores, ademas de que los límites de este humedal internacionalmente reconocido consideran el río Guayas desde la antigua cervecería hasta las esclusas.

Para muchos sería la primera vez que escuchan que el río Guayas es una zona protegida por una convención internacional, así es y desde hace 10 años.

Después del anuncio del proyecto ecológico del gobierno para Guayaquil parecería como si todos los problemas habrían encontrado solución, pero los problemas ambientales sobran en Guayaquil: basura, ruido, contaminación, descuido en áreas verdes y sobre todo una buena dosis de desidia ciudadana. Es la falta de un sentido general de conciencia a todo nivel.

Si La Constitución reconoce los Derechos de la Naturaleza, es necesario que alguien denuncie y pida se los haga respetar.




Ante los problemas ambientales, la lentitud burocrática que tarda en reconocerlos y enfrentarlos, me preocupa menos que ese silencio y ese estoicismo ciudadano que me impacta.

fotos: El Universo y Graciela G. Wakefield

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