PROFESORES
En el país hay seis mil escuelas que cuentan con un solo maestro. A diario, ellos se sacrifican para cubrir todas las necesidades de sus alumnos.
Nayomi Chibana
CONFIANZA 63%
Con un par de jeans y chompa, de lunes a viernes, Ena Gomero emprende el viaje de media hora en canoa desde el mercado Caraguay en Guayaquil hasta la isla Santay donde es maestra desde hace 12 años. Manualidades, lenguaje, matemáticas, computación… Las materias, en su mayoría, son dictadas por ella. A su cargo están todos los grados de la escuela fiscal Jaime Roldós Aguilera, desde primer año de educación básica hasta el cuarto. En esta institución –una de aproximadamente 6.000 escuelas unidocentes del país– ella hace las veces de enfermera, psicóloga, consejera y maestra para los 50 alumnos.
Levantarse a las 05h00 todos los días no es fácil, dice Ena, madre soltera de tres pequeños. “Mi motivación para venir acá es la ingenuidad de estos niños”, expresa. Hasta la fecha, solo uno de ellos ha logrado terminar el bachillerato. La razón es que en este poblado ubicado al frente de Guayaquil, aún no existen instituciones de enseñanza secundaria. “Si aunque sea uno terminara la universidad, volvería para ayudar a su propia comunidad”, expresa.
Ena es una de las razones por la que los ecuatorianos aún confían en sus maestros. A pesar de formar parte de un gremio que ha sido catalogado como mediocre y politizado, los padres de familia necesariamente deben entregar su confianza a estas personas que se hacen cargo de sus hijos durante varias horas del día. “La ciudadanía sabe que por uno que no hace bien su trabajo no debemos pagar todos”, dice Ena. “Ciertas personas tienen vocación para hacerlo y otras no”.
Fuente: Revista Vistazo
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