La estructura, cuya construcción comenzó en noviembre de 2012, lució terminada el fin de semana. En el lugar, como parte de los últimos ajustes, se usó un generador para probar las luminarias. Trabajadores, el pasado viernes, continuaban pintando y puliendo las bases del puente.
La extensión del paso, que está sobre el río Guayas, es 840 metros de largo y su ancho es de 4 metros. Los carriles están divididos para que por un lado transiten los caminantes y por otro los ciclistas.
Video tomado de la cuenta de YouTube de Alvaro Gamio Boisier
En el trayecto hay 8 puntos de descanso, con toldas, desde donde se puede ver el río Guayas, bancas de madera y tachos de basura en los que se han clasificado los desechos (plástico, vidrio y orgánicos). También, hay cámaras de vigilancia.
En las mediciones realizadas, se estima que los visitantes podrán recorrer el trayecto Guayaquil-Santay, a pie, en 30 minutos. Los mismos trabajadores este fin de semana usaron bicicletas para trasladar los materiales que requerían.
La obra, que forma parte del proyecto denominado ‘Guayaquil Ecológico’, representa una inversión de $ 14’700.000. Estuvo a cargo de la constructora Bueno y Castro Ingenieros Asociados CIA, que debía entregarla en un plazo de 12 meses.
El presidente de la República, Rafael Correa, en su último enlace sabatino, adelantó que el martes, en su visita a Guayaquil, abrirá el flamante puente. No obstante, aclaró que aún no se inaugurará, porque todo el proyecto es integral, es decir, incluye la caminera hasta el puente Santay-Durán. “En ese se me atrasó el constructor y recién estará en el mes de julio”, precisó. Sin embargo, indicó que la gente ya podrá ir a la isla a pie o en bicicleta.
En el inicio de las labores se rediseñaron algunos elementos para homologar los puentes Guayaquil-Santay y Durán-Santay. “También por las lluvias y aguajes en el sitio de la obra”, explicó Emiliano Sornoza, subdirector técnico del Servicio de Contratación de Obras (Secob).
La enorme estructura, en el centro, posee una parte basculante (es metálica), de 80 metros de extensión, que permite el paso de las embarcaciones. Ese segmento deja libre 48 metros para que circulen dichas naves.
En el lado de la isla Santay, hay 56 familias que habitan en viviendas ecológicas. Además, el sitio cuenta con puestos de comidas, estacionamientos de bicicletas, una cocodrilera (con 12 ejemplares de la especie cocodrylus acutus), baños y senderos. Juan Alejo Chávez, gerente de Proyectos de Turismo Sostenible del Ministerio del Ambiente (MAE), explicó que se buscará que los visitantes tomen conciencia del entorno que los rodea “y hacerlos partícipes del cuidado de la flora y fauna”.
Fuente: El Telégrafo, Decano de la prensa nacional
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